Cap.25

2.8K 150 2
                                    

Me desperté al lado de Kendall. ¿Pero cómo? Sólo recuerdo haber estado vomitando a las tantas de la noche, ni siquiera me sentía bien como para caminar. Pero ahora estaba dormida en la silla del lado de Kendall. ¿Cómo llegué aquí? Aún sentía náuseas. ¿Tanto provocaba que no me cayera bien lo de ayer? Mi Kendall estaba en coma, y mi familia lejos, muy lejos. Ya no se preocupaban por mí. Y volví con las náuseas. Tenía que llamar a un médico. No entendía por qué tenía tantas ganas de vomitar sin haber comido apenas. Sólo quería devolver. Corrí como pude para ir al baño de nuevo, pero me encontré con el doctor de ayer que ni siquiera sabía su nombre.

-Oh, señorita Henderson, ¿Dónde va?-Preguntó con una amplia sonrisa. Negué con la cabeza, necesitaba ir al baño ahora, si no, ensuciaría toda la sala. Corrí hasta llegar al baño de mujeres y lo devolví de nuevo. Cuando me sentí mejor, volví a la sala. El doctor me miró extrañado, Kendall seguía en la misma posición que ayer.-¿Se encuentra mejor?-Asentí.- ¿Qué pasó?

-No lo sé, desde ayer, estoy sintiendo repentinos mareos, esos me provocan ganas de vomitar, no sé por qué, nunca me había pasado esto. Me desperté al lado de mi novio, aún sin saberlo. -El médico rió. ¿Qué hacía tanta gracia?

-Bueno, hay tres posibilidades. -Ahora mostró una sonrisa.- O te ha sentado algo mal, o tienes un virus del estómago, o estás embarazada, pequeña.-Me quedé pálida. No podía ser la última, no había tenido relaciones desde la semana pasada. Y no había comido nada en todo el día, así que debería ser la segunda, sería un virus.

-Descarte la última.-Dije con un hilo de voz.- No puedo estar embarazada, y ayer no comí nada de nada, así que será la segunda.-Dije ahora más tranquila. La palabra "Embarazada" me había asustado demasiado, y aún no estaba lista para otro susto.

-¿Quiere que le recete algo?-Preguntó amable el médico.

-Sí, por favor.-Le respondí- Mejor que sean pastillas que se tragan y ya, odio tomarme jarabe que sabe mal.-Dije mirándolo y él asintió. Me volví a ver a Kendall. Mierda, no podía sacarme de la cabeza lo que había dicho el médico. Yo, ¿Embarazada? No, no. Imposible, no podía ser. A la primera nunca se tienen hijos.

-De acuerdo, le recomiendo estas pastillas, se toman y el dolor se pasa, al igual que el virus.-Tomé la receta y me levanté de la silla para dirigirme a la farmacia.- Si no se le pasa, vuelva aquí, aún queda la última opción.-Dijo riendo y yo asentí no muy contenta.

-Créame, volveré mucho antes, no voy a dejar solo a mi novio. -Dije mirando a Kendall. Aún no se había movido, pobre de él.

...

-3 días después-

Lo conseguí. Kendall había despertado. Lo había hecho, sólo con quedarme con él más de veinte minutos diarios. Estaba tan contenta. Estaba tan contenta por que estuviera bien, mi padre no podía meterse en mi vida, yo lo amaba y él era el único que me hacía feliz. Aunque mis náuseas no habían pasado, cosa que me preocupaba. No le había dicho nada al médico, y sólo había comido vegetales estos últimos días. Estaba muy ocupado con el rubio, y no quería fastidiarlo, al fin y al cabo, él estaba mucho más grave que yo, y le iban a dar el alta en menos de dos semanas. 

-¿Otra vez, (Tn)___?-Sonó su voz juguetona pero a la vez débil- Díselo al médico, es por tu bien, si eso no se pasa, se lo acabaré diciendo yo mismo.-Podía hablar, ya no usaba mascarillas, y tenía menos cables conectados, aunque si había uno que marcaba su corazón.

-Kendall, sabes que aquí tú eres el que importa... Estás grave por mi culpa, y no voy a permitir llevarme la atención del médico cuando tú la necesitas.-Dije algo fría pero a la vez dulce.- Descansa, es lo único que te hace falta.

-La primera...-Suspiró.- No fue tu culpa. La segunda, no estoy tan grave, salí del coma. Y la tercera, es una amenaza.-Abrí los ojos de par en par. ¿Cómo podía amenazar estando así? A veces pienso que es muy idiota.- Mira, te quiero, pero no voy a dejar que te sientas mal estando así, díselo al médico, hay miles en este hospital, habrá alguno que pueda atenderte. 

-¿Y la amenaza?-Pregunté ahora divertida mientras besaba su frente.

-La amenaza es que si no se lo dices, una vez salga de aquí, -Señaló la camilla- Iré a por ti a hacerte cosquillas hasta que mueras de la risa.-Dijo serio y yo sólo reí mientras besaba sus labios. Lo había extrañado mucho, todo este tiempo, por fin mi príncipe azul estaba bien.

Criminal con sentimientos {Kendall Schmidt & tú} #CCS1Where stories live. Discover now