52. Lazos irrompibles.

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-Cuenta Isa-

Luego de unos días bastantes agitados en cuanto a chequeos médicos y visita a la psicóloga podía respirar tranquila.

Aquella mañana estábamos juntos con Camila charlando en la habitación.

Isabel: ¿Qué fecha es hoy Cami?
Camila: mmmm -se fijo en su celular- 12 de febrero.
Isabel: ¿Puedo pedirte algo?
Camila: dime.
Isabel: quisiera pasar una noche con José Manuel a solas.
Camila: Isa llevas un mes aquí. No creo que... -la interrumpí-
Isabel: por favor. -le suplique- tan solo la noche del 14 y luego volveré.
Camila: está bien, veré qué puedo hacer.
Isabel: gracias -sonreí- ¡Eres una genia!

Seguimos charlando hasta que llegó la hora del almuerzo. Tuvimos que bajar al comedor. Me senté y mire mi plato. Suspiré y comencé a comer. Costaba pero al menos lograba terminar un cuarto o a veces la mitad del contenido del plato.

Una vez que termine volví a mi habitación y me tomé una ducha... No sabía quien vendría hoy a la visita, estaba ansiosa por salir al patio y disfrutar de la compañía de algún familiar.

Debajo del agua pensaba en todo este tiempo internada aquí, en cuanto había cambiado mi vida y de lo importante que era para mí contar con mi familia y amigos.

Luego de un rato decidí salir y luego de cambiarme me acosté un rato y me puse a leer.

-Narra José Manuel-

Aquel día había decidido quedarme a disfrutar de Lisa. Habíamos comprado algunas películas. De verdad que la extrañe.

Lisa: ¿Cómo está Isa pa? -preguntó la niña-
José Manuel: bien mi niña. -sonreí-
Lisa: la extraño pa. -dijo y luego comió una cucharada de helado-
José Manuel: y ella a ti mi niña, te aseguro.
Lisa: ¿Algún día podré verla de nuevo?
José Manuel: Si princesa. -sonreí- cuando quieras.
Lisa: te amo, papá. -dijo y me abrazó-
José Manuel: y yo a ti, hija. -sonreí- y bese su frente-

La película transcurrió entre risas y cucharadas de helado. No había nada mejor que estos momentos con mi hija.

-cuenta Isa-

Hora de visita. Dejé mi libro a un costado y me dirigí al patio como todas las tardes. Esta vez la que me esperaba abajo era mi madre. Sonreí y con cuidado la abrace, la había extrañado tanto. Sin dudas fue la sorpresa más hermosa verla ahí.

Luego de saludarnos y de aquel cálido abrazo nos sentamos en el banco que quedaba cerca de la orilla del lago. El viento que corría lograba alborotar nuestros cabellos.

Isabel: te extrañe tanto.
Mamá: y yo a ti, mi niña. -sonrió-
Isabel: ¿Cómo estás?
Mamá: bien, ayudando a May a transitar lo más tranquila posible el embarazo y luego ocupándome de tus hermanas y hermanos. -río-
Isabel: los extraño tanto.
Mamá: hablaré con ellos para que en estos días vengan a visitarte.
Isabel: gracias mami.

No podía dejar de admirar a aquella mujer que me había dado la vida. No podía creer que la tenia allí conmigo de nuevo sin importar todos los errores que cometí.

Mamá: ¿Que pasa que me miras tanto mi niña? -preguntó sin dejar de mirarme-
Isabel: es que no puedo creer tenerte aquí conmigo -suspire- después de todo.
Mamá: hay lazos irrompibles Isa, y entre nosotras hay uno. Sos mi hija y siempre te amaré a pesar de todo.
Isabel: te admiro tanto mami. -dije en medio de lágrimas-
Mamá: y yo a ti pequeña, por todo el esfuerzo que le pones a esto que no es fácil.
Isabel: ¿Tú crees que saldré de esto ma?
Mamá: si mi amor, eres la chica más fuerte que conozco y saldrás. Saldrás de aquí y de está enfermedad y tendrás el futuro más hermoso de todo y con el que siempre soñaste.

La abrace y dejé caer mis lágrimas. Ella acarició mi espalda y besó mi mejilla.

Isabel: quiero que seas parte de ese futuro mami -dije con mi voz entrecortada-
Mamá: así será mi amor, lo prometo.

Me salvaste. [Terminada]Where stories live. Discover now