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Skylar se encontraba en el puente a las afueras de la ciudad. La ropa estaba empapada al igual que su cabello. Algunas gotas de agua caían al río mientras movía las piernas de un lado a otro en el aire.

—Por favor, dime que no vas a saltar. —Escuchó una voz tras ella, se giró para ver quién era y se topó con Marcel, quien la veía con cierto cuidado. Sabía que esperaba el momento en que saltara para ir a atraparla.

—No lo haré... —Volvió su vista al río. Nunca tuvo intención de saltar, solo se cansó de caminar sin rumbo justo ahí.

Marcel no esperó invitación y tomó asiento junto a ella. No habían tenido oportunidad de hablar anteriormente y, a pesar de que era obvio que ese no era el momento correcto, prefería estar ahí que dejarla sola corriendo el riesgo de que en cualquier momento se dejara caer del puente.

—¿Sabías que tu novio me lanzó de este puente después de arrancarle el corazón? —Marcel trataba de hacer un chiste o por lo menos asustarla un poco, pero ella solo respondió:

—Ya no es mi novio. —Logró que la voz no se cortara, sonó seca y rasposa, demostrando que se enfermaría de nuevo.

La lluvia había cesado hacia poco tiempo, pero su rostro no estaba mojado de llanto del cielo, era llanto propio.

—Te salvaste del drama Mikaelson. —Marcel y Skylar no se conocían en lo más mínimo, pero cuando se enteró de que era humana solo quiso una cosa para ella: que se alejara de esa familia.

—Yo no diría eso... —Iba a cruzar las piernas, pero recordó su rodilla. Descubrió después de mucho caminar que esa odiosa cojera no se iría y que estaba dislocada, aunque no rota.

—Cuando entras al mundo Mikaelson ya no puedes salir.

—Ya lo noté. —Movía las piernas, pero la pierna herida tambaleaba mucho y con obvia razón.

—¿Qué te pasó en la cara? —Gracias a la lluvia, la sangres e quitó y solo quedó la herida que se veía más oscura de lo normal, pero nada de qué preocuparse o sospechar para un vampiro.

—Me caí, mi cara chocó con la tierra, mis codos... Prácticamente soy un desastre ahora.

—Yo podría curarte...

—No. No te ofendas, pero no quiero nada que tenga que ver con vampiros. —¡Eso! Eso es lo que debió decirle a Elijah hace mucho tiempo.

Y la realidad, es que no era mucho tiempo. Se enamoró demasiado rápido y demasiado fuerte, ahí estaba su recompensa por haber dejado que el corazón y el encanto de un hombre superaran su razón.

—Lo entiendo. —Marcel era bueno, no entendía como pudo poner a dormir a todos los Mikaelson durante cinco años. —¿Puedo saber qué pasó?

—No. —Cada recuerdo la golpeó: el beso entre Hayley y Elijah, la confesión, como el trató de arreglarlo pidiéndole matrimonio. —Es un poco largo de contar.

—Todo es largo si tiene que ver con los Mikaelson.

—Creo que estoy rota...

—Ellos hacen eso.

—Puede que no lo creas, pero estaba rota antes de venir... Y ahora hasta mi rodilla está rota. —Palpó un poco la rodilla y no, no estaba rota, pero era una buena frase y no la cambiaría.

—¿Segura de que no quieres que la arregle?

—Está bien así... —No quería saber de sangre, no quería saber de nada, solo quería correr a abrazar a su hermano, pero de seguro seguía en casa de los Mikaelson y dejó su teléfono en... El auto de Logan, asombroso.

Distraction {Elijah Mikaelson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora