Noche, en un bar cualquiera...

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-Perfectamente- su sonrisa la acompaña.

El segundo entra mejor que el primero en ese punto y el sabor se hace más agradable. No sé lo que me estará dando, pero la verdad es que me está empezando a gustar más de lo que debería de gustarme.

-Mi nombre es Alison, Alison DiLaurentis.

-Emily Fields- rellena la siguiente ronda- Nunca te había visto por aquí.

-Es porque acaban de contratarme en el instituto de la ciudad- cosa que no sabía si había sido llegado a este punto bueno o malo- Soy profesora, doy literatura universal. A penas llevo un par de semanas dando clases.

-Increíble que lleves aguantando tanto tiempo- Emily responde- Yo estudié en el colegio de la zona. Créeme, no es que sean ángeles los que allí estudian.

-No hace falta que lo digas- tomo el chupito- Gracias por escucharme.

-Ya te dije que soy buena escuchando.- bebemos- Siempre puedes venir cuando quieras por aquí. Todas las noches, de lunes a viernes.

-¿Quieres volverme una borrachita?- debe de ser el alcohol en la sangre, porque puedo jurar que llegados a este punto, estoy incluso flirteando.

-O verte más por aquí, ¿quién sabe?

La garganta de repente me parece más áspera y siento que sus ojos me ponen más nerviosa. Me fijo en su mirada y en sus labios. No sé por qué, pero no puedo apartarlos de ellos. Me llego a perderme en mi propia realidad.

No es hasta que los dos chicos que hay en el fondo del bar, empiezan a romper un par de botellas que ya les empieza a molestar en la mesa, que recuerdo que el mundo que me rodea sigue a mi alrededor. Emily los mira y aunque los chicos están en su propio mundo, se vuelve a mí antes de atenderlos.

-No te vayas, ¿vale?- deja la botella a mi lado y me guiña- Ahora vuelvo.

Se marcha rápidamente, con una bayeta en la mano.

Quedo mirándola, allí parada. Nunca me habían gustado las chicas, no que yo supiera, pero la manera en la que me miraba... ¿Quién sabía? Quizás podría ser todo efecto de los tres chupitos que llevaba en el cuerpo. Quizás es que estaba teniendo por primera vez una charla amiga. Había muchas cosas que podrían ser posiblemente utilizadas para aclarar lo que estaba pasando. Quien sabía.

Lo único que tenía claro, es que me estaba empezando a gustar su compañía, lo que me estaba empezando a poner nerviosa. Termino bebiéndome otro chupito. Después de todo, supuestamente eran gratis, ¿verdad?

La veo acercarse a los chicos. Están tan borrachos que ni siquiera le echan cuenta cuando le dan el dinero y se van apoyándose el uno con el otro. Emily los mira y con una sonrisa, seguramente, riéndose de ellos, termina de recoger las botellas y vuelve de nuevo conmigo.

-No sé como puedes enfrentarte todas las noches a cosas así- le admito.

Los efectos del alcohol ya empiezan a hacerse patente y empiezo a notar que el cuerpo empieza a irse de un lado a otro.

-La costumbre. Aunque he de decir que es peor cuando están los borrachos que no soportan un no como respuesta. Me deshago de él y seguimos, ¿vale?

Ya solo queda el borracho dormido que finalmente, queda fuera con mayor facilidad. El sitio está tranquilo y la verdad es que hasta cambiado. La depresión literal que se notaba en el ambiente ha desaparecido y hasta es agradable estar allí.

-Que tranquilidad- esta vez, es Emily la que nos insiste a otro chupito.

-Tu jefe te va a matar si ve que te bebes una botella... y de gratis.- le digo, aunque no hay quien me quite el chupito de la mano.

Por un puñado de besos //EMISON// (Completada)Where stories live. Discover now