Se iría después de la fiesta de graduación. Dos días después, ella se iría junto con Nico al campamento mestizo.
Cuando volvió a la casa, luego de haberse quedado en lo de Nico por tres días, su madre fue la primera en hablarle. Le pidió perdón, por no decirlo antes e incluso por haber creado una elaborada historia de lo que había pasado el día que la había 'dado a luz'
Eso último quizá era lo que más enojaba a Veronica. Su madre había inventado un historia, hasta el último detalle, con tal de no dejar lugar a dudas de que era su madre biológica. Además, al ser ella una persona invidente, no había forma de que al ver una foto de su madre, en los meses en los que se suponía estaba embarazada de ella, Veronica notara que la mujer no estaba esperando un bebé. Era sumamente sencillo mentirle a Veronica respecto a esto, entre otras cosas porque mientras sus hermanos y hermanas eran rubios o castaños, morenos o bronceados, de ojos cafés o celestes, ella tenía el pelo negro, era sumamente pálida y sus ojos no tenían color, al ser ciega.
No tenía como notarlo, y eso era lo que más rabia le daba. Sentía que se habían aprovechado de su condición como persona invidente para poder mentirle descaradamente.
Por otro lado, quería comprender a su madre. De verdad, quería entender porqué le había mentido, quería sentir que era lo justo y no sentirse traicionada por ella pero le era imposible. Era su mamá, quizá una de las personas que más amaba, y por eso mismo no podía creer que no le hubiese dicho la verdad.
-Ronnie,-Los golpes en la puerta llamaron su atención.
-Espera.-Respondió ella.
- ¿Podemos hablar?-Le dijo, aún al otro lado de la puerta.
-Pasa.
-Está bien.
-¿Qué quieres Matt?-Veronica estaba sentada en su cama, con una playera de Nico y un pantalón de pijama suyo. Seguramente estaba bajo las mantas antes, porque ya era tarde y debía estar intentando dormir cuando él llegó.
Su hermano se sentó junto a ella en cama, y pasó un brazo por detrás de su espalda, abrazándola. Notó que Veronica se mantenía tensa.
-¿También estás enojada conmigo, hermanita?
-Si.-Dijo, girándose en su cama y cubriéndose con sus mantas.
Aún recordaba el día en el que había llegado. Él tenía 7 años, Diego 6 y ella 3. Era lo suficientemente mayor, al igual que Diego, para saber que los niños pequeños no aparecían por arte de magia, además de notar que su madre seguía embarazada y esta niña era una, no dos como mamá había prometido.
Mamá les dijo que ella se llamaba Veronica, y que era su hermana. Diego lo aceptó a buenas y a primeras, pero con él costó un poco más. Le daba un poco de miedo, porque no hablaba y sus ojos daban cosa.
Cuando le preguntó a su madre por este último detalle, ella le explicó que Veronica era ciega. No veía nada, pero podía oír, caminar, hablar y hacer todo lo demás. Eso si, mamá dijo que no debían dejarla sola, porque podía hacerse daño.
Matthew recuerda que en ese minuto se sintió un hermano mayor muy mayor. Diego no era mucho más pequeño que él, por lo que no sentía eso de que había que cuidarlo, además podían jugar brusco y todo eso, juntos, por lo que él le parecía más un equivalente que un hermano menor. Sin embargo, Veronica era diferente.
Primero que nada, era una niña, y las niñas no les gustaba jugar brusco porque les dolía, además ella parecía estar muy triste y no le gustaba, porque si era su hermana, era familia, y si era familia a Matt no le gustaba verla triste. Lo tercero era eso de que no veía. A él le daba miedo la oscuridad, porque eso era como no ver, y pensar en que ella estaba a oscuras constantemente le daba mucha tristeza.
