Capítulo 20

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Tiempo después, llegamos a la casa de Abel, donde, literalmente, era un chiquero. ¿Pues qué demonios fue lo que pasó aquí?

—¿En serio vives aquí?

Asiento y me acerco más a la puerta.

—Normalmente suele ser más limpio.

Entro a la casa y miro que hay una fiesta en toda la casa, de esas a las que les gusta hacer a Abel de vez en cuando entre semana para pasar el rato.

—Wow... Tú sí que sabes cómo poner control en tu propio hogar, chica. —dijo Jessamine con algo de burla e ironía en su tono de voz.

—Esto no se supone que debería ser así...—dije molesta.

Me acerqué rápidamente a donde estaba el DJ y le desconecté la música, haciendo que todo el mundo soltara gritos de molestia y reproche.

—¡Quiero a todo el mundo fuera de aquí para cuando acabe de contar tres y los que estén todavía aquí para cuando termine de contar, se enfrentarán con mi irá y los obligaré a limpiar! —grité molesta, a lo que todo el mundo se comenzó a reír.

—¿Creen que es divertido? —dije con cierto tono de burla en mi voz. —Veamos si esto es divertido.

A muchos de los participantes de la fiesta los hice ver mi forma demoniaca y el cómo los torturaría, claro que solo era una pequeña parte a cómo sería en realidad, pero ver el miedo en sus caras no tiene precio.

—Muy bien... ya que muchos han visto lo que pasará contaré —dije con una sonrisa malvada en mi rostro. —Uno... —muchos de allí corrieron lo más rápido hacia las salidas. —Dos... —veía como todos se amontonaron en las salidas. Esto de verdad es muy divertido. —¡TRES! —grité.

Muchos de los que se quedaron sollozaron y pidieron piedad para que no les hiciera nada, ni me transformara. Ellos me dijeron que harían todo lo que yo quisiera, así que los mandé a limpiar y a que buscaran a Abel.

Jessamine ni siquiera se molestó en moverse cuando comencé a contar, ¿Y cómo no? si ella no le había hecho que viera nada de las ilusiones que creé en las cabezas de los demás y aunque les dijeran otras personas, ella ni siquiera les prestaba atención. Necesitaré trabajar demasiado con esta chica si quiero llegar a que cometa algún pecado. Ya sea menor o mayor.

—Ven. —dije con mi habitual tono de voz. —voy a mostrarte tu habitación.

Comencé a caminar hasta las escaleras a lo que ella simplemente se encogió de hombros y comenzó a seguirme con la caja aún en su mano.

Abrí la puerta de mi habitación y la invité a pasar.

—Aquí te hospedarás. —dije con una sonrisa.

Ella inspeccionó el lugar y frunció el ceño.

—¿A quién le pertenece esta habitación? —me preguntó.

—Pues a mí, claro. —dije orgullosa.

Ella negó con la cabeza y suspiró.

—Chica, comprende. No soy lesbiana, como para acostarme contigo en una cama. Además, tu cuarto... parece de niña rica. Así que por favor o me mueves o me muevo. —dijo con frialdad.

¿Es que no tiene expresiones o emociones? Ya me cansé de que sea fría. ¿No puede ser como las niñas estúpidas y ser inocente y tierna? Sería más fácil de corromperla.

—Primero que nada, mi nombre es Zoelyn, no chica. Segundo, no hay habitaciones disponibles por ahora, si no te diste cuenta. Y tercero, yo te meto a donde yo quiera porque es mi casa.

La hija de LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora