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—Ve tras ella, por favor, _____. Gerard y yo necesitamos tener una charla —dice Saffron, mirándole a los ojos.
— ¿Cuándo se volvió tan sensible? —pregunta él, verdaderamente estupefacto. Me gustaría saber eso también.
Me levanto de mi asiento y me dirijo tras Camila, que está acercándose a la esquina. Hay un montón de furia en esas pisadas fuertes suyas. Acelero, la alcanzo mientras dobla en la calle de al lado.
—Camila, espera.
—No quiero hablar, _____ —dice ella, con los dientes apretados. Bueno tal vez Gerard fue un poco imbécil, entrometiéndose así, pero no entiendo por qué ella esta así de enojada. Le ha dicho cosas mucho peores en el pasado, tal y como ella lo ha hecho. Se pelean, pero no se enojan y ella no se ofende y se va.
—Quiero hablar. ¿Por qué estás tan enojada? —Agarro su codo.
— ¿Cuál es el punto? —grita, tirando de su brazo fuera de mis manos. Se vuelve hacia mí—. Él ha tomado una decisión acerca de mí y sin duda ustedes lo hicieron, también. Lo cual es un poco de jodida doble moral, sin embargo, ustedes tontos no se comprometen. ¿Por qué tengo que ser la de la fobia al compromiso? —pregunta, apuñalando su dedo índice en su pecho.
Esto es una locura.
—Nadie ha dicho nada, nadie piensa eso. Él ni siquiera piensa eso, te estaba tomando el pelo. Estás exagerando.
Ella niega con la cabeza firmemente.
—Él no lo habría dicho si no lo decía en serio. ¿Cuándo fue la última vez que alguno de ustedes tuvo una relación real? ¿Por qué soy la mala persona? Tú, Dane y Gerard, están llenos de mierda.
—Oye, no soy tu enemiga, pastelito. —Estoy usando ese nombre en un intento de añadir un borde suave en esta conversación y calmarla, porque está gritando, y ahora incluso estoy trabajando para mantener mi voz. Nunca nos hemos dicho una palabra fuerte la una a la otra antes, pero esta condenadamente enfadada y siento como que estoy siendo empujada. ¿En qué momento la hice enojar?— Necesitas calmarte. —Tengo éxito en mantener la calma.
Sus ojos se estrechan.
—Vete a la mierda, _____. Iros a la mierda todos.
Hombre, sólo quiero agarrarla y sacudirla. También me gustaría darle un beso, pero a ella le podría venir bien una buena sacudida y ver algo de razón ahora mismo. Por supuesto, no la trataría de esa manera, pero a la mierda. No sé cuál es su problema y por eso, no sé qué decir. Tal vez estoy siendo una idiota aquí, pero no lo entiendo. Su punto sobre la —doble moral— estaba justificado, pero no esta reacción.
Ella se gira y se marcha enojada, en dirección a su coche.
A medida que se acerca a la puerta, me encuentro delante de ella, impidiéndole que la abra.
—Camila, estas mucho más molesta de lo que deberías estar. —Quiero que me mire, pero ella no lo hará. Su mirada está al nivel de mi pecho, negándose a encontrarse con la mía. Nunca ha sido evasiva conmigo antes—. ¿Qué pasa contigo, pastelito?
—Nada —murmura, sus cejas tensándose. Oh, mierda, se está haciendo difícil para mí ahora. Las lágrimas se están aunando en sus ojos, no han caído, pero puedo ver que está luchando contra ello.
A través de los años hemos tenido un montón de —no sexual— contacto físico. Nos abrazamos todo el tiempo y somos juguetonas, es sólo nuestra forma de ser. La he visto dos veces emotiva, en la boda de Saffron y Alex, y en la de Lauren y Brad. Nunca la he visto llorar porque está herida y en situaciones como ésta un abrazo reconfortante y un hombro son necesarios. Lo peor para mí será abrazarla en estas circunstancias, porque no voy a dejarla ir. También es claro que eso es lo último que querría de mí. Su arrebato en ese momento dejó claro cómo me ve.
Ella nunca me hizo darme cuenta de eso antes de hoy.
—Solo —dice ella, suavizando su voz—,...no veo por qué estoy siendo juzgada cuando todos ustedes se comportan de la manera en que lo hacen. ¿Cuándo fue la última vez que alguno tuvo una relación real? Es probable que ni siquiera sepan cómo. Mira a Paige y tú. Te dijo que te amaba y saliste corriendo. Eso suena más como una fobia para mí. — ¿Cómo ella y yo terminamos aquí, por un comentario que Gerard hizo?
—No sabes nada sobre mí y las relaciones —le digo, manteniendo mi tono bajo—. Soy más que capaz de tenerlas. El hecho de que no lo hago, no significa que no puedo.
—Pero las evitas. Las evitas, _____.
No encuentro palabras. Ni siquiera pienso en ella como una fóbica al compromiso, sé que está con el hombre equivocado. No puedo decirle exactamente eso, por lo que es en este momento que voy a cortar por lo sano, ya que esta conversación está tomando una forma que no me gusta y podría ir a cualquier parte.
—Te voy a llamar más tarde, cuando no estés tan molesta. —Salgo de su camino.
Ella se mete en su coche, mete la llave en el encendido y me mira antes de irse.
No entiendo a esa chica.
