Camila
―Lau, no te vas a creer lo que me acaba de pasar ―digo, pasando por al lado de ella en el momento en el que abre la puerta.
―¿Qué? ¿Qué pasa? Pareces seriamente descontrolada.
Me siento en una silla en la mesa de la cocina, la primera que veo. Con mi cabeza acunada entre las manos y los codos apoyados en las rodillas, tomo una profunda respiración. De repente, lo entiendo todo. Respiro más aire.
―Tómate tu tiempo y cuéntame sobre ello ―dice ella, sentándose en una silla a mi lado, suavemente acariciando de abajo a arriba mi espalda.
Después de unos momentos largos, me siento derecha con una exhalación fuerte y empiezo a quitarme mi chaqueta.
―Una chica en una motocicleta casi choca conmigo cuando estaba de camino a aquí. Un estúpido impaciente pasó a mi lado y casi roza mi lateral. Tuve que girar, pero entonces casi choco con una mujer que estaba yendo por mí camino. Ella trató de salir del camino, terminó tendida sobre su espalda. Estaba confusa por un tiempo, quizá incluso desmayada, no lo sé. Para cuando reuní fuerzas y salí de mi coche, ella estaba alerta. Se estaba levantando cuando me fui. El imbécil que lo causó ni siquiera de detuvo.
―Tú no estás herida, ¿verdad?
―No, sólo estoy un poco alterada. Su hermano estaba allí con ella, gracias a Dios. No tomaron mi información del seguro, ni nada, así que creo que ese será el fin de esto.
―Levantándome camino hacia el fregadero y lleno un vaso de agua. Lo tomo hasta el fondo. Maldición, necesitaba esto. Echando mi cabeza hacia atrás, cierro los ojos y tomo otra larga y lenta respiración. Exhalando, algo de la tensión me abandona, me siento más tranquila... veo su rostro.
Mis párpados de abren bruscamente. Riendo mientras recuerdo las palabras de la extraña, me giro hacia Lauren.
―Ella pensó que yo era un ángel, al principio. ―Sonrío, desplomándome contra la encimera.
―Obviamente pensó que se había muerto e ido al cielo.
―Sí que me preguntó si estaba muerta. Lau, era guapísima. Casi pierdo la cabeza; cuando se quitó su casco, pensé que iba a desmayarme. Luego, yo estaba allí, como una idiota, sólo mirándola. Afortunadamente no lo notó, estaba mirando en la dirección contraria a la que estaba yo. Me forcé a moverme y me acerqué a ella, para ver si estaba bien. Podía haber estado seriamente herida, mi corazón todavía estaba corriendo por el pánico, y todo lo que podía pensar era ¡Mierda, está buena!
Ella se ríe por lo bajo. ―Prioridades, ¿eh? Quizá era ella la que hacía que tu corazón corriera, no el casi choque.
―Es una posibilidad, nunca he estado pasmada por la apariencia de una chica antes. Tenía los ojos más asombrosos, tan cálidos y oscuros, como granos de café. Sus rasgos y estructura ósea eran perfectamente femenina, sabes, definidas, pero había suavidad en las líneas de su rostro. Bien parecida con el cabello un poco largo y negro, era muy increíble.
―Debiste conseguir su número ―dice ella, con una fina ceja elevándose sobre un ojo verde grisáceo con humor.
―Oh, sí, estoy segura de que a Shawn le hubiera gustado eso. Estoy segura de que amaría eso.
