Noche, en un bar cualquiera...

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CAPÍTULO 1:

No sabía por qué estaba allí, ni si quiera sabía por qué había terminado en aquel bar, a las tres y media de la mañana y con un ambiente sacado de película.

La mayoría de las parejas ya se habían marchado del lugar, solo quedábamos apenas cuatro personas contándome a mí. Un borracho, que ya había empezado a dormir su resaca; dos chicos, jugando a ver quién se intoxicaba más con cervezas; y finalmente mi persona, que había intentado emborracharse con el mismo whiskey que había pedido hacía cuatro horas atrás.

Había querido emborracharme, pero no podía por más que quería. Asique, allí me encontraba, dándole vueltas al whiskey y comiéndome la cabeza. Me sentía como una mierda, pero prefería a sentirme de aquella manera en mi propia casa.

-¿Todo bien?- la camarera de turno se me acerca, me sonríe, pero yo a penas puedo devolverle la amabilidad que me muestra- Podría invitarte al segundo si no tienes con que pagar la siguiente ronda.

-Oh, no. Gracias... Es solo que...- ni siquiera sé lo que responderle en realidad.

-¿Un mal día?

Me quedo mirándola cuando la escucho. Sí, quizás, podría ser eso. Un mal día que se acabaría nada más llegara a casa y me metiera en la casa. Mañana me levantaría y todo volvería a ser distinto. Quizás, solo quizás, se trataba de aquello.

-Más o menos...- respondo- Quizás. Ni siquiera lo sé.

La camarera vuelve a sonreírme, la verdad es que tiene la sonrisa más bella que jamás haya visto. Aunque, si tengo que ser sincera, toda su persona es bellísima.

Por supuesto, sería la típica camarera que contratarías para atraer a la clientela, pero aquella chica no pertenecía a aquel lugar. Era alta, morena y sus ojos eran marrones intensos. Su sonrisa era perfecta y tenía una figura que cualquiera envidiaría.

Se me acerca entonces, deja caer sus brazos sobre la barra y sus ojos quedan fijos en mí. Estamos cerca:

-¿Sabes? Los camareros y camareras tenemos la fama de ser buenos escuchando.

-No creo que te interese m historia... muy aburrida.

-Nadie es aburrido- se gira y toma una de las botellas que tiene detrás de ella, una de color rosa y sirve dos chupitos- Además, aparte del borracho de turno y los adolescentes con edad de beber finalmente, puede que seas lo más interesante que haya en este momento en la barra.

-Siempre podrías cerrar...- me acerca uno de los chupitos.

-Yo invito a las rondas si empiezas a hablar.

Suspiro y aunque tomo el chupito y realmente dudo si aceptar o no, termino bebiéndomelo. Es fuerte, pero tiene un sabor a fresas ¿Por qué no hablar con una extraña sobre mis sentimientos? Siempre se ha dicho que la persona siempre termina abriéndose más con gente que ni siquiera conoces que con gente que pueden ser lo más cercano a ti.

-El amor es una mierda y siempre me equivoco eligiendo.- resumo prácticamente el problema entero- ¿Tienes para eso un buen consejo?

-Me encantaría decir que sí, pero no, realmente no lo tengo- toma su ronda y vuelve a servirnos una más- Como tú, el amor siempre ha sido malo para mí también. Tuve que dejar mi primera novia porque mi madre no la aceptaba, la segunda se marcho y la tercera... Bueno, digamos que no es que confíe demasiado en mí, cosa que odio.

-Vaya, siento escucharlo- esta vez alzo mi copa, pero quiero que ella se una a mí- ¿Por esos amores odiosos que parece que nos gusta más que los que para siempre nos harán feliz? No sé si me he explicado.

Por un puñado de besos //EMISON// (Completada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora