Capítulo 27: "La buena suerte y la mala suerte"

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Te odio suerte, esto de tener suerte es una mentira muy grande, nunca hay suerte.

Es que vaya suerte la mía.

Sigo aquí, volviéndome loca sin saber que hacer, mientras que Bolt sigue mirando en mi dirección. Y en...

Tres...

Dos...

Uno...

Bolt empieza a acabar con mi vida... Le veo corriendo hacia mi dirección, solo le quedan unos metros.

Cinco metros... y yo sigo aquí mirándole como cada vez se va acercando.

Cuatro metros... y no se me ocurre nada.

Tres metros... y es la primer vez que me quedo sin ideas.

Dos metros... y mi vida va a acabar, me expulsarán del instituto, mis padres se enterarán de lo que hice y no quiero saber qué pasará luego.

Un metro... y ya estoy a punto de desmayarme, de no salir de casa durante un año, sin móvil, sin ordenador, sin nada, cierro los ojos cuando veo que va a saltar encima mía...

Pero no siento nada caer encima mía, lo único que escucho es un grito, un grito de una chica, abro los ojos y frunzo el ceño mientras me doy la vuelta para encontrarme a Bolt encima de la Payasa, que diga, Melanie.

-¡Quitarme a este asqueroso chucho de encima! -¿Pero cómo se atreve a hablarle así a mi perro? Me contengo para no ir yo también encima suya y arrancarle esos pelos de puta, porque sino sabrán que el perro es mío.

Me gusta lo que estoy viendo, como te amo, Bolt. ¡Arrancale esos pelos por la zorra que es!

-¡Qué estáis mirando, quitármelo de encima, y tú, deja de reír y ayuda estúpida! -Grita mirándome con furia. De todas las personas que están aquí riéndose de ella me tiene que mirar a mí con esa asquerosa cara de Payasa.

-Estúpida tu madre, zorra. -Digo mentalmente, y siento insultar a su madre, ella no tiene la culpa de nada. Todo el mundo para de reír y me miran con los ojos abiertos. ¿Qué les pasa ahora a estos?

-¿Qué has dicho? -Grita la Payasa intentando apartar a Bolt de encima suya.

¿Qué he dicho?

Yo creo que estás mal de la cabeza, acabas de insultar a su madre y a ella en voz alta.

Dice mi conciencia.

Hago un sonido con mi boca, alargando la O, al darme cuenta. No me di cuenta de que lo dije en voz alta.

-Jazmín, a mi despacho, ahora. -Dice el directo mirándome serio, pero luego mira a todos. -Y como nadie quiere decir de quién es el perro, acabo de llamar a la perrera para que se lo lleven.

-¡¿QUÉ?! -Grito a los cuatro vientos y este me mira con una ceja alzada. -¡NO! ¡No puedes llevar...! -Iba diciendo pero alguien me interrumpe.

-Es mío. -Dice alguien, doy la vuelta para ver al responsable que dijo eso.

Lucas Grazie.

-El perro es mío. -Abro los ojos al darme cuenta de lo que dijo. Él me mira de reojo y me guiña un ojo con una pequeña sonrisa en sus labios, sin que nadie se diese cuenta.

-Entonces, no sabes que no se pueden traer perros al instituto, está prohibido. -Dice el director, pero yo sigo perpleja con lo que acaba de decir Lucas.

-Lo sé, señor, pero no sé como es que llegó aquí, lo siento, no volverá a pasar. -Se disculpa.

-Jazmín y Lucas, a mi despacho ahora mismo. -Dice el director sacándome de mi perplejidad.

She Is ImpossibleWhere stories live. Discover now