Capítulo 2

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-¡MALDITO SEAS LUCIFER! –grité lo más fuerte que pude.

Hace dos horas que mi padre me había mandado a equipar mis cosas para ir al mundo de los humanos. Esos malditos que solo sirven para una sola cosa y eso es lo único. Son unos buenos para nada. Unos idiotas que solo están para manipular.

Y encima de eso, me dijo que tendría que perder mi virginidad lo antes posible. La única cosa que me quedaba que me hacía sentir rebelada contra él. No dudaba en que Lucifer me odia.

-Princesa Zoelyn –oí decir a Xemerius desde la puerta.

-¿Qué quieres? –pregunté furiosa.

-¿Está aún molesta?

-No… -dije con sarcasmo.

-Ya entendí, princesa.

-¡No me digas princesa! –le grité molesta.

-De acuerdo, mi señora.

¡Agh!

No podía pensar en nada más que en el maldito castigo. 3 años fuera del maldito infierno y con los malditos humanos.

¡Já! Prefiero ir al jardín del Edén y que me castigarán a lo “Dios todopoderoso” por eso.

Y encima, sabía que tengo que hacer lo que él me ordenara. Todos los malditos demonios estarían vigilándome las 24 horas del día.

-¡Que les den duro a todos!

Los odiaba. Los demonios, las almas malditas, mi padre inclusive a Xemerius quien había sido como un padre de verdad.

Terminé de empacar mis cosas y en ese momento, Xemerius entró.

-Ya es hora.

Caminaba sin rumbo por entre los calles de alguna ciudad.

Tenía mi maletín a un lado y comenzaba a sentirme incomoda. Varios chicos volteaban a verme y sentía y veía su lujuria crecer.

Tenía la razón, los humanos siempre son unos compulsivos y con solo ver a una chica bonita (o demonio) ya se la quieren llevar a la cama.

No sé realmente por dónde empezar.

La Lujuria no es algo que me agrade en realidad y la Pereza… No soy muy perezosa que digamos. La Gula, puedo hacerlos pecar de gula. La Envidia, es algo muy fácil ya que muchos demonios están a mi disposición y tienen objetos que para ellos son algo valiosos. Codicia, todos desean llegar al poder. Ira, muchos sufren este pecado por pequeñeces y estupideces. Y la Vanidad, es fácil ser vanidoso y ver solamente por tu mismo. Simplemente, la vanidad siempre es y ha sido mi pecado favorito.

Pero por mandato de “el señor rey de todo pecado” tengo que hacer cumplir todos los pecados, además de perder la virginidad y otros “pecados pequeños” antes de que se cumplan los 3 años que se me ha mandado como castigo por no ser lo suficientemente "apta y respetuosa" para el infierno. Ahora tengo que trabajar por su estúpida culpa.

Como lo odio. Y sé que el sentimiento es mutuo. Él me lo ha demostrado demasiadas veces como para, aún después de su comportamiento, decir que me quiere. Él siempre me ha visto como otro de sus demonios o simplemente, un error que nunca debió haber existido.

Las chicas son más débiles y más tercas. Una chica nunca les llegará a nada a los chicos. Solo están para complacer a los hombres” me dijo él hace un tiempo. ¿Así o más pruebas para saber si me quiso en su vida o no?

Seguía caminando cuando sentí que alguien me jalaba el brazo.

-Oye linda, ¿A dónde vas? –me preguntó un hombre de veintitantos años cabellera oscura, ojos verdes y al que se le notaba su estado severo de ebriedad. Mi padre estaría muy orgulloso de sus encargados al ver al hombre en ese estado.

-A tomar algo, ¿quieres venir? –le dije con una sonrisa pícara en el rostro.

Sabía cómo hacer mi trabajo. Eso era lo que consistía uno de mis primeros entrenamientos. Lo tomaba como un juego de niños y eso es lo que es. Un tonto y estúpido juego de niños.

El hombre o más bien decir chico, 24 años era su edad exacta, asintió con una sonrisa. Sabía que las intenciones de ese tipo eran la cama o una violación a plena calle.

-Oye linda –dijo en un tono casi confuso- ¿no quisieras…-me toco el trasero y sonrío- tener una buena noche?

¡POR LOS MISMOS SIETE PASILLOS DEL INFIERNO! Sabía que los humanos eran aventados en hora de que sintieran Lujuria, pero a esta manera… Xemerius dijo que debía estar preparada para cualquier cosa. “Los hombres que pecan de Lujuria son los más rudos y difíciles de complacer” eso debo de recordar siempre. Xemerius me ha enseñado el pecado de la lujuria y sobre algunos de sus secretos. Puede que no tenga que necesariamente tener que perder mi virginidad hoy para que este chico pueda pecar de Lujuria.

-Claro que me gustaría –dije con una sonrisa en mi rostro y lo besé.

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Hola, habla la sensual narradora. No, no voy a hablar de mí, solo diré mi nombre.

Yuny.

Solo quiero saber si les gusta mi historia, comenten si no es molestía y sonrian siempre...

La hija de LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora