Capítulo Veintisiete.

539 58 11
                                    

Unos meses antes.

-Estas eran las profecías.- Ate colocó tres hojas de papel en frente.- Creo que deberías haberlas visto antes.

-Todo el mundo está constantemente ocultando las cosas de mi...- Veronica tomó las hojas.- Siendo vidente y todo, la gente cree que tiene que protegerme.

-En mi defensa,- Dijo Ate, mirando a Veronica que apenas se había dignado a hacer lo mismo.- Nunca fue con la intención de hacerte daño.

-Le iban a hacer daño a Nico,- Respondió Veronica, sin mirar a su madre biológica.- Por lo que tu causaste.

-Para protegerte a ti.

-Aún no entiendo... Porque te protegió, porque no me dijo la verdad.

Ate guardó silencio, y Veronica revisó las profecías.

"El hijo y la hija de las sombras

Engendraran un hijo

Fruto del incesto la criatura será,

Y en las manos de su madre invidente

Su vida quedará."

"La invidente recibe un regalo

Que no podrá despreciar

Y las sombras y el mar se debatirán

Por su corazón

La mujer decidirá lo que es mejor."

"Cuando la hija que no ve

Conozca al hijo roto del trueno

El amor florecerá brevemente,

Pero el amor de las sombras la contendrá y

A su lado la mantendrá.

Una promesa vieja del trueno,

Le dará la posibilidad de dejar las tinieblas

Pero esto a su amor traicionará."

-¿Cúal es la real?- Le preguntó, al terminar de leerlas.

-¿Por qué lo sabría?- Dijo la diosa.

-Porque todo lo que ha ocurrido partió de ti.- Respondió Ronnie.- Porque sería rídiculo que no lo supieras, si has sabido todo.

-Es la del mar y las sombras.

-¿Para qué me llamaste aquí?- Veronica la miró a los ojos. Ate recordaba que el padre de su bebé tenía los ojos verdes.

-Quería verte.- Respondió la diosa, acercando su mano al vientre de Veronica.- Quería verlos.

-Estás mintiendo.- Dijo la semidiosa.

-Es tan raro...- Ate deslizó la palma por el abdomen de Veronica.- Es tan extraño que alguien sepa cuando estoy mintiendo. Le mentí a Nico cuando hicimos el trato, le dije la profecía que no era, le mentí a Zeus muchas veces, y a millones de otros, pero tú eres la única que sabe cuando miento.

-¿Para que me llamaste aquí?- Veronica colocó la mano en su barriga, y Ate la apartó.

Se habían reunido en la cafetería. El atardecer hacía que todo tuviese un color dorado, pero el día había sido frío. Veronica había ido algo nerviosa a ver a Ate, y Nico se había puesto casi histérico cuando supo que iba a ir. María José, la madre adoptiva de Veronica, había insistido en que quizá no debería ir sola, pero Ate insistió en que debía ir sola.

Blind Spot, Weak Spot. (Di Angelo)Kde žijí příběhy. Začni objevovat