Capítulo 13

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Despierto lentamente con un dolor horrible en la cabeza.

Estaba en una habitación blanca, demasiado blanca y escucho algunas máquinas a mí alrededor.

¿Un hospital? ¿A qué idiota se le ocurriría traerme a un hospital? A menos que el que me haya traído no fuese un demonio, no veo la razón por la cual estoy en un hospital.

Me acomodo para poder ver mejor el lugar e inspeccionarlo detenidamente. Pero al aburrirme, miré hacia la ventana. Los hospitales no son para nada mi lugar favorito.

-Veo que ya despertaste. –escuché decir a un hombre, no pasados de los 30 años, pelinegro, vestido de bata -Soy el Doctor White.

-Bien día doctor White. Pero tengo una pregunta, ¿Qué es lo que hago aquí? -le pregunté de la manera en que sonara lo más irritadamente posible.

-Pues verá, usted hace algunas horas, tuvo un golpe en la cabeza con cierto objeto aún no identificado. -comenzó a hablar con paciencia

-Eso no responde a mi pregunta...

Sí, interrumpir es una de mis mejores cualidades. Comprobado.

-Señorita, creemos que ese golpe le llevará a tener algunas dificultades en el futuro. Estará aquí en observación 48 horas hasta que terminemos de hacerle algunas pruebas para que estemos seguros de que el golpe no llegó a afectar alguna parte importante del cerebro. -dicho esto, se fue.

Di un suspiro profundo.

A veces odio ser parte humana. El tener que enfermarme y que me pase algo que no sepa cómo remediarlo, es algo que odio. No soy como los demás humanos, ni soy como los demonios. Soy un cruce entre ambos. Cosa que es muy fastidioso para mí. Puedo convertirme en un demonio, pero si no me quiero enfermar, es algo imposible. Puedo morir algún día, como cualquier humano. Pero puedo vivir muchísimos años, como cualquier demonio.

Una voz de un chico, que es un poco conocida para mí, interrumpió mis pensamientos.

- ¿Necesitas algo?

Lo miré, algo confusa primeramente por no reconocerlo al instante, pero mientras los minutos iban pasando, me di cuenta de que era Nick. Al parecer, el trabaja aquí como un enfermero. Este pequeño incidente ya comenzó a gustarme...

-No gracias -dije con una voz seductora. -Pero si quieres, podemos pasar un buen rato juntos, mi hermoso enfermero.

Le sonreí coqueta y el frunce el ceño.

-No gracias. -dijo algo molesto.

-Vamos cariño... -insistí. -Yo te puedo dar un buen rato de placer...

Comencé a desabrocharme lentamente la típica bata que dan en los hospitales, pero él me detuvo. ¿Cuándo fue que se acercó tanto?

-Te dije que...

Ni lo dejé terminar. Lo había tomado de la camisa y comenzado a besar. Pero él no me correspondía. Al contrario, me tomó de los brazos y me alejó lo suficiente de él.

-Bueno. ¿Acaso no sabes darte a respetar?

-Claro que lo sé -dije ya molesta.

- ¿Entonces? Por Dios, ¿qué rayos te pasa?

- ¿Acaso no te parezco bonita?

Nick me miró confundido.

- ¿Qué?

- ¿Te parezco bonita?

-Eres una mujer muy hermosa. -comenzó a decir -pero no puedes ir por allí lanzándote a cualquier hombre que se te pase por los ojos...

La hija de LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora