8. Nada es igual.

314 37 5
                                    

-Narra Jose Manuel-

Hubo varias ocasiones en la charla donde Isabel quebró en llanto. Sin dudas todo había cambiado desde que me fui, nada era igual.

Isabel: Perdón... -Dijo y seco sus lágrimas-
José Manuel: Hay demasiadas cosas que no logro entender.
Isabel:  Y no las entenderías por más que te lo explique una y otra vez.
José Manuel: Creí que eras feliz con Daniel.
Isabel: Lo era pero el desinterés mata todo.
José Manuel: ¿Y tu familia sabe que ya no están más juntos?
Isabel: no. No quiero hablar con ellos. -Desvió su mirada-
José Manuel: ambos sabemos que no es verdad -Tome sus manos y la mire-
Isabel: Los extraño tanto. -Suspiró-
José Manuel: y yo lo sé. Habla con ellos, explicales lo que pasó y te entenderán.
Isabel: nada será lo mismo José.
José Manuel: pero al menos estarás acompañada.
Isabel: Lo se
José Manuel: ¿Y Fernanda y Mayte?
Isabel: me dejaron de hablar -Encogió sus hombros- luego de la última discusión quedaron muy enojadas.
José Manuel: intenta hablarlo y arreglar las cosas con ellos, verás que te sentirás bien y que todo esto cambiará.
Isabel; ojalá así sea.
José Manuel: verás que sí, todo empieza por ti Isa.
Isabel; ya no tengo fuerzas para nada.
José Manuel: ¡Si las tienes! Eres la mujer más fuerte que conocí en toda mi vida, podrás con esto.
Isabel: admiro tu fuerza de voluntad.
José Manuel: aprendí de ti. -sonreí y acaricie su mejilla. Ella me miro y sonrió-
Isabel: te extrañe tanto. Me hiciste demasiada falta.
José Manuel: pero aquí estoy, y no me alejare más de ti.
Isabel: no lo hagas, no puedo sola.
José Manuel: no estarás más sola.
Isabel: ¿Y tu hija?
José Manuel: en la casa de una compañera.
Isabel: ¿Tiene cuatro años verdad? -Asentí- Me encantaría poder conocerla.
José Manuel: cuando desees la traeré.
Isabel: está bien. ¿Puedo hacerte una pregunta? -Asentí- ¿Cómo hiciste para superar el abandono de su mamá?
José Manuel: eso no se supera nunca Isa, se aprende a convivir con eso. La fuerza me la dio mi hija. Me convencí de que ella no merecía un mal futuro por errores de grandes.
Isabel: no has cambiado nada. -Sonrió- siempre estuve y estaré orgullosa de ti.
José Manuel: y yo de ti.

La charla siguió. Todo fue más a gusto. La noche caía y habíamos decidido pedir algo para comer. La comida china llegó una hora después y preparando todo comenzamos a comer. De más está decir que sus actitudes me sorprendieron. Isa estaba demasiado cambiada pero no quise decir nada. Una vez que terminamos de comer acomodamos y limpiamos cuando Isabel me dijo que iría al baño. Asentí y sentándome en el sillón la espere.

-Narra Isabel-

El peor momento para mí fue la cena. Tenia que obligar a mi estómago a comer. O mejor dicho yo tenía que obligarme a mí misma. Me sentía mal. Me encerré en el baño y mis lágrimas caían, un miedo recorrió mi cuerpo. Luego de unos minutos estaba agachada en el piso con mi cara sobre el inodoro vomitando todo lo que había comido. Suena asqueroso y de hecho lo era pero en mi generaba sensaciones placenteras inexplicables. Nadie iba a entenderme.
Unos segundos después mi estómago estaba completamente vacío. Me levanté llorando y enjuague mi boca una cantidad de veces considerables. Lave mis dientes y me mire al espejo. Definitivamente no me gustaba la imagen que este me devolvía.
¡Era fea! ¿A quién quería engañar? ¡Nunca sería la mujer que todos buscan! ¡Haga lo que haga!

Algo me saco de mis pensamientos, José Manuel estaba preocupado golpeando la puerta del baño. ¿Y ahora que haría?

Me salvaste. [Terminada]Where stories live. Discover now