Capítulo 22

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Me acerco lentamente hasta ellos dos. Su plática animada técnicamente es Nick haciendo gestos mientras que a Jessamine a duras penas se le ve una pequeña sonrisa en sus labios.

¿Cómo pueden simplemente conocerse ese par? ¿Jessamine está ligada al hospital o peor aún a los ángeles? No, ella no puede ser un ángel. No se comporta como un ángel, así que esa opción es descartada.

Llego hasta algunos centímetros de ellos y finjo estar interesada en la fruta, solamente escuchando su plática.

—Me alegro que estés mejor Jem. Tanto financieramente como sentimentalmente.

Casi lo pude ver sonreír.

¿Jem? ¿Qué clase de estúpido sobrenombre es ese? Es bastante tonto.

—Sí, bueno... —comenzó a hablar Jessamine —ahora tengo que buscar un nuevo empleo. Los niños mimados son de lo peor.

—Puedo comprender eso. —Contestó Nick con una sonrisa.

Me acerco a ellos hasta donde está ellos, con dos tipos de manzanas, solamente para distraerlos.

—Jessamine. —le sonrió dulcemente. —¿Qué tipo de manzanas llevo?

Jessamine miró las manzanas y tomo una que es color amarillo.

—Me gustan mucho las amarillas, deja las verdes.

—De acuerdo. —le sonrió y miro a Nick, haciendo que él diera me sonriera de manera verdadera.

—Hola Zoe, hace tiempo que no te veo.

—Lo mismo digo Nick.

Jessamine nos miró a ambos y luego me miró a mí.

—Los pensaba presentar, pero viendo que ustedes dos ya se conocen, creo que me evitaré esa molestia.

Reí levemente y Nick se acerca a mí.

—Zoe, necesito hablar contigo.

Asiento y le sonrío.

—Claro, hablar. —dije con una sonrisa en mi rostro.

El torció los ojos y rió levemente.

—Nos vemos luego chicas.

—Nos vemos. —Le dije con una sonrisa en mi rostro mientras lo veía alejarse y Jessamine solo movía la mano en señal de despedida.

Jessamine y yo seguimos tomando las cosas que íbamos a necesitar en la semana, hasta que suspiro levemente y me acerco a ella.

—¿Desde cuándo conoces a Nicolás?

—¿Nicolás? —respondió ella algo confusa.

—Nick. —le contesté ya sonriendo.

—Oh, bueno. Lo conozco ya desde hace ya un tiempo. Él me ha ayudado a conseguir muchos de mis empleos y a seguir en el colegio.

—¿Estudias? —le pregunto confundida.

—Claro que lo hago. ¿Qué creías? ¿Qué todo el esfuerzo que hago es por gusto? Claro que no. Quiero ser profesionista.

Me quedo en blanco unos segundos y luego me acerco a ella.

—No sabía que lo hacías.

—Bueno, en realidad, no es que sepas mucho de mí.

Ambas reímos levemente y nos dirigimos a pagar todo.

—Y bueno, ¿Cómo se te ocurre llevar todo esto a casa?

Me pregunta una vez que ya terminamos de pagar todo.

Volteo a la entrada y el auto de Abel con él sobre él, haciendo que Jessamine volteé y se fije en él.

—Oh, bueno. No sé como supo que estábamos aquí, pero mientras nos ayude, me da igual.

Ponemos absolutamente todas las compras en el auto y nos subimos, dirigiéndonos a casa.

En el camino, la música que yo desconocida solo nos invadía y Abel estaba advertido por mi mirada acusatoria de que no intentara nada por parte de nadie. Jessamine solo estaba recargada en la ventana mientras estaba con los ojos cerrados, concentrada en la música solamente. Miré hacia atrás y vi que Jessamine estaba moviendo los labios al estar escuchando la música. Parece que ella si conoce la canción.

La música acaba y veo que ella seguía con los ojos cerrados.

—¿Conoces esa canción? —le pregunto.

—Sí. Es "Wake me up when September ends". Me bastante relajante esa canción.

—Lo noté. —Le dije con una sonrisa en el rostro.

Hubo otro silencio, hasta que Jessamine habló.

—Me interesa saber, ¿por qué no tienes auto Zoelyn?

—Bueno, lo que pasa es que nunca he sacado mi licencia. —le digo con una sonrisa en el rostro.

—¿Por qué?

Infiernos, ¿ahora qué le digo? Nunca he conducido ningún auto. Ni siquiera una bicicleta, porque siempre estuve en el infierno. No vimos la necesidad de que aprendiera a conducir, así que nunca aprendí a hacerlo.

—Lo que pasa es que Zoelyn es algo temerosa a la hora de tomar el volante. —contestó Abel por mí, haciendo que le dé una mirada llena de reproche.

Y parece que esa respuesta tranquilizó a Jessamine, pues ya no volvió a preguntar nada más en todo el tramo del trayecto.

—¡Llegamos! —canturreó Abel, una vez que estacionó el auto en la cochera.

—No... ¿tú crees? Si no me dices no me doy cuenta. —le contestó Jessamine con sarcasmo y molestia en su gesto, para después bajarse.

Comencé a reírme por la situación y me bajé, para luego bajar las cosas del auto.

—¿De qué te ríes? —me pregunta Jessamine con el ceño fruncido.

—Bueno, es que es divertido.

—¿Qué es divertido?

—Todo esto... El tipo de relación que tienen tú y Abel.

Ella frunció el ceño y ladeó la cabeza confundida.

—¿Qué relación?

—La de odio que tienes hacia Abel.

Ella rió y me sonrió abiertamente.

—Espero que no se sienta privilegiado. Yo odio a todo el mundo.

La miré "indignada" y me llevé una mano al pecho.

—¿A mí igual?

Ella negó y rió.

—A ti solamente te soporto.

Le sonreí y miré a aquella chica que ahora, sentía que era mi verdadera amiga.

Mucho rato después, me encuentro en mi habitación divagando sobre todo lo que ha pasado desde la muerte de Xemerius. Y simplemente, caigo en cuenta de que estoy pasando por mucho.

Tengo que investigar más sobre las circunstancias en que se dio la muerte de mi padre no progenitor y que era ese horrible olor a putrefacción cuando nos estábamos acercando allí.

Absolutamente nadie en el infierno (al menos los lugares que conozco) huele de esa manera. Podría preguntarle a Abel, para que investigue, pero no recuerdo haberlo visto alguna vez en el infierno. Ahora que lo pienso, hay más demonios en la tierra que en el infierno, pues, yo creía que los conocía a todos. Y a Abel, no recuerdo haberlo visto alguna vez en el infierno. Además, tengo que excluir a Lucifer. La última vez que nos vimos, salimos mal parados.

¿Qué demonio es quien conoce a todos los demonios del infierno y la tierra? ¿Quién es quien tiene más contactos con la tierra y el infierno?

Cierro mis ojos y pienso una y otra vez, repasando a todos mis conocidos.

—¡JEREMÍAS! —grito sin pensar.

La hija de LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora