Criminal con sentimientos {Kendall Schmidt & tú} #CCS1

Cap.4

Otro día. Había pasado toda la noche durmiendo fatal. Me desperté y vi que en realidad, sólo había transcurrido una noche. Pero había sido eterno. Todo era real... y aterrador. Necesitaba estar en casa ahora mismo, lo necesitaba. Me habían secuestrado hacia las cuatro de la madrugada, y ahora eran las nueve de la mañana. El mismo joven de ayer, entró en la sala donde yo estaba y no dudé en subir la mirada. Aún iba con el pasamontañas.

-Bueno, como quedamos anoche, te voy a interrogar.-Se sentó a mi lado, pero me corrí hacia la otra parte- Escucha, no quiero hacerte daño de momento, así que será mejor que obedezcas. No te muevas, ¿Sí?- ¿Cómo que de momento? No me podía fiar de un asesino, tal vez quería que me acercara para abusar de mi. Mi padre me enseñó mucho de esto, sólo tenía que actuar con normalidad.

-Dijiste "Sin mentiras".-Hice comillas con los dedos y me miró confuso. Aún no se había quitado el pasamontañas, y quería conocer quién era y si era capaz de agredirme.- Preséntate, y luego lo haré yo.-Accedí.

-Sé quien eres, lo sé todo sobre ti. No hace falta que te presentes.-Dijo y me sorpendí. Había estado espiándome.

-Dime quien eres idiota... Y dime qué vas a hacer conmigo.-Gruñí entre dientes.

-Hey, hey, sin insultos, yo no te he insultado.-Suspiré.- Voy a usarte, sólo por dinero.-Rió- No hace falta que te asustes, una vez esto acabe, podrás irte a tu casa, y yo ganaré mi propósito.

-Preséntate de una vez.-Le exigí de nuevo. Quería ser firme.

-Soy Kendall Schmidt.-Se quitó el pasamontañas y me levanté rápido de donde estaba para ponerme a un extremo de la habitación. Era la peor persona que podía ser.

Oh, Dios, ¡Era el enemigo de mi padre! Una terrible persona que había matado a cientos, miles e incluso millones de niños. El asesino más buscado. Sabía que de esta, no iba a salir. Aunque en realidad, no había visto su cara. Era bastante guapo, tenía los ojos verdes y un cabello dorado. Un físico delirable y la voz más bonita que nunca había oído. Tal vez exageraba. Estaba hablando de ¡Un secuestrador/asesino/violador/criminal! Y estaba junto a mi.

-Sabía que harías eso.-Rió- Sólo soy una persona más en el mundo, no es para tanto. Y conozco todo sobre ti, así que no intentes escapar, Henderson.-Me llamó por mi apellido.

-No puedo estar segura contigo, ¡Eres un criminal!-Exclamé desde la otra punta de la sala y volvió a mirarme.

-Oye, yo...-Suspiró- No te puedo negar que no haya violado a mujeres, secuestrarlas o asesinarlas, en realidad, ese es mi trabajo. Pero me dan bastante dinero, así que merece la pena.-Sonrió- Tu padre y yo, somos fieles compañeros, ¿Eh?-Ahora rió de nuevo- Seguro que te ha hablado de mi. Por alguna extraña razón, no me soporta.

-¡Porque matas a personas! Nadie te soporta.-Dije con valor. Ni yo me creía que estuviera teniendo una conversación con un criminal.

-¿Sabes? Tampoco te puedo asegurar que salgas de aquí viva.-Me lanzó una mirada afusilante y me estremecí- O violada, golpeada o qué se yo... Pero te lo ruego, compórtate por tu bien. Tampoco es que me gusta torturar a personas.

-Está bien.-Suspiré.

-Bueno, comenzemos de una maldita vez con el interrogatorio.-Propuso y asentí- Bien, dime todos los números de tarjetas que te sepas, DNI o números de teléfonos de bancos.

-Ahm... No me sé ninguno.-Volvió a verme. En realidad, mentía, no podía hacerlo. Suspiré.- Treinta y cuatro, ochenta y ocho, letra jota.-Dije, era la única que me sabía.- Es la única tarjeta de crédito que me sé, la mía.-Suspiró.

-Como sea. Mañana volveré a por más, antes o después, acabarás cantando.-Sonrió- Por cierto, ahí hay un baño.-Señaló una puerta naranja- Y si tienes hambre o sed, sólo tienes que tocar ese timbre, vendré lo más pronto que pueda, ¿De acuerdo? -Asentí- Nos vemos mañana, nena.

Era cosa mía, ¿O estaba siendo muy amable conmigo? Tendría algún plan. Posiblemente para que me acostumbrara a estar aquí y luego golpearme. No podía fiarme, ni de él, ni de nadie. Sólo necesitaba a mi familia, ahora. Necesitaba los abrazos de Logan y las risas de Alice, los sermones de mi padre y Bob Esponja bailando... eso si que es vida.