—Mmm... Liv.

—Sólo piénsalo. Los harías muy felices —dijo abrazándolo y agotando sus últimos recursos.

—¿Sabes cómo se llama lo que haces? —preguntó serio y ella se quedó en silencio—. Se llama chantaje y te tengo que pedir algo a cambio de aceptarlo.

—No, no lo hago. Eres tú el que lo está haciendo ahora.

—Sólo aprendo de la mejor —refutó—. Iré a Long Island con mis hijos y mi madre si tú y Noah van conmigo.

Respiró hondo.

—¿Quieres que yo te acompañe? —preguntó alarmada y se sentó en la cama apoyándose en la cabecera con los brazos cruzados.

—Sí, eso dije y ahora a dormir que mañana tenemos que madrugar. Tengo que ir por mi ropa y regresar para desayunar contigo y Noah.

Apagó la luz y la dejó pensativa.

"¿Que yo vaya de vacaciones con ellos y su madre? Todos se volvieron locos. No puedo dejar la estación. Además ¿con qué cara voy a presentarme en casa de la madre de Elliot?" pensaba Liv a oscuras y seguía en la misma posición de antes.

—Liv, a dormir cariño —dijo atrayéndola hacia él para abrazarla—. Hasta mañana, descansa. Te amo —agregó con un beso en su cabeza.

A la mañana siguiente fue Elliot el primero en despertar. Olivia seguía durmiendo sobre su pecho y él para despertarla empezó a darle besos y acariciar su espalda.

—Unas horas más, por favor —pidió media dormida acomodándose hacia el otro lado de la cama, dándole la espalda a Elliot para poder dormir más.

—Liv —susurró con una sonrisa y siguió con los besos en su cuello y cara—. Es hora de despertar, es algo tarde.

—Nunca es tarde —bromeó con los ojos cerrados.

—Ya estas despierta. Ahora a levantarse. Ya te he hablado de mi Teniente, es muy mandona y odia que lleguemos tarde —rió y se lavantó de la cama hasta caminar a su lado.

—Deberían denunciarla.

—Deberían —besó su nariz—. Buen día.

—Buenos días —se cubrió de pies a cabeza con el cobertor. Estaba cansada y con sueño, como nunca.

Noah entró en la habitación de Liv y sí o sí tuvo que levantarse. Ella quería dormir y su hijo se levantó con más ánimo que siempre.

Elliot dejó preparado el desayuno y salió para su departamento, era una suerte inmensa que estuvieran tan cerca. Se dio una ducha rápida, tomó ropa y salió al departamento de Olivia para poder ir al trabajo.

—Hola Lucy —saludó Elliot cuando ingresó otra vez al departamento.

—Hola, buenos días —respondió la chica sonriendo, le agradaba él y le agradaba más ver a Olivia feliz. Le había tomado mucho cariño ya que llevaba mucho tiempo a cargo de Noah.

—¿No vas a desayunar?

Él le hacía juegos a su hijo.

—¿Has visto la hora, Liv? —sonrió—. Me tomo el jugo ¿bien? —se terminó el jugo que él mismo había preparado y le volvió a sonreír—. ¿Nos vamos?

Ella asintió, se despidieron de Noah y Lucy como todos los días y fueron a la estación.

—Hoy te dejaré descansar. Lo prometo.

—Estoy bien —respondió riendo, sabía que se refería a que hicieron el amor y conversaron hasta tarde—. ¿No estás cansado? —preguntó entrecerrando los ojos.

Reencuentros amorososWhere stories live. Discover now