Capítulo 40

4.8K 178 11
                                    

Tres horas pasaron desde ese momento incómodo en el que éramos participantes. Después de que escuchamos la puerta azotarse, Jessamine rápidamente volvió a ser ella y tuvimos un muy incómodo silencio, en el cual yo trataba de descifrar quien era la persona que se había ido.


Todos hacíamos algo en nuestro día. Jessamine, estaba concentrada en sus cosas, ya que en menos de dos días tenía que entrar a la escuela y no tenía algunas cosas; Jeremías estaba investigando junto con Abel sobre ese extraño sueño que tuve, pero claro, no estaban en casa; Anthony estaba en el patio, haciendo guardia; mientras que yo, estaba con mi madre en mi habitación, mientras ella trataba de convencerme de ir a una escuela, como Jessamine.


No habíamos escuchado absolutamente nada de Jason en todo ese tiempo, y, aunque no demostraba a los demás, Jessamine estaba preocupada por ese tonto. Normalmente Jason llega a desayunar con nosotros y se queda entrenando con Jessamine o haciendo planes con Jeremías y Abel, pero hoy no. Solamente desapareció, como si nada.


Un ruido estruendoso resonó por toda la casa, haciéndome entender que alguien había llegado o se había ido y estaba muy molesto. Me asomé a ver de quien era de quien se trataba y solo vi una camioneta negra, la cual nunca había visto antes. Jessamine subió a ella y parecía demasiado preocupada como para ver si alguien la estaba vigilando.


-Zoe, ¿me estás escuchando? -me pregunta mi madre al notarme distraída.


-Sí. Vuelvo en un rato, mamá. -le digo con una sonrisa en mi rostro y poniéndome mis zapatos. -Nos vemos.


Salgo de mi habitación y rápidamente bajo tratando de alcanzar a Jessamine.


¿Cómo la voy a alcanzar si ella está en una camioneta y yo no sé conducir?


-¿Necesitas que te lleve a algún lugar? -volteo a ver a Anthony y suspiro frustrada.


-A decir verdad, sí. Necesito que sigas un auto...


-Espera, -me dice interrumpiéndome. -No esperas que yo vaya tras la camioneta que se acaba de ir, ¿verdad?


-Pues, sí. Eso es lo que realmente espero.


Anthony se quedó en silencio por unos segundos, mientras se veía como él se debatía entre ayudarme o no.


-Sígueme. -dijo mientras comenzaba a caminar hacia donde estaba su auto deportivo.


Comienzo a seguirlo casi de manera automática y me subo al asiento del copiloto.


-Bien, dime princesa, ¿a dónde me dirijo? -me pregunta él con la sonrisa que siempre me molesta.


Pongo mis ojos en blanco y bufo.


-Solo sigue a la camioneta sin que se de cuenta de que la sigues. -le digo con tono de irritación.


Anthony sonrió y comenzó a conducir a una velocidad rápida hasta alcanzar la camioneta, donde nos quedamos a una distancia en la que no nos podían detectar.


-¿Y qué piensas hacer cuando lleguemos?-me pregunta mientras sigue conduciendo.


Respiré de manera profunda y seguí con los ojos en la camioneta.


-No lo sé. -Le respondo un par de minutos después. -No tengo la menor idea de lo que voy a hacer. Pero sí sé una cosa, lo que sea que esté pasando, no me da una buena sensación. Y si se atreven a lastimar a Jessamine, juro por mi madre que, yo personalmente, llevaré a esas almas desgraciadas al lugar más recóndito y peligroso del infierno y allí los abandonaré.


Un silencio cubre todo el auto por unos segundos y suspiro de manera leve. De reojo, veo como él tiene una sonrisa de pequeña satisfacción mientras sigue manejando, como si algo que yo hubiese dicho le hubiera complacido.

La hija de LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora