Siempre Te Encontrare © 2 Libro De La Saga "Un Escoces Enamorado"

CAPITULO 18

Patrick

-Bien comencemos por el momento en que huiste...

Ella suspiro-¿cual de todos?

¿Cual de todos? Pensé confundido-¿no es la primera vez?

Ella me miro sorprendida - ¿no es eso a que viniste? ¿A sacarme mí mascara?

-Solo quiero que seas honesta Clara, creo que me merezco una explicación por dejarme solo en tu departamento después de lo que compartimos.

-Y si yo soy honesta ¿Tú también lo serás?

-Claro- dije un poco sorprendido

-Entonces, ¿si te pregunto quien es ella, tú me lo dirás?

Me quede en shock. ¿Como sabia Clara de ella? ¿Acaso ella también me había investigado?

-¿Hola? Tierra llamando a Patrick-chasqueo dos dedos frente mi cara.

-¿Si?

-¿Me lo estas preguntando o afirmando?-dijo molesta.

-No vine acá para hablar de mi- dije molesto.

- Entonces vete, pierdes tu tiempo conmigo Patrick. No diré nada.- sentencio.

Me pase la mano por el cabello frustrado. Sabía que no iba a ser fácil hacerla hablar. Pero no había llegado hace menos de unos minutos y ya estaba exasperado.

-¿Quien eres en realidad?- pregunte sin filtro.

Ella volteo para verme de brazos cruzados. Sus ojos se ampliaron por un segundo, pero luego su postura cambio y puso su mejor cara de póker.

-Soy Clara Swist, no se de que hablas- dijo con total naturalidad.

-Clara Swist esta muerta, así que me pregunto ¿que te llevo a robar su identidad? ¿Tú la mataste? ¿Por que huyes?

Sus ojos se abrieron como platos y su cara se torno fucsia-¿Acaso tuviste el tupe de investigarme?

Debo confesar que su acusación me afecto mas de lo que esperaba. Me hizo sentir culpable y mal, como cuando eres niño y te mandas una cagada y tu madre se entera y te reta.

-Contéstame Patrick-dijo entre dientes.

Nada de James Bond, esto no avecinaba nada bueno.

- Fue tu culpa, no me dejaste opción.

-Claro que tenias opción, pero elegiste la incorrecta. Uno no va por la vida metiendo su nariz en vidas ajenas.

- Y ¿que se supone que hiciera? Te esfumaste-dije furioso.

-¡Agh!-chillo y se sentó en el sillón con las manos tapando su cara.

Tome una larga respiración, necesitaba serenarme. Las cosas se habían ido de control y así no íbamos a llegar a ningún lado.

Tome asiento a su lado y pensé bien lo que iba a decir- Escúchame Clara o como te llames en realidad, si te investigue no fue por metiche. Fue por que me preocupo por ti y quiero saber que es lo que ocurre, para poder ayudarte.

-Al menos que seas amigo de todos los Avengers, no puedes ayudarme.-dijo resignada.

Largué una gran y sonora carcajada. ¿Avengers? ¿Enserio estaba citando a Marvel?

-¿Eres una fanática?

-¿Que?- pregunto sorprendida.

-De los Avengers digo.

Una sonrisa increíble ilumino su cara -digamos que me recuerdan a una parte feliz de mi vida. Aparte de que están para chuparse los dedos- dijo aguantándose la risa.

Su comentario en cierta forma no me agrado. Conocía ese sentimiento muy bien, los celos reaparecieron, pero me negué a dejarlos salir. No se que me pasaba, pero Clara se encargaba de volverme loco.

-No soy amigo de Iron man, ni del capitán América...

-¿Ni de Thor tampoco?-dijo haciendo un puchero adorable- El es tan sexy.

-Ni de Thor- dije molesto y agradeciendo que los Avengers sean pura ficción y no reales-pero si me dejas puedo ayudarte. Recuerdas soy James Bond para ti.

Ella mordió su labio inferior y se tiro sobre mí, abrazándome con fuerza.- Esas son las cosas más bonitas, que me han dicho en mi vida. Gracias Patrick, se siente bien no estar sola.

-¿Debo asustarme? Me llamaste Patrick- pongo una mano en mi corazón de forma dramática.

Ella se rio y mi pecho se hincho, por saber que yo era la causa de aquello. La sensación de traición volvió, pero la aleje rápidamente.

Nos miramos intensamente y cuando ella mordió su labio inferior, no lo pude resistir y estampe mi boca contra la suya.

Nuestras bocas jugaban un juego peligroso. Luchaban por ver quien dominaría a quien.

Mis manos bajaron a su cintura y la apreté contra mi cuerpo. Ella me correspondió con un gemido, que sonó como la gloria para mis oídos.

La levante del sillón, ella enroscó sus sexys piernas alrededor de mi cintura. La pegue contra la pared y repartí un reguero de besos por su cuello hasta el inicio de sus pechos. Ella gemía y tiraba con ferocidad de mi pelo, cosa que me llevaba a un grado alto de excitación.

Saque su remera y su sostén. Ella saco la mía y fue por mis pantalones, tuve que agarrar su mano y frenarla o acabaría allí mismo- tranquila pequeña, no tan rápido.

-Por favor.

-¿Donde esta la habitación?-pregunte con prisa, la necesitaba ahora.

-Al fondo a la derecha- respondió jadeante.

La lleve hasta la habitación y la deposite en la cama. Me desnude en un segundo, luego le saque sus leggins y gruñí por la vista. Ella estaba completamente desnuda, salvo por sus bragas de encaje negro.

Su boca estaba semi abierta, en busca de aire y su pelo esparcido sobre el colchón. Parecía una diosa y era toda mía para degustarla a mi antojo y placer.

Saque el preservativo, sin poder aguantar y me lo puse. Luego rompí sus bragas y adentre de una estocada en ella.- ahh-jadeamos los dos por la gloriosa sensación.

Nuestros cuerpos estaban necesitados, buscando su liberación inminente. Ella araño mi espalda y enroscó sus largas piernas en mi cintura, haciendo así, posible ir más a fondo, mas profundo.

-Dios, eso se siente...-gimió.

-Increíble- termine por ella.

-Patrick...

-Lo se.

Me sentí ir con fuerza, mi cuerpo se sintió de repente como gelatina. Ambos caímos rendidos. Nuestros cuerpos se pegoteaban por el sudor, pero no me importo y a ella tampoco. Escondí mi cara en su cuello y aspire su delicioso olor.

Salí de ella con pesar y sintiendo que había perdido algo, como si un vacio me inundara. No quise pensar en ello, así que aleje ese pensamiento. La atraje hacia mí cuerpo y ella apoyo su cabeza en mi pecho. -¿No huiras verdad?-pregunte con cierto temor.

- Non questa volta, mía caro- dijo en un italiano perfecto.

Pude escuchar como su respiración se normalizaba, anunciando que se había dormido. La abrasé con fuerza, había algo en mí que se negaba a dejarla ir. También estaba el tema de mis preguntas sin respuestas, que deberían esperar hasta mañana.

"Non questa volta, mía cara"(no esta vez cariño mío).