Capítulo 36. [Final]

896 87 231
                                    

| Fox |

— Vamos, no es tan complicado —dijo Meg mientras me llevaba hacia la habitación de Golden—. Es sólo decirle que ya lo perdonaste y listo.

— Lo dices porque no eres tú la que lo tiene que hacer —reclamé.

— Me lo imagino y sigue sin parecerme tan difícil. Confiésale tus sentimientos. También, cuando estén en mucha confianza otra vez, dile acerca de tus fantasías más oscuras, a ver si tienes suerte y terminan haciendo el amor. Aprovecha que son hombres y no hay riesgo de embarazo, puedes primero darle tú y después si tienen energía él te dé a ti o... —la interrumpí, estaba rojo de la vergüenza.

— ¡Meg, ya cállate por favor! —exclamé, cortas imágenes mentales vinieron a mi mente haciendo ese sonrojo aún peor.

— ¿Pero qué dije de malo? En un futuro cuando terminen la Secundaria que, por cierto, no queda mucho y se vayan a vivir juntos van a hacerlo, simplemente me adelanto. Además, no eres una criatura de Dios, ya le hiciste sexo oral a alguien que no quiero ni nombrar pero sabes a quién me refiero~ de todas formas me fui del tema y ya llegamos a nuestro destino. Ve y sean felices por siempre —me empujó para luego huir, dejándome con las palabras en la boca. Mis nervios estaban a tope, por favor Fox, no seas un cobarde. Toqué.

— ¿Sí? —el rubio se asomó un poco— Ah, hola —sonrió al verme. Abrió completamente la puerta.

— Eh, hola... —sin pedir permiso alguno, pasé. No pareció molestarse— Voy a ser rápido, no esperes mucho de mí —tampoco esperes mucho romanticismo porque no sirvo para eso.

— ¿Qué tiene usted el honor de decirme en este día? —que refinado. Tomé aire y traté de calmarme. El recuerdo de cuando me declaré apareció en mi cabeza, estaba exactamente o un poco más nervioso.

— ¿Recuerdas que hace unas tres semanas te dije que dudaba acerca de haberte perdonado? — ¿Cómo no lo va a recordar? ¿Soy estúpido o qué? — Bueno, porque, digamos que... yateperdoné —lo último lo dije tan rápido que apenas yo me entendí.

— ¿Qué dijiste? ¿Puedes volver a repetirlo? —maldita sea.

— Que ya te... perdoné, eso —espero que no se largue a llorar de nuevo.

— ¡¿De verdad?! —Volvió a abrazarme, tal como antes— Me haces el chico más feliz del mundo —esta vez le correspondí el abrazo. Nos quedamos así por varios minutos hasta que él decidió separarse y romper el silencio—. Esto... ¿significa que somos novios de vuelta?

— No sé, queda a tu decisión —esa es mi forma de decir "Sí, quiero volver a ser tu novio pero no quiero preguntártelo".

— Si fuera por mí ya estaríamos casados, así que estaría más que feliz de volver a tener una relación contigo —que sincero.

El impulso de besarlo volvió, esta vez no me resistí. Lo besé con todo el amor que le tenía, más había sido opacado por el odio de su anterior elección. No tardó en corresponderme. El momento era perfecto, silencio absoluto, sólo nosotros dos y nuestro amor. Estuvimos besándonos por algunos minutos, hasta que "alguien" abrió sin siquiera tocar.

En estos momentos tendría un ataque al corazón si no fuera porque escuché la voz de la albina a lo lejos, era obvio que era ella. Estaba junto a Bon.

— Parejita de enamorados, lamento interrumpir pero es la hora de la cena. Vengan, antes de que nos roben un buen lugar. Por cierto, no se preocupen por Bon, él no juzga a la gente por sus preferencias. Ya que están, salúdense.

— Pensé que eran heterosexuales, no mentiré. Esto me ha tomado por sorpresa —vaya forma de saludar.

— Sí, casi todos lo piensan, pocos son los que saben la verdad. Mientras no digas nada a los del colegio no tengo problema en que sepas —contestó el de ojos plateados.

Blanco. | Golxy |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora