Capítulo 54

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Camila

Es el día en que mis padres y Elena, que ahora está embarazada de su segundo hijo, y mi lindo sobrinito, Caleb, se espera que nos visiten. Hemos planeado su estadía alrededor de las celebraciones del Día de San Patricio en las Fountain Hills.

Ellos conocerán a Roman por primera vez. No estoy ansiosa por esa parte, porque sé que mi mamá y papá no aprueban la diferencia de edad. Ellos también piensan que es una retardada relación —parche, o alguna clase de cosa de consuelo. Están equivocados; Roman es demasiado bueno para eso. Incluso después de todo este tiempo, todavía me siento culpable por lo de Shawn. He aprendido de mis errores, ni loca me involucraría con un tipo a menos que sea lo que realmente quiero.

Yo realmente quiero estar con Roman.

Estoy en un buen lugar por ahora. Roman es romántico y gracioso, y estar con él es fácil. No hay presión, ni expectativas, sencillamente estamos saliendo y disfrutando el uno del otro.

Estoy explotando de entusiasmo y no puedo parar de mirar por la ventana. Finalmente, veo a mi tío conduciendo hacia la casa. Salgo corriendo por la puerta principal y espero el acercamiento. Cuando el tío Vince estaciona, mi hermana le ayuda a Caleb a salir, y él corre hacia mí con sus brazos abiertos ampliamente. Adoro ser una tía. Le hablo a Caleb todo el tiempo, y amo su parloteo al teléfono, pero nada mejora el verlo a apretarlo.

La casa está llena y agradable ahora. Estamos todos sentados en la sala de estar bebiendo té y café, y mis padres y Roman hablan. Estoy intentando no mirarlos demasiado. La única persona que falta en esta foto es Lauren; ella y Brad están de vacaciones por su tercer aniversario de boda. Aparte de su ausencia, esto se siente perfecto.

Llegamos a la fuente en Fountain Hills y miramos el agua volverse verde esmeralda.

–Deberíamos haber teñido tu cabello para conjuntarlo –me susurra Roman.

–Lo hice un año para el Día de San Patricio. Fue mi peor estilo de cabello, gran error –él asiente, divertido–. ¿Está todo bien hasta ahora? –pregunto.

–Sí, te dije que no te preocupases. Dales tiempo, sólo es natural que se preocupen –él me abraza de lado, yo muevo mi brazo como una serpiente alrededor de su cintura.

Pasamos el tiempo disfrutando de la música y la comida, y luego dejo que los adultos tengan el placer en la taberna al aire libre mientras yo llevo a Caleb hacia las actividades de niños. Él adora el Loving Leprechaun, que está repartiendo encantamientos de suerte. A los cuatro años, es su primer encuentro con uno y verlo tan entusiasmado es el mejor sentimiento. Por un momento, me pregunto cómo es el niño de _____, pero no me permito dilatarme. Pensamientos como esos no me hacen bien.

Mi hermana se nos une. Nos abrazamos. Realmente la extraño, incluso aunque hablamos la mayoría de los días.

–Ustedes dos parecen estar pasándolo bien –dice ella, cuando nos separamos.

–Estamos pasándolo genial. Ha tomado mucha azúcar, así que estará dando saltos en las pareces cuando volvamos.

–Este pequeño también se está poniendo loco –dice ella, palmeando su adorable panza de embarazada–. Quizá una pinta de Guinness podría calmar a la semilla –ella bromea, en un perfecto acento irlandés. No puedo resistir poner una mano sobre su barriga. Esa agitación, la patada del bebé, es la sensación más extraña. Estaba obsesionada con eso cuando estaba llevando a Caleb. Espero que este sea una niña.

–¿Mamá y papá están bien? –pregunto.

–¿Te refieres con Roman? –asiento–. Se están llevando bien. Él es agradable, me gusta y también a ellos. Sólo están preocupados por la diferencia de edad, dieciséis años es un poco enorme.

–Entiendo, pero no necesitan estar preocupados.

Ella duda. Cuando voy a preguntarle, dice:

–No creen que hayas superado a _____. Yo tampoco.

–_____ y yo no podemos estar juntos, tengo que seguir adelante con mi vida. Roman es un buen tipo, no es como una cosa estúpida de parche y no necesito una figura paterna. Él es más joven que papá. Pero si alguna vez quiero una figura paterna, están estos tíos super sexies de sesenta años que trabajan en la tienda de Segunda Mano en la Armada de Salvación.

Ella se ríe, su mirada marrón abandona la mía por un segundo.

–Si estás segura.

–Lo estoy. Esto es lo más feliz que he estado en algún tiempo. Aprecio la intervención dulce, pero no es necesaria. Roman y yo realmente nos gustamos.

Ella suspira, sus cejas se aprietan.

–Queremos que seas feliz, eso es lo que más importa, pero todos estamos decepcionados porque no piensas volver a casa. Pensamos que estarías aquí quizá seis meses, y ha pasado como un año y medio. Ahora estás en una relación y también trabajando aquí.

–Yo tampoco esperaba todavía estar aquí. No planeo estar para siempre.

Su ceño se profundiza.

–¿Así que por qué estar con Roman? ¿Él se mudaría a San Francisco?

Me encojo de hombros.

–No hemos hablado de eso. Sólo han sido tres meses y medio, es pronto. Sólo estamos viendo cómo van las cosas, como cualquier otra pareja nueva. Estaré con Roman por tanto tiempo como se sienta bien y lidiaré con dónde mi futuro esté cuando llegue allí –si algo he aprendido de conocer a Roman, es vivir el momento, eso es lo que él hace. Me gusta de esa forma y prefiero no ponerme al día en pensamientos de lo que está por venir, demasiado tiempo se desperdicia con eso. Estoy viviendo el ahora y estoy feliz ahora mismo. Eso es todo lo que importa.

If Only (Camila  y Tú G!P)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant