Capítulo Veintiséis.

525 70 12
                                    

Zeus observó a su hija, de rodillas ante él, suplicando piedad.

El resto de los dioses la observaban a su vez. La imagen era familiar y desconocida a la vez: Ate, a punto de ser 'sentenciada' por alguna falta. 

Primero, fue gracias a la falta de la diosa cuando se alió con Hera, el castigo consistió en expulsarla del Olimpo 'permanentemente.

La segunda vez, fue cuando salió a la luz el hecho de que la 'pertenencia' que Ate había entregado a cambio de su vuelta al Olimpo no era realmente suya, sino de una hija semidiosa que nadie conoció realmente. Esta vez, el castigo serie que no estaría físicamente en el Olimpo hasta que le devolviera la vista a su hija.

En ninguna de las ocasiones habían visto a Ate suplicar por piedad, ni llorar. Ella había aceptado sus castigos y se había marchado sin chistar ante las palabras del rey de dioses. Era raro ver a un dios llorar, pero era mucho más raro ver a un dios como Ate (De cosas 'malas' como el engaño) llorar, y era demasiado raro ver a un dios llorar por una cosa... Así.

Las veces anteriores Ate no había llorado, pero ahora...

-No puedes hacer esto...- Las lágrimas surcaban su rostro. Apenas se le había dado el castigo, Ate había enloquecido e intentado huir, pero la habían atrapado al salón del trono.

-Sabías los riesgos de tu forma de actuar.- Dijo Zeus, fríamente.

-¡No! -La diosa lloraba de un forma que hacía estremecer el alma. La última vez que habían visto a alguien llorar así en el Olimpo fue, probablemente, cuando se le comunicó a Deméter que su amada Kore no volvería al Olimpo... Y el lugar en el que estaba.- ¡No te atrevas a...!

-¿A qué?- Zeus se puso de pie, y caminó al rededor de su hija.- ¿Tú te atreves a amenazarme?

-Zeus,-Hera partió tras él, y tomó su mano.- Es suficiente.

-Vuelve a tu lugar, Hera.- Apartó violentamente su mano.

-Zeus,-Dijo entre dientes Hera.- Todos te observan.

-¡Pues que vean!- Agarró entre sus manos el rostro irritado de Ate, que estaba observando el piso en todo momento, y lo alzó en dirección al resto de los dioses.- ¡Que vean que esto es lo que pasa cuando te atreves a faltarme el respeto a mi!

-Esto no se trata de ti.- Intervino esta vez, Perséfone que estaba allí a pesar de que era invierno.- Por una vez, esto no tuvo nada que ver contigo, y--

-¿Qué no tiene que ver conmigo?- Zeus caminó, enfadado, hasta Perséfone, que usaba su trono ya que estaba en el Olimpo como reina del Inframundo y no como diosa de la primavera.- ¿Cómo esto no tendría que ver nada conmigo? ¿Debo recordarte que esa patética diosa que es tu hermana creyó que podría engañarme no una, sino dos veces?

-Si vas a hacer un espectáculo,- Intervino Hades, colocándose entre su esposa y su hermano, ocasionando que el último retrocediera un par de pasos.- Por lo menos no mientas.

-No sé a que te refieres.- Zeus no lo miró.

-No quieres que te mientan,- Dijo Hades.- Pero está ocultando la verdad.

-¿A qué se refiere?- La voz de Ate sonaba agitada y rota, quizá de tanto gritar que la soltaran.

-Él esperó.- Dijo Hades, tomando brevemente la mano de Perséfone y dándole un apretón antes de ir hacia Ate.- Él esperó mucho tiempo, Ate, para hacerte creer que habías logrado tu cometido, él sabe desde hace casi tres meses que--

-No.- Zeus fue hacia ellos dos.- No, no esperé para hacerte creer que habías tenido éxito.- Señaló a Hades con el dedo.- Si eso es lo que crees, estás equivocado.

Blind Spot, Weak Spot. (Di Angelo)Where stories live. Discover now