Capítulo ∞ 27

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DANIEL

Sin poder resistirme más tomo mi teléfono y la llamo. Desde ayer he sentido tanta ansiedad cuando dejé que se marchara después de que me contara un secreto como aquel. No se sintió bien y quiero saber cómo está ella en estos momentos, o escuchar su voz, o verla. Necesito verla.

Me cambio la camiseta que tenía por un suéter azul y tomo mi abrigo para salir. Manuel se ha ido con Katherin a ver uno de los lugares que han pensado rentar, por lo tanto, se ha llevado el auto así que debo ir en mi motocicleta. Nena no quiso salir de casa hoy y eso me preocupa mucho ahora que conozco parte de su pasado.

Agarro los dos cascos y abro la puerta apresuradamente, pero antes de siquiera poner un pie fuera del apartamento me encuentro con Nena a punto de tocar la puerta.

—Oh —es lo primero que se me escapa.

—Hola a ti también —dice ella con una pequeña sonrisa—. ¿Puedo pasar? —pregunta al ver que no me muevo.

Me aclaro la garganta y me hago a un lado para que ella entre en el apartamento. Dejo los cascos sobre la mesa y la sigo hasta la sala mientras me quito el abrigo. Ella se sienta en un sillón individual y yo lo hago en el sofá que hay junto a ella. Observa mi abrigo, el cual he dejado en el respaldo del otro sillón, y luego mira los cascos sobre la mesa.

—Parece que ibas a salir, lo siento —dice con nerviosismo y repentinamente se pone de pie—. Puedo volver más tarde si quieres...

—¡No! —digo con más entusiasmo del que quería—. No, no. En realidad iba a verte.

—¿A mí? —Frunce el ceño.

—Sí. Al parecer no terminamos de hablar ayer.

Ella asiente y desvía la mirada a sus manos entrelazadas sobre su regazo. Se ve realmente incómoda. Quiero jodidamente acercarme a ella, abrazarla y prometerle que todo sigue como antes, que no me molesta el hecho de que me haya ocultado una parte de su vida, porque sé que eso es lo que la preocupa; pero quiero darle su espacio, al menos por un rato.

—¿Quieres algo de beber? —pregunto poniéndome de pie.

—Agua estará bien.

Voy por un vaso y cuando se lo entrego sigue viéndose igual o aún más nerviosa que antes.

—Sólo tienes que decirlo, Nena.

—¿Qué cosa? —pregunta con pánico.

—Lo que sea que estés pensando. —Me encojo de hombros para aligerar el ambiente.

—Es que... —dice con voz temblorosa y esa es mi señal para ponerme de pie y acabar con la distancia que nos separa. Me arrodillo frente a ella y le quito el vaso de agua, lo pongo sobre la mesilla y tomo sus manos entre las mías.

—Escucha, comprendo completamente por lo que pasaste Nena. Yo también perdí a alguien muy preciado para mí y sé lo que se siente, así que no te sientas culpable o asustada por cómo voy a reaccionar cuando me cuentes X o Y cosa de lo que sea que te preocupe. Siempre voy a estar aquí para ti y no quiero que dudes de eso, porque no estoy yendo a ninguna parte si no es contigo.

Ella asiente, pero aún sigue con la mirada fija en nuestras manos unidas

—Mírame, Nena. Lo único que te pido, y creo que en una ocasión te lo he mencionado, es que seas sincera conmigo, sólo eso. Así que lo que sea que estés pensando en este momento, por favor compártelo conmigo.

—Yo... —Se atraganta y un sollozo se le escapa cuando me mira con sus ojos llenos de lágrimas a punto de derramarse—. Lo extraño y no he sido capaz de olvidarlo aún estando contigo y... los últimos años no he sabido cómo manejar estas situaciones, ¿sabes? Es más, tú eres la primera persona con la que salgo oficialmente desde que él murió y siento que estoy echando las cosas a perder porque aún no he podido olvidar a Bran, pero tú en serio me gustas y quiero que las cosas funcionen para nosotros porque quiero volver a sentirme viva y yo... yo no sé...

Acerco mis labios a los suyos y los uno, deteniendo su parloteo. Me alejo un poco y acaricio el dorso de su mano con mis pulgares en un intento de calmarla. Me pongo de pie y hago que ella también lo haga, abrazándola fuertemente.

—Tres cosas. La primera: está bien que lo extrañes porque ha sido alguien que una vez significó la vida para ti y que, de un día para otro, dejó de estar, pero no porque él quisiera sino porque partió de este mundo antes que nosotros por cosas de la vida.

—La vida es una perra —murmura, haciéndome imposible no reír ante su comentario.

—La vida no es una perra, sólo nos pone a prueba. —Me aclaro la garganta y continúo—. La segunda: no tienes que olvidarlo, Nena. Recuérdalo tanto como quieras porque si no lo haces no estás siendo justa con él.

—¿A qué te refieres con que no estoy siendo justa? —Se retira un poco para poder verme pero sin romper el abrazo.

—Los mejores momentos de tu vida los pasaste con esa persona. No merece ser olvidado, sino recordado como algo bueno. —La aprieto un poco para enfatizar mis palabras—. Y la tercera: también quiero que las cosas vayan viento en popa en nuestra relación, pero siempre van a haber altibajos, y es normal, así que no debes preocuparte por eso, ¿vale?

Ella se retira un poco y me toma de las manos.

—¿Cómo es que siempre sabes exactamente qué decir?

—¿Será porque soy extremadamente fabuloso? —bromeo y ella se ríe, golpeando suavemente mi pecho. Me siento nuevamente en el sofá y esta vez ella se sienta a mi lado así que paso mi brazo sobre sus hombros—. Creo que después de perder a mi padre a los 9 años tuve que madurar muy rápido y comprender algunas cosas antes de tiempo.

Ella deja escapar un suspiro y se acomoda mejor a mi lado, entrelazando sus dedos con los míos, y ese simple gesto me dice todo lo que necesito saber.

***

¡Nuevo, nuevo!

Cenizas de un amor olvidado © | #1Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum