Capítulo 16

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Desperté en mi habitación de la casa de Abel, queriéndome levantar lo más rápido posible. Mala idea, caí por mi debilidad en cuanto traté de pararme. Que conveniente que justo en ese momento, mi amigo/esclavo/sumiso haya entrado por la puerta de mi habitación.

—¿Qué estás haciendo Zoe?

Estúpido, simplemente, estúpido.

—O, nada, solo que el suelo se veía muy necesitado y lo quise abrazar.

—¡Hey! Yo también estoy necesitado...

¿Es que acaso su cerebro se había ido por el inodoro esta mañana?

—Cállate y ayúdame a levantarme Abdiel.

Rápidamente, el demonio se acercó a levantarme y depositarme en mi cama.

—¿Cómo llegué aquí? —Le pregunto mientras le doy una mirada muy fría, tan fría como los glaciares de hielo. Esta pregunta hizo que Abel me mirara con algo de curiosidad en sus ojos.

—No me preguntes a mí, yo acabo de llegar.

Ante la incompetencia de mi subordinado, torcí los ojos y bufé molesta. No lograba recordar nada, desde que Nick estaba detrás de mí, diciéndome no sé qué cosas y llegó Jason que me seguía insistiendo para que viera a mi padre.

—Ah, lo olvidaba... —mi amigo, mientras iba a la puerta y regresar con una caja mediaba que estaba envuelta con papel regalo del mismo color de mi cabello y un listón naranja. —Alguien dejó esto en la puerta.

Yo, como niña pequeña, le quité el regalo de sus manos y comencé a abrirlo tan rápido, como si mi vida dependiera de ello. En el interior de aquella caja se encontraba el vestido más hermoso que había visto en mi vida. Era color negro con un poco de vuelo en la falda, con algunas piedritas de fantasía color morado obscuro, que casi se no se podían distinguir, en la parte del top y estaba segura de que me llegaría algunos 3 o 4 dedos arriba de la rodilla. Simplemente, mi tipo de ropa.

—¿Había una nota sobre la caja? —le pregunté mientras revolvía el papel en busca de una nota.

Abel pensó un poco (o eso creo que hacía, ya que tiene la cabeza más hueca que el pozo más hondo del planeta) y sacó un papel de detrás de su pantalón.

—Esto es lo único que había encima de la caja.

Abrí la nota, sin parecer desesperada y la leí: "Te espero a media noche, en el callejón frente al club en el que antes trabajabas. Espero que te guste el vestido... Ven sola."

Bueno, ¿será un sensual acosador o uno de todos los demonios que he conocido a lo largo de estas semanas o quizá mi exjefe? No me importa quien sea. De todos modos, iré, no tengo nada que perder o hacer.

Faltaba poco para media noche y yo ya estaba lista con aquel vestido con el que había venido la nota. Aunque yo tuviera moretones por todo el cuerpo, piernas, brazos y abdomen, el vestido me quedaba bastante bien. Pero estoy segura de que, si no tuviera todo esto en el cuerpo, me vería mucho mejor.

Al salir de la casa, tuve que escabullirme, aún adolorida, por la casa de Abel, ya que él no quería que saliera tan noche. Irónico ¿no? Un demonio protege a su princesa/amiga de ir a un lugar donde probablemente vaya a ser secuestrada. De verdad es bastante ilógico. Lo más divertido es que apenas puedo estar de pie y tengo que saltar la cerca para no encender la alarma de la casa de mi amigo. Y de nuevo digo, que irónico.

Cuando por fin pude salir de la casa, técnicamente hice un baile de la victoria, para luego correr por las calles nocturnas de la ciudad. Muchos dirían que, porque la ciudad es peligrosa por la noche, las mujeres no pueden salir por las noches a divertirse con sus amigas. Que son muy dóciles, pero están en lo contrario. Muchas de las mujeres son bastantes rudas al momento de pelear con alguien y eso hace que, se ganen un poco de mis respetos.

La hija de LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora