Llegamos a la casa de Abel. Era una casa bastante grande, lujosa y se notaba que allí vivía un chico.
-Linda choza, Abel.
-Ya lo sabía, Zoe —dijo estacionando su auto en la cochera.
Yo solo reí.
Ser modesto y dar gracias no es algo que a los demonios se les resalte mucho.
-Bueno Zoelyn, bienvenida a tu nuevo hogar. —dijo alzando los brazos.
-¿La cochera? —dije en tono de burla.
Él solo rió y abrió una puerta.
Del otro lado se podía apreciar una hermosa sala de estar. Las paredes de un color blanco hueso con un color café a juego. Los sofás y las mesas que los conjuntaban también eran cafés. Un candelabro colgaba del techo, haciendo que ese lugar se tornara un poco elegante. A lo lejos se podía apreciar unas escaleras en forma de espiral ancha.
Todo quedaba en perfecta sincronía con el lugar.
-Es muy hermoso.
-Y hace honor a mi pecado —dijo el con una sonrisa en el rostro.
-Mi padre estaría orgulloso si te viera.
-Gracias Zoe. -dijo el orgulloso.
-Y... ¿dónde voy a dormir?
Abel comenzó a subir las escaleras con mis maletas en la mano. Yo simplemente, lo seguí. Cuando subimos al piso superior se miraban muchas puertas.
-¿Acaso viven personas contigo?
-No, pero en las fiestas épicas de tu servidor tienen sexo drogas y alcohol.
Yo solo sonreí. Una de mis adicciones en mis entrenamientos siempre ha sido el alcohol. A papá le daba risa que siempre que estaba borracha cantaba tan fuerte como su voz cuando habla por todo el inframundo.
-Bueno Abel... deberías alojarme y hacer una de esas fiestas hoy —dije con una sonrisa en el rostro.
-Nada me gustaría más Zoelyn —dijo con una sonrisa maliciosa.
-Supongo que has oído los rumores de mis borracheras —dije con la tranquilidad del mundo posando en mí.
-Sí, así como tus pérdidas de memoria al día siguiente —dijo mientras abría una de las habitaciones.
-A todos les gusta mis pérdidas de memoria cariño —le dije mientras lo besaba corto.
Él me miró sorprendido y entró con mis maletas a mi nueva habitación.
-No besas tan mal como dicen los demás. —dijo el tranquilo.
-Y tú no eres tan arrogante como para ser demonio de la envidia —le dije dándole un coqueto guiño.
-Te gustaría darme otro, no lo niegues preciosa —dijo tomándome de la cintura.
-Ni que tuvieras tanta suerte, galán.
Le sonreí y le acaricié el pecho. Puede que no quiera perder aún mi virginidad, pero conozco cada una de las tácticas para poder seducir a todos los hombres.
Abel me apegó a su cuerpo, era demasiada cercanía entre ambos. Tanta era está cercanía que podía sentir su tonificado y perfecto cuerpo.
-Tus curvas son deseables —me dijo él a mi oído.
-Y tu cuerpo es marcado —le murmuré en su cuello y lo lamí un poco.
Creo que él lo tomó como una invitación para que él pudiera hacer lo que quisiera con mi cuerpo, porque me tumbo a la cama con él encima de mí.
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La hija de Lucifer
Fantasy"Zoelyn. Mi nombre es Zoelyn pero mis amigos me dicen Zoe. Mi hogar es el infierno; mi padre, el rey de todos los pecados. Y por lo tanto, me convierte en su princesa. Cargo con la maldición de tener que hacer pecar a todos los humanos "inocentes"...