CAPITULO 12

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Patrick

¡Ella jodidamente había huido! y eso me molestaba más de lo que debería, por que significaba que ella no confiaba en mí. Su cara de terror quedaría guardada en mi memoria, para siempre. ¿Que seria lo que le había pasado para que ella se pusiera así?

Me agarre la cabeza frustrado ¿por que siquiera me molestaba?, ella no era nadie en mi vida y me había demostrado que me quería lejos.

Trate de alejar la curiosidad, pero estaba latente. Lo que sea que ocultaba Clara, era grande y demasiado pesado para sus hombros.

También había estado ahí de besarla, sino fuera por la llamada que rompió el momento. Me había sentido atraído como un mosquito a la luz. Por un momento me había olvidado de Mushka, de todo y eso me golpeo con fuerza. ¿Podría ser que Clara fuera mi morfina para aliviar el dolor?

¡Maldición! el Patrick de antes hubiera actuado sin remordimientos y la hubiera conquistado con palabras dulces. Mushka me había arruinado en muchos sentidos. Había estado con varias mujeres en estos años, pero siempre manteniendo el control y las mujeres que venían a mí aceptaban mis condiciones.

Yo era un hombre vacio, sin corazón. Me lo habían arrancado del pecho hace tiempo y en vano. Ella amaba otro hombre y no cualquiera, sino a alguien de mi sangre.

Necesitaba sacarla de mi sistema y había llegado a la conclusión de que Clara ayudaba con eso. Era mi perfecta distracción.

Mentiría si dijera que no me intrigaba saber su secreto oscuro, siempre había tenido alma de detective, más que de abogado. Pero si algo tenía claro era que tenia que pisar con cuidado para no volver a caer en un pozo oscuro. También debía admitir que ella me atraía más de lo que yo aceptaba en voz alta y hace mucho que no me pasaba eso con una mujer.

Todas las mujeres anteriores había tenido el mismo patrón, morochas, altas, con ojos marrones, todas eran parecidas a ella. Sonaba loco lo se, pero es que ella me había pegado fuerte, había logrado legara mi como ninguna y luego fue como si me arrancara el corazón y lo tirar al suelo.

Clara era distinta, todo lo opuesto. De solo pensar el color fuego de su cabello, partes de mi cuerpo se encendieron. Ella era tan dura, pero a la vez dulce y tenía un característico sentido del humor. Reí para mis adentros, cuando recordé el ridículo apodo por el que ella me llamaba. ¿Hace cuanto yo no reía? la verdad no lo recordaba.

Le mande un mensaje -¿estas bien? Me he quedado preocupado por como te has ido del parque.

Espere, espere y espere y nada. Me enoje, por que sabia que ella lo había recibido, por mas de que no respondiera. Eso hizo que mi determinación por saber que era lo que había pasado aumentara. Tome el abrigo del sofá y me dirigí hacia allá.

Si Mahoma no iba a la montaña, la montaña iría a Mahoma, o como fuera el dicho.

Llegue al departamento de ella y arrugue la nariz al ver la zona en la que vivía. Habían varias cosas que a mi no me cerraban, como que ella parecía estar criada dentro de un seno de alta sociedad, pero se vestía y vivía como una persona humilde. Esta mujer era todo un misterio.

Toque el timbre y nadie atendió. Estaba por irme cuando una chica de la edad salía y aproveche para entrar.

-Disculpa, me olvide las llaves y no puedo entra a mi apartamento, ¿me dejas pasar?- Dije lo mas inocente que pude.

Me miro con escepticismo y yo le dedique una de mis mejores sonrisas. Ella se mordió el labio nerviosa- esta bien, pasa.

-Gracias- le dije y le guiñe el ojo.

Entre y tome el ascensor hacia el segundo piso que era el de Clara. Toque su puerta y una Clara en piyamas y despeinada apareció tras si. Sus ojos se abrieron como platos al verme y luego de que se recupero de la sorpresa dijo-¿que haces aquí?

Inspeccione su atuendo y sonreí para mis adentros. Ella vestía un piyama de ositos y tenia unas pantuflas de conejos.- ¿terminaste con tu radiografía James Bond?

-¿Que?- dije sorprendido

Ella enarcaba una ceja- si te gusta mi piyama, lo siento lo dejaron de vender hace años y la verdad no te imagino con uno- dijo con una media sonrisa. Por su mirada deduje que ella me había imaginado vistiendo uno de esos y no pude no sonreír.

-Vaya debo estar de suerte el señor me esta dedicando muchas sonrisas ¿es el fin del mundo y no me enteré?

-Que graciosa-dije un poco enojado y olvidando el motivo por el que había venido en un principio.

Cuando la volví a mirar note dos cosas. Una que tenia unas ojeras que le llegaban hasta el piso y dos tenias los ojos hinchados de llorar. Mis brazos y manos picaban por abrazarla.- ¿estas bien?- pregunte preocupado.

Y luego lo mas inédito paso.-no...- dijo quebrada y se arrojó a mis brazos sollozando. La apreté contra mi cuerpo y cargándola me senté en el sofá, acariciándole el pelo. Cuando se tranquilizo, saco su cabeza de mi pecho y me miro desolada- lo siento...

- No lo hagas, aunque para la próxima avísame que traiga otra camisa en caso de tener otro accidente acuático-dije mirando mis camisa mojada con humor.

Ella largo una carcajada y me miro con las mejillas coloradas-gracias...

-¿por que?

-Por ser tú...

Los dos nos quedamos en silencio mirándonos. Quería preguntarle que era eso que la tenia mal y decirle que todo estaría mejor-claro...

Ella puso sus dedos en mi boca silenciándome y luego me dejo perplejo cuando esos dulces y rellenos labios rojos estuvieron de un momento a otro sobre los míos...

Siempre Te Encontrare © 2 Libro De La Saga "Un Escoces Enamorado"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora