Capítulo 9

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Capitulo dedicado a: 
nivian
pequeña galleta, eres buena amiga y te queiro n,n

Abrí los ojos, ya que la luz estaba molestándome y me da directamente en la cara.

Anoche, después que Jeremías estuvo conmigo, vimos una película y luego se fue. Bueno, terminé durmiendo a las cuatro de la mañana. Y ahora tengo un sueño, que juro por los infiernos que hace quererme morir.

Puto sol, ¿Qué no puede quedarse en dónde está y dejarme dormir? ¿Es que acaso tengo que hacer todo lo que quieran? Esperen... no debo de hacerlo. Pero, ¿por qué lo hago desde que llegué aquí? He intentado ser algo que sé que es odioso, que sé que no debería de ser, que no me gusta.

Yo que siempre fui en contra de Lucifer y odiaba todo aquello que él me obligaba a ser. Por eso me conservé virgen desde un principio como una especie de rebelión hacia él.

Yo tengo que dejar de querer dar por satisfecho a mi padre por un castigo inútil... Pero, ¿Cómo? ¿Cómo volver a cambiar de una maldita mojigata controlada por su padre, a su maldito dolor de cabeza?

Me levanté y caminé hacia la cocina.

Necesito idear un plan... Tengo que ganarle a mi padre cueste lo que cueste.

Sentí unos brazos alrededor de mi cintura y me alteré.

-Calma princesa, soy yo. –dijo Abel con una sonrisa.

-Abel –contesto molesta.

-¿Qué pasa princesa?

Le di un golpe en el estómago y otro en la entrepierna.

-No vuelvas a decirme PRINCESA –dije molesta.

Miro a Abel retorcerse en el piso mientras se toca la entrepierna.

-Z...zoe –dijo mientras gemía de dolor.

-Nada de Zoe, sabes que odio que me digan princesa. Sabes que odio las relaciones y sabes que ODIO que no me dejen sola en un bar.

Mi cabello comenzó a tornarse de color más rojizo oscuro y se incendió poco a poco por toda la rabia que contenía.

Hace mucho que no sentía tanta rabia fuera de mi sistema... la última vez que pasó, recuerdo que fue cuando era más pequeña y Lucifer no me dejaba descansar. Terminé destruyendo la sala de entrenamientos y a 10 demonios les llevó la peor tortura de sus vidas. Ese fue un excelente día.

-Pr...preciosa, ¿Qué te pasa? –me dijo con un poco de miedo e inseguridad.

-Me cansé de ser la marioneta de Lucifer. –Abel me hace un gesto de desaprobación al decir Lucifer, a pesar de estarse retorciendo –y sí, me importa una mierda como quiera que le llame, SIEMPRE SERÁ LUCIFER. –digo con voz elevada y con tono molesto. –A partir de ahora seré lo qué a mí se me dé en gana. Y haré lo que a mí me favorezca.

Me alejo rápidamente de la cocina y voy a mi habitación a cambiarme.

Lo primero que haré será renunciar de ese estúpido trabajo como bailarina exótica.

Tomé una blusa que me descubría de un hombro, de color azul aqua, en conjunto de unos jeans negros y unas zapatillas tipo bailarinas.

-Abel, voy a salir.

-¿A dónde, hermosa?

-No te importa, solo te digo que voy a salir. –dicho lo que tenía que decir, salí de la casa sin importar los reproches que Abel me estaba dando.

Caminaba hacia aquel club para hombres en donde mi esclavitud había comenzado.

Comienzo a estar feliz por primera vez en mi vida. Feliz por no querer escuchar a mi padre, por llevarle la contraria.

La hija de LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora