Capítulo ∞ 6

912 68 15
                                    

6

"El arte de ser tú mismo es tu expresión de sinceridad."

***

DANIEL

Sin más que hacer decido devolverme a la playa. Nena se ha ido y ya no tengo a quien molestar. Camino sin prisas, deleitándome con la brisa marina. Mientras lo hago, comienzo a analizar a la chica que ocupa mis pensamientos.

Nena es una persona poco común, y no me refiero sólo a su apariencia, sino también a su personalidad. A veces bromea conmigo, pero otras veces parece como si me quisiera lo más lejos posible. Sus cambios de humor son algo con lo que debo aprender a lidiar.

Cualquier otra chica hace mucho hubiera cedido a mis peticiones, pero ella no. Cualquier otra chica se hubiera quedado conmigo un rato en la playa, pero ella no. Cualquier otra chica me diría cuál es su maldito problema, pero ella no.

Nada es previsible cuando se trata de ella.

—¡Eh, Dani! —gritan a lo lejos. Achico un poco los ojos para poder fijarme bien y observo a Manu acercándose a mí trotando.

—¿Qué pasa, hermano?

—Voy a ir con Kathe por unos tragos y... Oye, ¿dónde está Nena? —Frunce el ceño al darse cuenta de que vengo solo.

—Se ha ido. —Me encojo de hombros.

—Oh... En ese caso, ¿quieres venir con nosotros? —pregunta mi rubio amigo.

—No, tío. No quiero ver cómo compartes tu saliva, la cual está combinada con la saliva de cientos de chicas, y luego las mezclas con las de la doctorzuela. Paso. —Pongo una expresión exagerada de desagrado.

—Oye. —Me propina un golpe en el hombro—. No digas eso en voz alta y menos con Kathe por aquí. Me la vas a espantar.

—Lo que digas. —Pongo los ojos en blanco.

En ese preciso momento aparece Katherin en mi campo de visión un par de metros atrás, dirigiéndose directamente hacia nosotros.

—Oh, Daniel, también estás aquí —dice, luciendo sorprendida.

Se acerca a mí, y pienso que me saludará con un apretón de manos o máximo un beso en la mejilla, pero en vez de eso me da un fuerte abrazo que me coge desprevenido.

—¿Has visto a Nena? Dejó mis cosas tiradas en la arena —comenta Katherin en cuanto se separa de mí.

—Se fue hace unos minutos.

—Tendré que hablar seriamente con esa muchacha —dice, entrecerrando los ojos—. En fin, Manu y yo vamos por unos tragos. ¿Te nos unes?

Miro a Manuel y rápidamente vuelvo a mirar a Katherin. Niego con la cabeza.

—No, no. Tengo... cosas importantes que hacer. —Intento sonar lo más convincente posible.

—Changos —murmura con decepción.

—De todas formas, Kathe y yo estaremos en La Lonja por si te quieres pasar más tarde.

—Vale, vale. Que os divirtáis.

Me despido con un gesto de la mano y camino en dirección a la avenida. No me queda de otra que irme hacia el apartamento. Por suerte vivimos a unas cuantas calles en una de las mejores zonas aquí en Palma.

Manu y yo decidimos independizarnos tan pronto cumplimos la mayoría de edad, por ende, no fue nada fácil llegar a donde nos encontramos ahora. Pero nada en esta vida viene en bandeja de plata. Hay que sudarla para conseguir lo que deseamos, y justo eso hicimos.

Cenizas de un amor olvidado © | #1Where stories live. Discover now