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Sólo somos nosotras. No me esperaba esto. Hoy Camila ha sido la misma de siempre, relajada y feliz. Todo este tiempo he buscado señales y aparte de desde momento ocasional, cuando ella está claramente pensando en algo, ha sido genial ya no parece molesta. Tal vez este momento sea una oportunidad ideal. Tal vez los poderes divinos estén funcionando aquí.
No lo sé, pero no hay mejor manera de averiguarlo.
Aún no he decidido cómo aprovechar la situación, esto está ocurriendo más rápido de lo que esperaba. ¿Qué sería mejor, un espontáneo beso de la nada, o una charla sensata? Hasta que me decida, seguiremos como estamos.
Estoy orgullosa de su reciente venta de una escultura, como siempre lo estoy, así que estoy feliz con sólo oírla hablar de eso, por ahora, la miraré al mismo tiempo. La novedad de mirarla nunca ha desaparecido, y me he convertido en una experta los últimos años en hacerlo sin ser obvia. Cuando habla, la escucho. También la observo, la admiro. Esa es una de las multi —tareas que puedo hacer, muy bien.
Asimilo cada centímetro de ella; cabello —un poco desordenado, con mechones sueltos de color marrón y negros que enmarcan su rostro, el flequillo que de alguna manera hacen hincapié en sus hermosos ojos, ojos —grandes, emocionados y más oscuros bajo este tipo de iluminación, la nariz —la más bonita que haya visto, con un argolla fina de plata, su opción preferida, las mejillas —suavemente curvadas, labios —luciendo llenos y sabrosos y clavículas —están muy bien definidas y perfectas para mordisquear, los pechos —¡sin sujetador! Ella no necesita uno, de todos modos. Esa camiseta blanca los esconde muy poco. Si miro con atención, puedo ver la sombra leve de sus pezones y sus barras. Mierda, me pregunto si ella tenía bragas antes. Al oírla hablar así en la camioneta casi me manda al borde. Sólo pensar en ello ahora tiene mi pene casi medio duro.
Bueno ya, ¡concéntrate! ¿La beso, o hablo con ella?
Si hago el movimiento y ella dice que no, ¿entonces qué? ¿Arruinaría el fin de semana? Podría decir que estoy borracha y que lo siento. Mierda, realmente no lo sé. Hemos desperdiciado el estar cerca la una de la otra un sin número de veces y nada pasó, así que eso no va a funcionar. Ella es la persona más impulsiva que conozco, un beso sobrio inesperado puede ser la mejor manera. Nunca he tenido que pensar dos veces acerca de cómo acercarme a una mujer antes, estar aquí frente a la persona que amo ni siquiera se comparara.
Esto es una locura, es ridículo.
Finalmente, después de un poco de espera cobarde, me giro sólo una fracción hacia ella. Me sonríe y extiende los brazos abiertos.
—¡Feliz cumpleaños!, _____. —Son pasadas de la medianoche, es mi trigésimo cumpleaños. ¿Qué malditamente inconveniente? Camila me da un beso en la mejilla y uno de sus abrazos fuertes. Mientras me abraza, me susurra cantándome el feliz cumpleaños en mi oído. Esto me hace reír. Es tan característico de ella hacer algo así.
Cuando termina, tengo la intención de mover los labios a los suyos, pero dudo y pierdo mi oportunidad. Ella retrocede. Mierda.
—Entonces, _____, ¿qué es lo que deseas para el próximo año de tu vida? Ya tienes mucho dinero, BlackArt es tuyo y de Alex, y has tenido un montón de sexo, drogas y rock n' roll. ¿Qué sigue para _____ Andrew Williams? —Ella sonríe con aprobación. Parece que me está entrevistando. Sin embargo es una buena oportunidad para realizar otra táctica.
—Cuando lo pones así, ¿qué mas queda? —Me encojo de hombros casualmente—. Tal vez es tiempo de conseguir una novia.
Ella sonríe.
—Sabes que significa que no puedes dormir con otras mujeres, ¿cierto? No más noches placenteras. Nada de compinches. Es sólo tú y la dama, a menos que ella sea una poliamor.
—Puedo ser fiel. Me pareció bastante fácil cuando estaba con Paige, soy una tipa fiel.
—¡Guau!, ¡qué logro! ¿Qué sucedió con Paige? ¿Tres meses enteros? —Sus labios cambiaron a una sonrisa descarada. Sonrío para mantenerlo a la ligera, pero soy consciente ahora de que ella no me consideraría digna de confianza. Eso también significa que no me clasificaría como una novia. Para ella. Esa es una opinión que podré cambiar, está muy equivocada de mí en lo que a las relaciones se refiere.
Voy con otra táctica.
—Ya que estamos en el tema de las relaciones, ¿qué pasó con Shawn?
—Es complicado. —Suspira con deliberación—. No tengo una fobia al compromiso. —Se apresura a recalcarlo, señalando su dedo índice hacia mí. No hay rabia, solo broma, lo cual es lo mejor.
—No creo que lo seas. Obviamente no era el indicado para ti. Lo que no entiendo es cómo duraste con una complicada relación de siete años. Con todos los demás aspectos de tu vida de los que pareces estar en control total y tan segura.
—Es difícil de explicar. Yo lo quería, de alguna manera todavía lo hago. Tuvimos algo muy bueno y fuimos muy cercanos. —Esto no me dice por qué no podía comprometerse con él. Hablar de Shawn de esta manera sólo me hace pensar que debería haber sido capaz de hacerlo. Sus palabras y sus acciones, durante sus años con él, siempre se contradecían. No lo entiendo y por eso decidí no decirle lo que siento. No creo que ella sepa lo que quiere.
—¿Qué es lo que quieres? ¿Lo sabes? —Estoy sosteniendo su mirada, consciente de la gravedad de mi expresión. No tenía la intención de ser intensa, pero esto es algo que tiene que saber. No estoy para ser un tipo de rebote, o entrar en una relación complicada, por lo que necesito saber dónde está su cabeza.
De lo contrario toda esta conversación no tiene sentido.
—Sé —exactamente— lo que quiero, _____. Mi hermana se casó con su alma gemela, mi mamá y mi papá lo hicieron, la abuela y el abuelo lo hicieron, incluso Lauren y Saffron lo hicieron. Quiero lo mismo. Quise a Shawn, pero no fue suficiente. No era mi alma gemela.—Suspira fuerte, sus cejas se tensan—. Siempre parecía una cosa tan simple el querer, como mi derecho dado por Dios. Resulta que no es tan fácil después de todo. —Ella se queda en silencio, pensativa, con la mirada baja.
Esa declaración fue inesperada. Nunca la he oído hablar de esa manera antes, sobre las almas gemelas, sin embargo, siempre he pensado en ella como la mía.
Por lo menos la entiendo mejor ahora, pero ¿dónde exactamente quedo yo?
—Sé que probablemente suena terrible, jugué con él. Lo hice. Sólo lo manejé todo mal. Debí dejarlo ir mucho tiempo atrás. —Ella cae en silencio, mirándose las manos sobre el regazo. No puedo evitar sentir que hay más que quiere decir. Daría cualquier cosa por saber lo que está pensando.
Me mira y luego mira hacia el cielo nocturno. Cerrando los ojos, ella exhala.
Qué hermoso.
Por primera vez en todos los años que la conozco, no me impido hacer lo que quiero hacer ahora mismo.
Me muevo hacia ella.
