Capítulo 21

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El cuarto de Jessamine estaba a unos pasos del mío, lo que me facilitó el que vaya a despertarla en la mañana.

Habían pasado dos días de la fiesta y ahora ya somos un poco más... ¿sociables? No lo sé, pero ya podemos hablar un poco más.

¿Por qué la despierto? Simplemente porque quiero que me acompañe a comprar la comida de la semana. No tengo idea de que es lo que le gusta, así que tengo que llevarla.

Toqué la puerta de su habitación y esperé a que me abriera. Lo cual, no pasó, lo que me hizo que volviera a tocar la puerta.

—¿Jessamine? ¿podrías levantarte? —dije y parece que seguía sin funcionar.

Bueno, tengo dos opciones, entrar a su habitación o ir yo sola a comprar comida. La verdad, tengo ganas de entrar a su habitación para ver qué tan linda es.

Entro lentamente y miro todo el lugar. Su habitación es de color morado obscuro con unos detalles en forma de mariposas de diferentes tamaños y formas en color negro y con algunas fotos de ella con alguien e incluso paisajes en una de las paredes pegadas a la puerta. En una de las ventanas había un pequeño mueble en la que ella usaba como librero, además de tener su propio escritorio donde estaba su computadora portátil encima de este y en medio de una de las paredes, alejadas de la pared de la puerta, estaba su cama matrimonial con ella encima.

Debo de decir, que para ser alguien que no habla mucho, es una recamara hermosa. Podría vivir encerrada dentro de este pequeño paraíso. Pero bueno, tengo trabajo que hacer.

Me acerco lentamente a Jessamine y la trato de levantar.

—Hey, Jessamine... despierta.

Ella ni siquiera reaccionó, yo solamente sigo moviéndola, tratando de levantarla o despertarla y de nuevo no reaccionó. Pareciera que está muerta... Me acerco rápidamente a comprobar si todavía estaba viva y al notar qué si respiraba, me subí a su cama y comencé a saltar.

—Je...ssa...mi...ne —decía entre cada salto, esperando a que se levantara.

Después de cómo 20 saltos, siento una mano que me toma del talón y hace que me caiga de la cama y me pegue en el trasero. Maldición, eso duele.

—Zoelyn, maldición. Déjame dormir. —me dijo aún debajo de todas esas cobijas que la tapaban.

—No, hay que ir a comprar comida.

Ella gruñó ante mi respuesta, destapándose y me miró con ojos de furia.

—¿Y se puede saber por qué es tan importante mi presencia en ir a comprar comida? —dijo con molestia en su tono y mirada. —¿Es que acaso no sabes qué es lo que se come y que no?

Comencé a reírme sarcásticamente y la miré.

—Más te vale estar lista en 20 minutos o si no...

—¿O si no que? ¿Vas a venir a amenazarme como si no hubiera un mañana? O ya sé. Le hablarás a tu padre para que me levante. —dijo sonriendo.

Me puse encima de ella y siento un poco de cosquilleo en los ojos, algo que me indica que mis ojos cambiaron de color.

—Jamás en tu vida vuelvas a hablar de mi padre. —dije con una voz un tanto siniestra.

Y Jessamine, seguía sin tener miedo, alegría, o algo más en su mirada o pensamientos.

—Más te vale que te bajes, si no quieres que tu trasero se dé un buen golpe como el de hace unos minutos.

Dicho esto, me bajé de su cama y caminé afuera de su habitación.

La hija de LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora