Capítulo 2.

2.1K 211 215
                                    

— Quisiera con salsa de tomate, por favor —pedí a la señora que servía el spaghetti, ella muy amable me lo dio y fui a sentarme a la mesa. Tardé un poco, ya que estaba buscando a alguien, y ese alguien era Bonnie. Por suerte no tenía a nadie a su lado.

Bonnie... ¿cómo explicarlo? Lo amo. Desde que llegué me ha tratado con tanta amabilidad que terminé cayendo a sus pies. Siento que soy un poco enamoradizo... o no, no lo sé, tengo trece en este mismo momento ¿dos años es poco tiempo?

Ya nos habíamos saludado con anterioridad, así que simplemente y en silencio me senté.

Todo estaba bien, hasta que llegó Lily... por Buda o quién sea, ella es la chica más homofóbica que conozco, y eso que es atea. Me da asco con sólo verla, con sólo escuchar su estúpida e insufrible voz. Siempre que habla, es para decir algo malo. Ahora que lo pienso, jamás escuché a Bonnie hablar de la homosexualidad o la transexualidad ¿me pregunto qué pensará? Espero que nada malo, aunque si se habla con Lily... mejor no pienso en eso. Tengo que ser positivo.

— No sabes de lo que me enteré... —dijo ella. Tratando de no ser muy obvio, intenté prestar atención. Me gusta el chisme, para qué ocultarlo.

— A ver cuenta, vamos —contestó el pelimorado.

— Fede y Félix, si, esos con los que siempre me hablaba, los descubrí besándose. No tuve más opción que cortar todo vínculo con ellos, qué triste, con lo mucho que me gustaba Fede y es un marica más del montón. Intentaron explicarme y que era un malentendido, pero el trauma que me dejaron habla por sí solo — ¿En serio? ¡Se nota a kilómetros que esos dos son pareja! ¿Por qué te crees que siempre se la pasan encerrados en la habitación de Félix? ¿Piensas que juegan a las cartas o algo? No serán mis amigos, pero la habitación del chico con cabello rosa está pegada a la mía, y siempre pero SIEMPRE veo a Fede entrar con él— ¿Qué piensas, Bonnie? —Oh no, aquí va. Estoy nervioso.

— Primero, qué asco. Vas a necesitar años de terapia para superar esa atrocidad. Segundo, deberían quemarlos, como a todos los maricas. Ya que estamos de paso, a los idiotas que dicen "ay soy un hombre encerrado en el cuerpo de una mujer" y viceversa, acepten que si tienen pene son hombres y si tienen vagina mujeres, nada va a cambiar eso por mucho que lo intenten —la de lentes rio un poco.

— Sí, tienes razón —respondió.

Creo que escuché algo romperse... ah sí, es mi corazón. Comí velozmente y me fui corriendo de ahí lo más rápido que pude.

Por desgracia no llegué a tiempo a mi habitación, por lo que tuve que detenerme a llorar debajo de unos de los árboles del patio.

Demonios.

Blanco. | Golxy |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora