Capítulo ∞ 40

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40

"La esperanza es un estimulante vital muy superior a la suerte."

***

DANIEL

Ahora mismo me encuentro en un rompecabezas al cual le falta una pieza. Así me siento. Incompleto.

No encuentro las palabras exactas para describirla, simplemente puedo decir que ella es maravillosa. Una de las mejores personas que he conocido jamás. No es una chica ordinaria, como cualquier otra, sino que es singular de mil formas distintas y precisamente eso la hace tan especial. Ella no tiene rubios cabellos, ni rosadas mejillas y sus ojos tampoco son azules como el mar. Su cabello no es lacio ni le llega hasta las caderas. No es alta y mucho menos glamurosa.

Ella es fría, calculadora y reservada, pero también una persona que sabe apreciar el arte, que le gustan las películas anticuadas y con el sentido del humor más extraño del mundo. Es lista, ¡vaya que sí lo es! Le encanta decir que yo estoy equivocado, por razones que aún desconozco.

Nunca intenté descifrarla porque cada mujer es diferente, no puedes fingir que las entiendes.

Y precisamente ese es mi problema. No logro entenderla. No comprendo por qué hace lo que hace ni cuáles son sus motivos, y eso me rompe en mil pedazos. Me desespera no saber cómo puedo ayudarla o apoyarla en este momento.

Ella simplemente decidió alejarse, como si con eso resolviera todo.

Qué equivocada está.

Marco una y otra vez su número pero ella no me contesta. Aun así no me cansaré de hacerlo, si tengo que llamarla mil veces entonces mil veces lo haré.

Pero mientras lo hago no estoy en mi casa, esperando por el milagro. No. Voy de camino hacia el aeropuerto que por suerte está a quince minutos.

No entiendo qué me pasó hace dos días ni por qué me resigné y dejé que Nena acabara con todo así como así. En ese momento no se sentía correcto lo que estábamos haciendo, pero parecía como si ella tuviera la razón. Como si el estar juntos fuese una mala idea. Pero no es cierto, nada de lo que dijo.

Necesito hacerle entender que lo nuestro vale la pena. No voy a pedirle que se quede en Palma, porque sé que todo lo que es importante para ella se encuentra en su país, no aquí. Pero sí quiero que sepa que lo nuestro también es importante, y que si tuviera que dejar todo tirado e irme a Colombia junto a ella, lo haría. Después de todo, no tengo a nadie aquí, además de Manuel.

Conduzco con una mano y con la otra sostengo mi teléfono móvil contra mi oreja, rezando porque me coja la llamada. No lo hace.

—Maldición —murmuro, comenzando a desesperarme.

Lo único que me tranquiliza es que ella aún debe estar en el aeropuerto. Katherin fue la que me dijo el número de su vuelo y la hora a la que saldría, aunque conociendo a Nena debe estar ahí desde hace mucho. Kathe decidió quedarse hasta que acabara su contrato, y mientras tanto cumplir con las tareas de Nena hasta que llegue una nueva fisioterapeuta al club.

Doy vuelta en la esquina y finalmente comienzo a divisar el aeropuerto. Aparco en cualquier lugar y de cualquier manera y salgo corriendo hacia el módulo D, donde se encuentra ella. Comienzo a buscarla entre la multitud, al mismo tiempo que sigo llamándola al móvil.

Una cabellera crespa entra en mi campo de visión e inmediatamente comienzo a dirigirme hacia ella, pero me detengo abruptamente. Está lanzando su teléfono al bote de basura. Aún mantengo el mío contra mi oreja mientras la veo volver a su lugar y tomar de vuelta el periódico entre sus manos.

Permanezco de pie, observándola.

Me consumen las ganas de acercarme a ella y rogarle por otra oportunidad. De cruzar el espacio que nos separa en dos zancadas y besarla. Quiero decirle cuánto la amo, y cuánto quiero dejar todo por estar junto a ella. Contarle mil y una veces cómo me he sentido hacia ella desde el primer momento en que puse mis ojos sobre ella para que se dé cuenta de que lo nuestro no es simple casualidad.

Pero no lo hago.

No lo hago porque ella me lo pidió. Dijo que no quiere cambiar su decisión, pero en realidad, en este momento me doy cuenta de que no puede cambiarla. No voy a obligarla a que la cambie sólo por mí.

En vez de eso doy media vuelta y me alejo de ella.

Quiero jodidamente estar con ella. Pero también quiero que ella decida, que ella haga lo que dicte su corazón, que ella continúe con esto por el simple hecho de que esa es su voluntad. Por eso, también voy a decidir, hacer lo que dicte mi corazón, y hacerlo por convicción.

Necesito asegurar mi futuro, mi felicidad y la suya, y para eso tengo que dejarla ir justo ahora.

***

Capítulo corto, pero sustancioso. La próxima semana subo el epílogo, las explicaciones sobre esta parte y la segunda, y los agradecimientos.

Cenizas de un amor olvidado © | #1Where stories live. Discover now