3. Alice Harries

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-Bailo desde los cinco años más o menos, es lo único en lo que soy buena, creo.

-Debes ser realmente buena.

-Eso dice mi profesora, pero creo que exagera.

-¿Y qué dicen tus padres?

-No lo sé, no me gusta bailar frente a los demás –admitió- Lo siento como algo mío, es como mi terapia personal, ¿alguna vez te has sentido con ganas de alejarte de todos los que te rodean y simplemente descargarte en algo? –preguntó con pesar.

-Yo… -estaba sorprendido.

-Sí, eso pensé, no importa.

-No es eso, es que yo… me pasa algo parecido, me encierro en el Búnker 9 y comienzo a construir o reparar cosas. Esa es mi terapia.

-Vaya –me miró fijo- Leo Valdez, creo que seremos buenos amigos.

Habíamos tomado un taxi en Manhattan camino al campamento, ¡diablos! Como odiaba los coches, me mareaba, aunque dicho eso, también me mareaba hablar con chicas, y hoy había experimentado las dos cosas. Me sentía a punto de vomitar, claro que estaba del lado de la ventanilla con la cabeza afuera como si fuese un perro. Piper ahora bromeaba con que me lanzaría pelotas y palos y que enterrara huesos, Alice se limitó a reír. Las observé por el espejo retrovisor y las vi hablando y riendo, se notaba que ya eran amigas. Hum, ¿de quién será hija? Podría ser hija de Ares, ya que pelea bien, o hija de Afrodita, porque es linda y eh… bueno, ahora no tenía idea.

-¿Seguros que bajaran aquí? –nos preguntó el taxista cuando llegamos a la montaña del campamento.

-Sí –Piper le dio el dinero y todos nos bajamos y nos pusimos en marcha.

<Alice.>

Me quedé sin habla, todo era tan inmenso y hermoso. Tanto las veinte cabañas ubicadas, como los campos de entrenamiento, el bosque, la playa… Y los combates con espadas, arco y flecha, atletismo. Todo se ve genial, eh bueno omitamos el hecho de que nunca hice nada de esto y que básicamente soy una inútil en todo, a excepción del baile.

-Valdez –oí que lo llamaban al unísono una pareja que venía tomados de la mano. El chico era muy guapo con cabello oscuro despeinado y ojos verde mar, por otra parte, la chica tenía el cabello rubio ondulado por media espalda y ojos grises que te daban la impresión de estar analizándote.

- Hey Percy, Annabeth –los saludó el sonrientes, y luego me señaló con el mentón- Ella es Alice, Quirón nos pidió que la trajéramos.

-Hola –saludé acompañado con un gesto de mano.

-Tendremos que mostrarte el campamento –dijo Piper con una amplia sonrisa- ¿Leo? ¿Me acompañas?

-Ya me conoces –sonrió con autosuficiencia, pero por alguna razón, sus sonrisas no parecían engreídas por más que lo intentara, sólo le daba otra pizca más a su sentido del humor.

-Antes tendrá que conocer a Quirón –replicó Annabeth.

-Te encantará estar aquí, Alice. Ya lo verás, pronto se convertirá en un segundo hogar para ti –comentó Percy.

-¿Estás reconocida? –me preguntó la rubia.

-No.

-Ya verás que tu padre/madre lo hará, tarde o temprano lo hará –me dijo Percy, intentando animarme.

-Buena suerte –Annabeth sonrió y acto seguido se fue con Percy a la playa tomados de la mano.

-Hablando de de padres… -miré a Piper- ¿Tienes algún tipo de teléfono aquí? Yo… quiero hablar con mi madre, acerca de algunas dudas que tengo. –tragué saliva- Será rápido, lo prometo –agregué.

-Annabeth tiene, ¿qué te parece si primero vas con Quirón? –me animó- Está en la Casa Grande –indicó señalando a ¿una gran casa? Bueno, eso lo explica.

-De acuerdo, gracias –sonreí.

-¿Quieres que te acompañe? –me preguntó mi amigo de melena rizada.

-No te preocupes, dudo mucho perderme. –reí.

-Bien, supongo que te veremos en la cena –dijo la morocha- Si necesitas algo, estaré en la cabaña 10 –dijo señalando a la gran cabaña rosa llena de flores, con una mueca.

-¡Y yo en la 9! –agregó Leo señalando a la cabaña de al lado.

 -Gracias por todo, enserio –agradecí por última vez y me encaminé hacia la Casa Grande para hablar con el tal Quirón.

Fix Me {Leo Valdez}Onde histórias criam vida. Descubra agora