- Tenía enormes marcas de dientes, como si le hubiesen arrancado la carne, y varios rasguños.- Parrish hizo una mueca.- En el hombro parecía como si le hubiesen pegado una solapa y luego se las hayan arrancado, al costado tenía marcas de dientes.

- Claramente no fue un puma de montaña.- afirmó Isaac, mientras bebía su café.- ¿Un Wendigo omega?

- ¿Wendigo Omega?- pregunto el sheriff frunciendo el ceño.

- Un Wendigo es un ser sobrenatural canibal, papá. Y un Wendigo omega puede llegar a ser más peligroso, ya que está en peligro constante, no razona con claridad y el miedo hace que cometa actos estúpidos, como matar a una chica frente a un pub y dejarla a medio comer.- respondió encogiéndose de hombros.

-Oh.-, fue lo único que salió de los labios del mayor.

-Mañana tendremos una reunión con la manada y planearemos como atraparlo, antes de que se vaya del pueblo, si es que es inteligente.

Los cuatro hombres asientierom y Stiles se levantó dejando la taza en el lava vajillas.

-Me voy, Érika debe estar esperándome.-, sonrió chocando puños con Parrish.

-Cuiden mucho.- le dijo su padre cuando paso a su lado para apretarle el hombro.

Asintió y paso por al lado de Isaac, y algo indeciso acarició su espalda suavemente y se fue con una mueca al querer hacer más que eso.

Isaac lo miro irse con ojitos de perrito mojado hasta que su cuerpo desapareció al pasar por la puerta.

Pensó alguna escusa para ir a buscarlo y sonrió con los ojos brillando al ver como había dejado su campera azul en el respaldo de la silla.

-Ire a devolverle la campera, ya vuelvo.- y no tardó ni un segundo en desaparecer por la puerta, como un perrito persiguiendo a su dueño, sin poder ver las miradas inquisitivas de ambos hombres.

-Algo se traen entre manos.- aseguró el sheriff entrecerrando los ojos y llevándose el café a los labios.

Parrish escondió su sonrisa en el café, sonrrojado.

-Seguramente.- murmuró.

(...)

Stiles seguía caminando tranquilamente, con las manos en los bolsillos de sus jeans, mirando como algunas madres jugaban con sus hijos en la pequeña plaza por la que estaba pasando y algunas parejas se besuqueaban en los bancos.

-¡Eh! ¡Stiles!- escucho como su voz favorita lo llamaban detrás suyo.

Sonrió sin darse cuenta giró sobre su eje, pero antes de darse vuelta por completo unos labios chocaron con los suyos y unas manos se aferraron firmemente en su cintura.

La suavidad de sus labios y el gusto de estos lo hizo reconocer fácilmente a Isaac, por lo que sonrio en medio del beso, acariciando sus brazos.

-Olvidaste tú campera.- murmuró el ojiazul rozando sus labios, mirándolo.

-Que despistado.- murmuró inocentemente soltando una risita y entrelazando sus manos por detrás de su cuello.

El rubio sonrió, y atrajo sus caderas hacia su cuerpo una vez más, pero esta vez a un abrazo.

-Cuidate, ¿si?.- murmuró sobre su oreja.- Si pasa algo, no dudes en llamarme.

-Estare con Érika.- respondió suavemente, apoyando la cabeza sobre su hombro, besando su cuello.

-Aun así.- musitó y dejo un beso en su coronilla.

-Bien.- sonrió y dejó un último beso en sus labios para luego acariciarle la mejilla y seguir su camino.- Nos vemos en casa.

《Sentimientos》StisaacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora