Me salvaste. [Terminada]

55. Baldazo de agua helada.

-Narra Isabel-

Aquella mañana gracias a Fer y a May pude ir a la consulta médica acompañada de ellas. Hace días que veníamos hablando con la psicóloga sobre un tema y debía sacarme la duda hoy con el médico clínico pero sabía que no iba a poder sola así que decidí hablar con Camila para pedir la autorización de que mis hermanas me acompañen y ella gracias a Dios aceptó.

Isabel: no doy más de los nervios.
Fernanda: tranquila Isa, todo estará bien ya verás.
Isabel: ¿Y si no se puede? -pregunté con ganas de llorar-
Mayte: piensa en positivo hermana, veras que podrás.

Ambas tomaron mi mano y yo sonreí tratando de tranquilizarme y pensar en positivo como me dijo Mayte.

Algunos minutos después veo al doctor Rosetti parado en la entrada de su consultorio esperándome. Suspiré y entramos junto a May y a Fer. Él las saludo cordialmente y sentándose frente a nosotras comenzó a realizarme algunas preguntas que fui respondiendo.

Rosetti: Isa tengo entendido que vienes aquí por un motivo especial. -asentí- la doctora Palacios ya me lo comentó así que luego de revisarte y hacerte unos estudios podré comprobar y darte la respuesta a tu pregunta ¿Si?
Isabel: Está bien. -suspire-
Rosetti: recuestate en la camilla por favor.

Le hice caso al médico y Él se acercó a mí. Levantó un poco mi remera y tocó mi panza, luego mis brazos y después mis piernas. A decir verdad mi cuerpo había cambiado bastante desde que me interne aquí.

Luego de aquella revisión me pese. La balanza indicaba que había aumentado cinco kilos. Algo bueno dentro de todo. El doctor revisó mi plan de alimentación y anotó un par de cosas en la computadora.

Isabel: ¿Y doctor?
Rosetti: mira Isabel. Trataré de ser lo más objetivo posible para que no queden dudas. La anorexia es una enfermedad muy complicada que trae consecuencias. Las mismas la hemos hablado en conjunto con la nutricionista y ya las sabes. -asentí- bien, es un gran avance que hayas aumentado de peso y que sigas el tratamiento al pie de la letra pero lamentablemente tu deseo de ser madre no podrá ser llevado a cabo.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y ya no pude escuchar más. Aquel baldazo de agua helada había dolido muchísimo. ¿Por qué no? ¿Por qué simplemente la vida era tan complicada?
Mayte sujetó mi mano y yo intenté comprender lo que el médico siguió explicándome pero simplemente no podía.

Mi alma sinceramente no aguanto más y sin importarme nada salí corriendo abandonando la consulta. Me encerré en mi habitación y me tiré en la cama a llorar. Necesitaba descargar todo aquel dolor que sentía en lo profundo de mi ser.

¿Qué pasaría ahora? ¿Cómo reaccionaria José Manuel ante esta noticia? ¿Cómo seguiría nuestra relación al saber que no podía darle hijos?

Se escuchaban golpes insistentes en la puerta y la voz de Mayte y Fernanda rogando que les abra pero no podía hacerlo. Necesitaba llorar y necesitaba tratar de controlar las inmensas ganas que sentía en ese momento de vomitar.