EPILOGO

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EPILOGO.

"Es una locura odiar a todas las rosas sólo porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños sólo porque uno de ellos no se cumplió." (el Principito)

NARRADOR OMNICIENTE.

La vida transcurrió sin más obstáculos en sus caminos. Natasha sano su herida y por el momento vive en un departamento cerca de su hermana. No sabe el por qué, pero desde que la sedaron, todas las noches, sueña con unos ojos azules del pasado, que vienen para atormentarla.

Clara le dio una oportunidad de redimirse y ella no va a desaprovecharla. Así que todos los días antes de irse a entrenar, pasa a visitarla y charlar con ella y Patrick. Aunque no puede evitar los celos que les da, por ver que su hermana es feliz y ella no. Pero se prometió en esta nueva etapa de su vida, que cambiaria y buscaría su felicidad sin dañar a otros.

Ahora tomaba de su cerveza, mientras miraba como las personas hablaban como si el mundo no les pesara. Ella quería sentirse libre, dormir bien por las noches. Pero su pasado volvía siempre a ella y la amenazaba cuando la noche cubría sus calles con la más pacífica y aterradora oscuridad.

Una tos la hizo dar vuelta y se encontró con ese hombre que la desconcertaba. El no había coqueteado con ella, la había tratado como una más, pero también la había salvado cuando su vida escapo de sus propias manos.

-Hola niño bonito-dijo solo para molestarlo. Era divertido, ver como fruncía el ceño y la miraba con reproche.

-Soy Simón.

-Lo sé. Pero niño bonito me gusta más-dijo encogiéndose de hombros mientras bebía de su cerveza.

El blanqueo los ojos y la miro serio, logrando que su piel se erizara ¿Qué demonios?

-Vengo a ofrecerte un puesto en la agencia, si es verdad la historia de que quieres redimirte.

La emoción broto por todos los poros de su ser, pero no lo demostró. Por más que quería saltar y bailar la macarena se quedo petrificada en su lugar sorprendida.

-Te dejare que lo pienses-dijo el analizándola, sin dejarla contestar. Por más que él era un experto en eso, había algo en esa mujer que no lo dejaba tranquilo.

Clara y Patrick todavía tienen sus encontronazos. Algunos excitantes, otros no tantos. Pero ahora que todo quedo aclarado, ellos se aman sin límites.

Patrick mira a su mujer jugar con sus sobrinos y no puede evitar que una sonrisa se extienda por su cara. Nunca pensó que se podría sentir tanto, en tan poco tiempo o que su vida iba dar un giro de ciento ochenta grados al conocerla, pero no se arrepiente de absolutamente nada.

Volvería a pasar todo de vuelta, si eso significara llegar a este momento. Las heridas en su espalda sanaron bastante bien, casi ni le quedaron cicatrices. Duncan las había apodado como "marcas de guerra" y cuando él le había preguntado el por qué, él le dijo que su mujer le había enseñado que las cicatrices no hacen más feas o repulsivas a las personas, sino que las hacen más fuertes.

Clara no volvió a huir de Patrick, aunque a veces no le falten ganas por lo cabezota que es. Pero su amor por el es tan grande, que no puede estar enojada con el mucho tiempo. Hoy era el cumpleaños de Patrick, así que toda la familia estaba reunida en su jardín.

Megan se acerca bufando por lo bajo a donde ella se encuentra jugando con los niños.

-¿Qué ocurre?

-Lo he intentado todo-empieza a contar con los dedos de la mano-huir, despistarlo, salir del país, pero nada ha funcionado.

Clara ríe para sus adentros, sabiendo a dónde quiere llegar su amiga-¿acaso estas queriendo deshacerte de tu sexy guardaespaldas?-enarca una ceja.

Siempre Te Encontrare © 2 Libro De La Saga "Un Escoces Enamorado"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora