23 | Wade

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   —Tenemos un problema. Uno grande —la voz de Nathan me asaltó por completo.

   Apreté los párpados.

—¿Qué fue lo que te dije sobre aparecerte en mi habitación sin avisar?

—¡Eso no es relevante ahora, Wade! Audrey descubrió la puerta de su cuarto.

   Me puse de pie tan pronto como oí esas palabras. Ahora sí estábamos jodidos.

—Ni siquiera me molestaré en preguntar si tuvo curiosidad —me pasé las manos por el cabello—, sé que sí la tuvo. ¿Qué le has dicho?

—¡Absolutamente nada! —exclamó, tan nervioso como yo— ¡Sólo desaparecí de ahí! ¿Qué otra cosa esperabas que hiciera?

—¿Fuiste tú quien le habló de la misteriosa puerta? —arqueé una ceja en su dirección.

—¡¿Cómo crees?! ¡Está prohibido, Wade! ¡Yo sí sigo las reglas, en cambio!

—No me sorprendería, de hecho, dado todo el tiempo que has estado desperdiciando con la humana —me crucé de brazos.

—Espera un momento... —Nate entrecerró los ojos— ¿Estoy percibiendo celos?

—¡Nathan, escúchate siquiera! ¿Cómo yo, entre todos los demás, podría estar celoso de ti estando con una Repudiada?

—Porque es tu Repudiada, Wade.

   Iba a decir algo sobre aquello, pero entonces me centré en lo que debíamos resolver.

—La puerta, Nate. ¿Qué ha pasado con la puerta?

—Como sonido escucha su propio corazón —explicó—. No entiendo por qué.

—Yo sí: es la única persona en la que puede confiar, ella misma. Perdió a toda su familia y amigos, ¿qué más podíamos esperar?

—¿Qué quieres que hagamos, entonces? Necesitamos detenerla antes de que se haga un problema mayor que involucre a ya sabes quién —e hizo un gesto con su dedo índice, como si apuntara hacia el techo—; y me gustaría que eso no ocurriera.

—Por lo extraño que suene, yo también deseo evitarlo —me pasé las manos por el cabello. Estábamos en un gran lío; maldita seas, Mackenzie—. No alimentemos su curiosidad en los próximos días, con un poco de suerte lo olvidará.

—Sabes de quién estamos hablando, ¿cierto? —Nathan frunció el ceño— Wade, es Audrey. No podrás simplemente ignorar el problema hasta que ella decida hacerlo también, solamente por el hecho de que no puede hacerlo. Todo lo que ha logrado para llegar hasta aquí fue por su ambición a conseguir lo que quiere a través de la lucha, ella no se rendirá así de fácil.

   Odiaba darle a Nathan la razón. Odiaba darle a cualquiera la razón, pero en este caso Nate me superaba en argumentos. Joder, que estábamos jodidos los dos.

   Más yo que él, dado que Audrey estaba bajo mi cuidado. Y en términos agradables y fáciles de comprender, no quería morirme por un ínfimo y estúpido error.

—Déjame manejar la situación por un determinado tiempo —le dije—, y si necesito tu ayuda, entonces entrarás en escena.

—¿Qué es lo que harás? —Nathan preguntó, suspirando.

   Negué con la cabeza. Tenía un plan, pero no quería pronunciarlo en voz alta porque eso sería aceptar la locura en la que se constituía.

   Audrey Melissa Mackenzie, eres culpable de todo lo que está pasando por mi mente en este momento; y no es nada bonito de admirar.

Juego Celestial [Trilogía Trascendental #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora