Capítulo ∞ 7

829 63 14
                                    

7

"La felicidad es amor, no otra cosa. El que sabe amar es feliz."

***

NENA

Nos dieron el día de hoy libre a Kathe y a mí para que pudiéramos hacer nuestras maletas. No nos tomó nada hacerlas, más que todo porque aún hay cosas que no hemos desempacado. Por eso, después de empacar un par de cosas, me dedico a desperdiciar mi tiempo.

Paso foto tras foto, álbum tras álbum, totalmente consciente de que esto no me ayuda, sino que empeora la situación. Nuestras sonrisas, nuestras manos entrelazadas, el parque, el lago, todo es perfecto. Todo era perfecto.

Aún me cuesta creer que todo terminó en un abrir y cerrar de ojos. Tanto tiempo compartido y tantas alegrías vividas se esfumaron con él.

«Cuando pienso en todos los años que hemos puesto en esta relación... Nunca creí que llegaríamos tan lejos»

Una lágrima se desliza por mi rostro cuando recuerdo aquellas palabras. ¿Por qué todo tenía que terminar para nosotros?

—¡Amigaaaaa! —Katherin entra corriendo a mi cuarto. Me deshago rápidamente de aquella lágrima rebelde antes de que ella la vea.

—Claro, pasa —digo con sarcasmo. Cierro el ordenador donde se reproducían las fotos y lo dejo a un lado para prestarle atención.

—¡He aprendido palabras en español! —dice con emoción.

—Eh, Kathe, por si no lo sabías, nosotras hablamos español —le aclaro con el ceño fruncido.

—Lo sé, tonta. Hablo de español españolete. De ese que estamos hartas de escuchar durante mes y medio sin entender ni pío.

—A ver, ¿qué has aprendido? —Cruzo mis piernas una sobre la otra y le pongo toda mi atención. Si quiero sobrevivir un año en España tengo que aprender la jerga española.

—Poné atención, lo explicaré de una forma fácil para que lo podás entender.

—Gracias por decirme retrasada. —Pongo los ojos en blanco, pero ella me ignora y sigue hablando.

—«Gamberro» es un delincuente, como mi primer novio. «Gilipollas» es un estúpido, igual que tus hermanos. «Chaval» es...

—¡Oye! No hables así de ellos —la reprendo.

—Sabes que es cierto —se excusa, encogiéndose de hombros.

—No importa. Prosigue —la insto con mi mano.

—Al trabajo le dicen «curro» y cuando algo es súper chévere dicen dizque «mola mogollón». —Su risa histérica inunda la habitación y no puedo evitar sonreír ligeramente, pero no por su nuevo descubrimiento en vocabulario de españolete, sino porque al menos ella está disfrutando de su estadía aquí.

Ella, al parecer, se percata de que no la acompaño en su ataque de risa y se detiene para mirarme fijamente. Inmediatamente su expresión cambia de la alegría a la preocupación.

—Oye —murmura como si tuviera miedo de hablar una octava más alta—. ¿Qué pasa, Nena?

—No es nada, sólo me agrada verte tan feliz. —Una pequeña lágrima se desliza sin mi consentimiento por mi mejilla hasta llegar a mi barbilla.

—Ay, amiga. —Ella se acerca y me da un fuerte abrazo—. Sé que no he estado lo suficientemente atenta, pero podés hablar conmigo de lo que sea, sabés eso, ¿no? —Se retira un poco y me mira directo a los ojos—. Sé que no te gusta hablar sobre Brandon, pero si necesitás desahogarte podés hacerlo conmigo. Te entenderé.

Cenizas de un amor olvidado © | #1Where stories live. Discover now