Capítulo 5

11.5K 750 69
                                    

Pasada la medianoche, todos los invitados estaban ebrios y se estaban cantando a todo pulmón. Yo pensaba que cantaba mal, pero ellos, santa mierda cantan horrible.

Yo no estaba tan ebria como todos ellos. Mi cuerpo desarrollo una pequeña resistencia al alcohol. ¿Cómo no esperarse si he estado tomando desde que tenía 12 años? No me sorprendería si también me resisto a las drogas...

-Oyep... lindap...–dijo uno de los chicos que había invitado Abel hablando entre hipidos.

-¿Si? –le contesté coquetamente.

-¿No... hip... quieres... hip...?

Yo solo reí como si fuera una chica estúpida.

-Estar con un chico tan guapo... tan sexy... tan perfecto –mordí mi labio.

Él sonrió y yo le regresé la sonrisa.

-Me encantaría guapo, pero no mientras estás en ese estado. Podrías dejarme en pleno orgasmo.

Me volvió a sonreír, pero está vez lo hizo con orgullo.

Parecía tan tímido al principio de la fiesta. Pero al parecer, los tímidos siempre son los más fáciles de corromper.

Ver a los hombres con su maldito orgullo varonil (que solo es un ego que se crean para creerse superiores a todos y todas) y que quieren llevarte solamente a la cama y se arrepienten los más corrompidos y quienes tienen una relación. Inclusive los que tienen mejor reputación se comportan con su orgullo varonil, solo con el simple hecho de estar con un poco de alcohol en su sistema.

-¿Estas libre mañana? –oí preguntar detrás de mí.

Volteé a ver de quien se trataba, un chico de cabello rubio, ojos café oscuro y de buen cuerpo. El estar en su presencia te hacía sentir débil, o eso es lo que noté en el chico que estaba tratando de ligar conmigo, supongo que es un chico preferido de mi padre. Un chico malo que tiene todo a flor de piel e impregnada la palabra PECADO.

No era nadie que conociera recientemente, ningún demonio (o eso quiero creer) que conociera realmente. Puede que sea un humano de todas maneras. Otro de este mundo tratando de ganarse a una chica linda.

-Tal vez –dije con un poco de inseguridad natural.

¿Insegura? ¿Desde cuándo soy insegura? Normalmente cuando soy insegura es cuando estoy fingiendo, pero nunca soy insegura natural.

-¿Tal vez? –él sonrió y me dio su mano –mi nombre es Jason. Un gusto.

-Zoelyn. –dije con una sonrisa –pero dime Zoe.

-Bueno Zoe, ¿quieres salir mañana por la noche?

¿Una cita? un idiota solamente pide una cita.

-Perdona Jason, pero no podré. Trabajo en las noches...

-¿Entonces puedo estar contigo hoy? –dijo insistiendo.

Reí internamente.

Pensó que yo era una chica con la que necesitaba impresionar con cosas románticas para que pudiese follar con ella. Es buena táctica para los chicos. Pero conmigo no funciona.

-Claro...

Le tomé la mano y lo conduje por toda la casa hasta encontrar una habitación, mi habitación, deshabitada.

No iba a dejar que el me quitara la virginidad, pero es divertido ver como engañan mis ilusiones a los demás.

Volví a crear una ilusión para él y sonreí al verla cerca de Jason. Ella comenzó a desnudarse, pero Jason no hacia el menor caso a la ilusión.

-¿Cuándo vas a empezar Zoe? –dijo con una sonrisa en su rostro.

Santa mierda... No puede ver mi ilusión.

Unió sus labios a los míos en un beso apasionado y lleno de lujuria.

Él poseía mi boca con tan brutalidad que me dejaba sentirme como una novata. Comenzaba a desnudarme y a acariciar todo mi cuerpo.

Demonios, este era el fin de mi virginidad...

Le comencé a quitarle la ropa a Jason y a excitarlo poco a poco con algunos gemidos provocados por sus caricias en mi cuerpo. Poco a poco íbamos caminando hacia la cama mientras no dejábamos de besarnos.

Me aventó a la cama y lo vi allí frente a mí, desnudo.

Seguramente tendría que estar asustada por ver a un hombre desnudo y ser virgen, pero había visto hasta mi propio padre en su estado humano en esa manera, así que ya no interesa realmente.

Mordí mi labio disfrutando la vista de Jason. Todo él se veía tan perfecto, tan hermoso, tan...

-¿Qué es lo que eres? –le pregunté en tono de reclamo.

-Nada que no sepas preciosa.

Él se posicionó sobre mí y siguió besándome. Comenzaba a tocarme y acariciarme...

-¡LA POLICIA! –se oyó por la casa.

-Mierda... -gruño Jason.

Yo reí ante su expresión, mientras que él comenzaba a vestirse lo más rápido posible.

-Perdón por dejarte así. –dijo Jason un poco avergonzado.

-No es tu culpa, ahora sálvate antes de que te atrapen.

Le di un beso en los labios y comencé a vestirme.

-Pronto regresaré por mi premio... -dijo antes de que saltara por la ventana.

-Estaré esperando ese momento –dije en un susurro.

Desperté con un poco de resaca y baje a la cocina a buscar algo para mi dolor de cabeza.

-Buenos días Zoe.

-Cállate Abel.

-¿Resaca?

-No... -dije sarcasticamente- un camión me pasó encima.

Él rió y yo simplemente le di una mirada de furia.

Odio con toda mi estúpida vida la resaca. Por mí no existiera esa mierda, pero no... tiene que existir está estupidez para que los humanos no se acerquen al alcohol.

-Tienes suerte de no sentir está mierda –le dije a Abel tomándome una pastilla.

-¿Suerte? Es simplemente un don el tener que ser un demonio que seduce la envidia.

-Ya empezaste de egocentrista –dije torciendo los ojos –Por cierto, ¿Cómo te deshiciste de los policias?

-De la manera más fácil. Con soborno. –dijo con una sonrisa

Sonreí y pensé en Jason.

¿Qué será él? Supongo que Abel debe de saber...

-Abel, ¿Qué es Jason?

-¿Jason?

-Rubio, ojos oscuros, sexy...

-Ahh... Jason... Es un nuevo demonio.

-¿Los demonios se hacen?

-Simplemente cuando cometen un pecado.

Mordí mi labio inferior.

Así que Jason es un nuevo chico malo... Esto va a ser divertido... 

La hija de LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora