—Liv no es necesario, sólo disfruta del lugar —respondió y sonrió—. ¿Ya decidieron lo que van a ordenar?

Todos asintieron al ver su sonrisa.

La mayoría había pedido mariscos para cenar, para Eli y Noah ordenaron algo no muy pesado ya que era tarde. Elliot tenía la misma sonrisa que Bernie tenía cuando llegaron al puerto y les mostró el pequeño yate.

El mesero empezó a repartir los platos de comida y todo se veía delicioso. Pusieron delante de Olivia un plato que te llenaba de solo verlo.

"¡Oh Dios! Respira, respira" se dijo cerrando sus ojos, no pudo más y se levantó de la mesa pidiendo disculpas. "No me puedo sentir tan mal ahora. Debió hacerme daño el almuerzo. No me cayó nada bien comer a bordo de un yate" pensó después de vomitar todo el almuerzo.

—Liv ¿estás bien? —preguntó Elliot poniendo una de sus manos en su brazo fuera del baño.

—Me asustaste —dio un salto, salía tan distraída pensando que habría podido caerle tan mal—. Sí, creo que me cayó mal el comer en el yate y sólo se revolvió mi estómago al ver aquel plato.

—¿Segura? —preguntó—. Si te sientes mal podemos irnos.

—Oh no, Elliot, no voy a arruinarles la cena. Ya estoy mejor, regresemos.

Caminaron nuevamente a la mesa pero en silencio.

—¿Todo bien Liv? —preguntó Bernie una vez se sentó, todos estaban expectantes a su respuesta.

—Sí, gracias —respondió intentando sonreír—. Creo que no le cayó muy bien a mi estomago la idea de comer mariscos otra vez. Supongo que no me hizo bien almorzar a bordo del yate —se excusó y todos asintieron.

Elliot le había pedido al mesero que se llevara el plato que había pedido Olivia y pidió una cena más liviana que de todas formas no terminó comiendo. Todos se preguntaban qué era lo que tenía ya que desde la cena del día anterior había comido bastante bien, hasta más de lo normal.

Los días siguientes la pasaron igual de bien que aquel miércoles. Fueron al parque acuático, al museo, pasearon en bicicleta y visitaron varios lugares hermosos de Long Island y Bernie hacía de guía siempre. Todos, incluso Elliot estaban sorprendidos con lo bien que se manejaba en esa ciudad.

Olivia había tenido días buenos y malos con respecto a lo que su estómago resistía, días se levantó con un apetito voraz y terminó vomitando la cena o todo lo contrario, se levantaba inapetente y luego a la cena se comía absolutamente todo.

Ya era domingo y todos tenían que regresar a sus casas y a sus rutinas.

Todas las noches Elliot y Olivia buscaban juntos alguna casa que estuviera en venta cerca del trabajo para poder mudarse. Habían escogido algunas para visitar pero no estaban seguros sobre cual sería la ideal.

El último día de vacaciones ellos habían acordado contarles a los hijos de Elliot sobre su decisión de vivir juntos. Liv estaba algo nerviosa, al igual que lo estaba cuando les dijeron sobre su relación pero él le daba tranquilidad al ver su inmensa sonrisa. Elliot le había contado a Liv que Bernie ya sabía que vivirían juntos y que estaba muy feliz por la decisión que habían tomado, claro que omitió la parte en la que le aconsejaba pedir matrimonio.

—Elliot ¿estas seguro? No habrá vuelta atrás —dijo Olivia, la inseguridad atacaba sus nervios nuevamente, todos estaban en sus habitaciones arreglando maletas para luego almorzar y despedirse de Bernie.

—Liv, ¿qué es esa pregunta? Claro que estoy seguro. Hace meses lo estoy y hace meses que no hay vuelta atrás —la tomó de la cintura—. Ellos estarán felices, estoy seguro que ya se lo imaginan —añadió y ella abrió los ojos expresando sorpresa—. No se los dije.

Reencuentros amorososWhere stories live. Discover now