Capítulo ∞ 37

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37

"Crecer, no significa dejar de soñar."

***

NENA

—Eh, ¿corazón? —dice Daniel, intentando no mover mucho sus labios.

—Ajá —murmuro. Trato de no distraerme puesto que esta tarea requiere de toda mi concentración.

—¿Me puedes recordar por qué estamos haciendo esto?

—Estamos pasando tiempo de calidad en pareja, ¿te molesta? —Intento levantar mi ceja pero recapacito antes de hacerlo.

—No, no, para nada. Pero esto es extraño.

Examina la mascarilla entre sus dedos, tantea su textura y la vuelve a poner en el recipiente, limpiándose los dedos en una servilleta. Hoy es día de spa. Me costó muchísimo convencerlo como para que se venga a echar para atrás justo ahora.

—Relájate, palmesano. Cuando veas el resultado no te vas a quejar.

—Eso espero... ¿De qué está hecha esta cosa? —pregunta con asco, observando la mezcla en el recipiente.

—Tiene banano, miel, avena en hojuelas y vitamina E.

—¿La puedo comer? —pregunta esperanzado tomando el frasco. Inmediatamente se lo saco de las manos.

—No, no puedes. —Aplico la última capa y cierro el envase—. Listo. Ahora esperemos a que se ponga dura.

—¿Que se ponga dura qué cosa? —pregunta, dedicándome una mirada significativa, subiendo y bajando sus cejas.

Intento no reír puesto que eso arruinará mi mascarilla. Casi fracaso.

—No me hagas reír, tonto —digo entre dientes—. Arruinarás todo mi trabajo.

—Sólo hice una pregunta.

—No sabía que podías llegar a ser tan pervertido. —Niego con la cabeza y comienzo a acomodar todo lo que tenemos regado en el mesón de la cocina.

—No estoy siendo pervertido, cariño. Se llama doble sentido. Yo sólo hice una pregunta y pensaste algo que no era. ¿Dime quién es la pervertida? —Intenta poner una expresión de inocencia, pero con la máscara le resulta un poco difícil—. Ya me quiero quitar esto.

—No han pasado ni cinco minutos. Deja la impaciencia.

Nos encontramos en su apartamento, llevando a cabo nuestra noche de spa. Llegamos hace como dos horas del trabajo así que se me ocurrió que podíamos hacer algo juntos, y qué mejor forma de pasar el tiempo que haciéndonos mascarillas.

—¿Eres consciente de que esto no es algo que normalmente hagamos los chicos? —se queja nuevamente.

—Hace mucho no me hago una de estas. Déjame ser feliz.

—Lo sé, lo que no entiendo es por qué experimentas conmigo.

—Porque me gusta hacérselo a los demás también.

—¿Hacerles qué exactamente? —vuelve a hacer ese extraño baile con sus cejas.

—¡Deja de malinterpretar lo que digo! —exclamo con frustración. Él se ríe, arruinando un poco su mascarilla en las comisuras de sus labios y ojos.

—En serio, si querías experimentar ahí tienes a Katherin. —Señala hacia el sofá donde Mathe está haciendo locha. Niego con la cabeza y vuelvo nuevamente la mirada hacia Daniel.

Cenizas de un amor olvidado © | #1Where stories live. Discover now