51. Besos mágicos.

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-Narra Isabel-

Aquella tarde espere el horario de visita con demasiadas ansias y nervios. Ya estaba lista, sentada en mi cama esperando que José Manuel llegará a la clínica.

Mis manos temblaban. ¡Lo necesitaba tanto! Lo había extrañado muchísimo y lo único que quería era estar con Él, llenarlo de besos y mimos. Hacerle sentir que estaba con Él a pesar de todo.

Los minutos se hacían interminables al igual que el paso de los segundos.

Camila abrió la puerta y mi corazón se paralizó por unos minutos.

Isabel: ¿Ya llegó? -pregunté nerviosa-
Camila: Si. -sonrió- te está esperando en el patio.
Isabel: Está bien.
Camila: ¡Muchísima suerte Isa! -me abrazó-
Isabel: Gracias Cami, de verdad. Sos una genia. -sonreí y la mire-

Camila solo sonrió y me dejo el paso libre para poder bajar.
Baje las escaleras con una velocidad desconocida para mi.
Al llegar al patio y verlo allí una sonrisa se dibujó en mi cara.

José Manuel estiró sus brazos y yo corrí hacia ellos.
El impacto fue algo fuerte provocando que caigamos al pasto, yo arriba de Él.

Reímos y nos fundimos en un beso lleno de amor.

Isabel: ¡Te extrañe tanto! -dije dándole pequeños besos-
José Manuel: ¡Y yo a ti! -dijo y beso mi cuello-
Isabel: ¿Estás mejor verdad? -pregunte mientras cerré mis ojos disfrutando de sus besos-
José Manuel: ahora que te veo mucho mejor.

Me morí de amor ante su confesión. Volvimos a besarnos, me levanté y José Manuel hizo lo mismo. Tomados de la mano caminamos hacia la orilla del lago.

Él sacó de su mochila una lona y nos sentamos allí. Luego de eso le entregué la bolsa que contenía el DVD y unos chocolates.

José Manuel: ¿Y esto? -preguntó sonriendo-
Isabel: es para ti. -sonreí- espero que te guste.
José Manuel: ¡Sos demasiado tierna! -me besó- gracias mi amor. Te amo.
Isabel: yo también te amo y mucho.

Apoye mi cabeza en su hombro mientras entrelazabamos nuestros dedos nuevamente.

José Manuel: no te das una idea lo mucho que necesitaba estar así contigo.
Isabel: yo también mi amor. Se está haciendo larga la espera. -suspire-
José Manuel: veras que pasará rápido. Confía en mí.
Isabel: ¿Y Lisa?
José Manuel: está con su abuelo en mi casa.
Isabel: ¿Vino tu papá de viaje?
José Manuel: así es. Quiso tomarse unas vacaciones y disfrutar de Lisa por unos días.
Isabel: ¡Qué lindo mi vida!
José Manuel: la verdad que si, la enana está feliz. Ama a su abuelo y encima Él la consiente en todo -reímos- asi que imagínate.
Isabel: ya veo. -reímos nuevamente- ¿Y vos?
José Manuel: ¿Y yo qué?
Isabel: ¿Cómo estás ahora? Te he notado raro estos días.
José Manuel: mejor -suspiro- de verdad que necesitaba desahogarme y gracias a Camila lo logré. Entendí que tengo que ser fuerte por ti.
Isabel: no quiero verte mal. ¿Si? Si a vos te pesa venir aquí yo... Yo lo voy a entender. -dije con un nudo en la garganta-
José Manuel: nunca te dejaré sola ¿Escuchas? Yo cumplo con mis promesas. No me molesta venir aquí, necesito verte todos los días.
Isabel: quiero tu bien.
José Manuel: mi bien es estar a tu lado. -acarició mi mano-

Gire mi vista y nuestras miradas se cruzaron. Acorté la distancia entre nuestros labios y tome posesión de ellos. El beso era dulce, lleno de amor, era sin duda un beso mágico capaz de curar cualquier herida.
Al alejarnos José volvió a mirarme.

José Manuel: necesito de tus besos mágicos para sanar, Isa.
Isabel: Igual yo, mi amor.

Me salvaste. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora