Camila
Después de dos semanas, y varias visitas a las tiendas de segunda mano y antigüedades para abastecerme de telas, mi apartamento está finalmente completo. Los colores brillantes y fotos personales, mi casa es un lugar de amor y felicidad, y todo lo que entra en conflicto con ella se quedará en la puerta de entrada en el camino. Ahora que estoy instalada, me decidí a teñirme el pelo y el crecimiento de mis raíces inspiró mi decisión de probar mi color natural, por una vez. He tenido el arco iris completo, aunque más a menudo rosa, de alguna manera, y ahora me quedé sin ideas. Mi pequeño proyecto para el cultivo que se ha traducido en una longitud de unos pocos centímetros por debajo de las axilas. Tengo mi flequillo contundente recto en la frente me lo corté de nuevo y lo tengo color castaño, una combinación perfecta. Lauren y mi hermana van a venir para la cena y una noche de cine, pero he llegado a casa antes de lo previsto. Voy a hacer algo que he estado postergando todo el tiempo que he vuelto.
Voy a mi armario y saco una caja de cartón grande que me escondí en casa de mis padres, antes de salir de San Francisco.
Me siento en mi cama con las piernas cruzadas y el gran paquete delante de mí, mis dedos tiemblan con la necesidad de abrirlo. Dudo, sin embargo. No sé qué emociones podría traer abrirlo. Pero este es otro paso importante que tengo que tomar.
Con unas tijeras, empiezo a cortar demasiado entusiastamente de la cinta con la que cerré la tapa. Una vez la tengo a pesar de todo, la abro, revelando el contenido. En la parte superior hay un disco de todas mis fotos de _____, que quité de mi ordenador portátil. Me da vergüenza incluso ahora, parece obsesivo. La mayoría de las chicas harían esto, ¿verdad?
Por primera vez desde que me fui, me permito pensar totalmente en ella. Cierro los ojos y visualizo cómo se veía, su pelo negro como la tinta y la forma en que enmarcaba su rostro, sus magníficos ojos marrón café, y toda la emoción que tenían, la estructura perfecta de su nariz, los pómulos y la mandíbula, sus sedosos y suaves labios, y su perfectamente esculpido y firme cuerpo. Me acuerdo de todo, su gran variedad de expresiones, la forma suave y lenta que hablaba, y su forma de sentir. Incluso puedo recordar su olor — no su colonia, o su jabón, sólo ella. _____. No puedo creer lo vivo que es mi recuerdo de ella todavía, podría estar de pie aquí, frente a mí. Es increíble, también puedo recordar el instante en que se quitó el casco el día que casi chocamos. Casi pierdo mi mente.
Siempre fue la elegida. Recordar esto no me hace querer llorar, me hace sonreír. Yo no le he dado este nivel de pensamiento y se siente maravilloso hacerlo ahora. —Dios, Te quiero, _____. — le susurro.
Abrí los ojos y coloqué el disco en la cama. La siguiente cosa ahí, doblado en papel de seda crujiente y blanco que cruje cuando lo abro, es mi vestido de novia. Una seda, de brillante color, el año 1950 inspiró el vestido. Es sin tirantes con un escote corazón que se ajustaba como un guante alrededor de mi pecho y la cintura, con capas de tul suave por debajo de la falda amplia. Todavía se siente y huele a nuevo. En cierto modo lo es. Si hubiera tenido tiempo, habría hecho mi vestido con mi abuela. Si alguna vez llego a tener mi gran día, eso es exactamente lo que voy a hacer. Me acosté en el edredón y saco el velo color marfil, brillantes tacones de aguja, y un collar de perlas.
Lo último me hace hacer una pausa. Es la parte más difícil. El elemento restante es una pequeña caja de terciopelo negro. Me levanto a cabo, la abro con facilidad el anillo de compromiso que _____ me dio sale. Nuevo, mi 'serpiente' de platino con diamantes brillantes. Poco a poco me lo deslizo en el dedo. Se siente más pesado de lo que recuerdo, pero tal vez sólo estoy desacostumbrada. Tal vez lo que puedo sentir es el significado de ella. Cuando me fui, sentía que dar esto a _____ hubiera sido un puñetazo en el estómago del que podía prescindir, así que decidí ponerlo a buen recaudo.
