LA HIJA DE JEFFREY |Andrew Lincoln| TERMINADA

Capitulo 57. FINAL

Cuatro años después...

— Feliz cumpleaños, bebé — mi esposo me dice, luego de dejar un cálido beso en mis labios.

— Gracias, mi amor. Aunque ya me lo has dicho toda la mañana — río al ver que él hace una mueca con su rostro, burlándose de mí. — Te amo — beso sus labios.

Bajo del auto de Andrew, con la ayuda de este, ya que ama comportarse como un caballero y abrirme la puerta. Me toma de la mano y, juntos, caminamos a la entrada de mi antigua casa; la de papá.

— ¡Llegó la parejita! — oigo la voz de Hil, y luego la veo salir por la puerta, caminando hacia el portón en el que nos encontramos. — Pasen — abre y nos invita a entrar. — Feliz cumpleaños, preciosa — me saluda y luego me abraza con fuerza.

Norman, Dany, papá, Gus, Clay y su ya novio hace dos años, están allí, en el gran patio.

Papá organizó un almuerzo para festejar mi cumpleaños número veintiséis. Fue algo muy tierno de su parte.

— ¡Tíos! — escucho aquella voz finita y hermosa, y al voltear sonrío, observando a mi hermosa sobrina de ya casi cuatro años, Hannah Reedus, fruto del amor que hay entre Norman y Dany.

Corre hacia nosotros y Andrew la toma en sus brazos.

— ¿Como estás mi amor? — le pregunto apretando un poco su mejilla y ella ríe.

— Ya te extrañábamos, Hann — le dice mi esposo. — Te trajimos muchos regalos, cariño — Hannah aplaude y sonríe ampliamente.

Andrew y yo hemos aprovechado que ambos estábamos de licencia en nuestros trabajos, y por lo tanto decidimos tomarnos unas pequeñas vacaciones de un mes, en Brasil, y llegamos a penas hace dos días.

Camino hacia papá, que está parado frente a la parrilla, cocinando la comida.

— ¿Tu no vas a saludarme? — gira de inmediato al escuchar mi voz, y no tarda ni un segundo en encerrarme entre sus brazos.

— ¡Feliz cumpleaños mi vida! — grita en mi oído, y como si estuviésemos en una película, gira conmigo aún en sus brazos. — No puedo creer que ya tengas veintiséis años, estás muy grande — aprieta mis mejillas, cuando deja de girar, y deposita un beso en ellas.

— Gracias pa — río y limpio la baba que dejo en mi rostro. — Ya soy toda una vieja — bromeo y el rueda los ojos.

— No digas pavadas, Cath —

Luego de que todos los presentes me saluden y me den algún que otro regalo, nos disponemos a comer el delicioso almuerzo que papá ha preparado.

Daniela y yo charlamos por aproximadamente una hora, ya que debíamos ponernos al día con muchas cosas. Clay, obviamente, se suma a la conversación. Extrañaba a estos dos seres tan hermosos.

— ¿Qué es esto? — pregunta Dany, al sacar de su postre, un anillo de diamantes. Todos nos miramos cómplices. — Oh por Dios — susurra cuando siente que alguien toca su hombro.

Norman nos ha llamado a Andrew y a mi, cuando estábamos en Brasil, para avisarnos que planeaba pedirle matrimonio a Daniela. Así que ambos ya sabíamos la gran sorpresa, al igual que todos en la mesa.