Capítulo 7

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Estoy tratando de abordar la situación como lo he hecho con todos los otros piercings en los pezones que he hecho. ¿A quién estoy engañando? Esto no es de ninguna manera lo mismo. He llevado a cabo este procedimiento en un sinnúmero de mujeres, pero brindar tal servicio a este angelito hermoso no se puede comparar. No sé qué es, pero hay algo en ella. Una parte de mí se preguntaba después de nuestro primer encuentro si me la imaginaba, parecía demasiado buena para ser verdad.   

Ella no es bella de una manera evidente de tipo súper modelo, como muchas mujeres que han llegado a nuestro estudio antes. He hecho mucho más que perforar a ese tipo de señoritas, también. Camila es sorprendente y única, con grandes e hipnotizantes ojos color marrón. Ella tiene la más dulce nariz y los labios llenos y atractivos, todo capturado en una cara perfectamente hermosa. El pelo del color castaño largo añade crispación, pero no le quita su suave feminidad. Y mierda, maldita sea sus tetas son comestibles. No son ni grandes ni pequeñas, son firmes y un complemento perfecto para su pequeño cuerpo. Un complemento perfecto para mis manos.

¿Podría ser más ideal para mí?

Con mi cabeza en modo profesional y bloqueando cualquier tipo de pensamientos que puedan tener a mi pene (si tengo uno) respondiendo a la mujer delante de mí, coloco las pinzas sobre su pezón derecho. Pongo la aguja en su lugar, lista para penetrar ―mala elección de palabras.

―Espera. Mierda ―dice Camila, golpeando sus manos sobre los ojos y manteniéndolos allí―. Voy a hacer esto. Lo haré.

―Está bien, vamos a tomar nuestro tiempo. ―Alejo el instrumento, dándole espacio. Necesito espacio, también, me siento como una maldita adolescente que nunca ha visto senos antes en la vida real.

―Si es realmente malo, me voy detener en uno. Uno va a estar bien. ¿Por qué demonios quiero perforar los dos, de todos modos? ―Me reiría de su reacción indecisa si ella no estuviera tan nerviosa. Es demasiado linda.

―Todas las mujeres a las que les he hecho esto hasta ahora dijeron que no era tan malo como pensaba que sería.

―Escuché eso también. Estoy segura que va a estar bien, es sólo la tensión en aumento, sabes.

―Puedes hacerlo ―agrega Lauren. Le sonrío a su amiga mientras se acerca y toma la muñeca de Camila, acariciando la parte de atrás con el pulgar.

Camila baja sus manos y mira a Lauren.

Ahora ella me mira, directamente a los ojos.

Algo me golpea. No sé qué, pero algo. Es la segunda vez que me ha hecho esto desde que me senté frente a ella.  ―Así es. Vamos a hacer esto ―dice ella, con una nueva determinación encontrada.

Al atravesar la aguja, los párpados de Camila se cierran y se muerde el labio inferior. Una vez que ya está dentro, deja salir una maldición. Parpadea un par de veces y una pequeña perla de una lágrima rueda por su mejilla izquierda. Quiero enjugarla con mi pulgar. Sin embargo, no es apropiado.   
Cuando la barra está dentro y es asegurada, ella abanica su cara con las manos, como si estuviera tratando de secar la gota, ahora bajando de su mandíbula, o alejar más lágrimas de llegar. Toma una respiración profunda.

―Maldición, eso duele, pero no fue tan malo como pensé que sería. Vamos  a terminar con el otro.

Una vez que ambos están terminados, ella esta evidentemente contenta, emocionada y orgullosa. Es adorable. Sólo quiero abrazarla. Tal impulso extraño, pero prominente por una chica que ni siquiera conozco.

Para mí, estos piercings eran los más difíciles, pero los más agradables que he hecho. Era imposible no registrar el aspecto suave de sus pechos (ojalá no hubiera tenido que usar guantes), sus pálidos pezones de color rosa que hacen agua la boca, las líneas tan tenues  ―evidencia de unas recientes vacaciones―, San Francisco no ofrece este tipo de clima y el leve olor a melocotón de su piel. No es un perfume, sino un gel de baño o algo, tal vez una loción. Sea lo que sea, de alguna manera parece apropiado para ella.

―Tiempo para el tatuaje ―dice ella, una vez que está completamente vestida.

―¿Estás bien para hacerlo ahora? ―le pregunto, quitándome los guantes.

―Sí, por favor, prefiero terminar todo en un día.

En mi silla, me muevo a la mesa de dibujo y esbozo un diseño que creo que se verá perfecto en su pie, —Love— escrito en una enredadera de rosas, con una rosa abierta a la 'L', y varios brotes pequeños entrelazados a lo largo de la 'ove'.

He hecho otras similares para los clientes antes, pero jugueteo con el de Camila hasta que sea único y perfecto para ella.

If Only (Camila  y Tú G!P)Where stories live. Discover now