La suave brisa relajante que golpeaba contra mi rostro, hizo que entrara en un transe de paz y armonía, por lo regular es lo que hacía todas mis mañanas, llenarme de energía para el resto del día. Cerrando los ojos y concentrándome, al poco tiempo sentí como unos fuertes brazos me tomaron de la cintura con tanta ternura, mientras que su respiración chocaba contra mi cuello. Intuitivamente giré lentamente en busca de quien me tomó desprevenida, pero yo sé de quién se trata, y para nada es molestoso, al contrario, amaba cuando me tomaba de esa manera.

Sus ojos azul celeste rápidamente se encontraron con los míos ¡Cómo amo esa mirada! Radiaban mucha luz, un brillo único que jamás había visto en otra persona. Pero lo que más amaba es aquella sonrisa que me recibía por todas las mañanas, realmente es la que me llena de energía, una sonrisa que te hace sentir en el propio cielo. Sus cabellos castaños que se encuentran alborotados caían sobre su rostro, por lo que no evité soltar una pequeña risita, mientras que él solo arqueó las cejas sin entender el porqué de mi acción, sin embargo me volvió a regalar esa sonrisa que me mata.

-No quería despertarte.- me decidí a hablar después de contemplarlo.-

-No lo hiciste...- dijo tomando un mechón de mi cabello entre sus dedos para después colocarlo tras mi oreja.-

-Hoy es un día muy importante...

-Lo sé mi ángel...-suspiró.- Estoy ansioso porque ya lleguen Luke y Leia, tienen días que no los vemos...

-No tardarán Ani. El senador Organa ya viene en camino con Leia, mientras que Obi-Wan y Luke me imagino que ya salieron de Coruscant.

Durante ese tiempo, Luke y Leia tomaron cada uno ciertas actividades por rumbos distintos; Luke había ingresado a la nueva orden jedi, estando bajo tutela de mi querido amigo y hermano, Obi-Wan. Tenía cuatro meses que no lo veíamos, y aunque me era difícil estar lejos de él, sabía qué tiene todo el derecho de tomar su decisión en lo que más le guste. En cuanto a Leia, a pesar que la veíamos más tiempo a comparación de su hermano, gran parte se la pasaba en compañía de Padmé, quien del mismo modo la mitad de su tiempo se la pasaba en Coruscant. Sin embargo, Anakin y yo elegimos quedarnos en Alderaan por varias cuestiones, una de ella es por Leia, sabíamos perfectamente que a pesar que nos había amado desde el primer momento en que nos conoció, aun quedaba ese lazo fuerte que formo con los Organa, por lo que decidimos quedarnos en su hogar natal para que pase la mitad del tiempo con ellos como con nosotros.

Nuevamente me volví para continuar con mi rutina, debía estar lista para la llegada de mis hijos. Entre varias cosas, pude encontrar un ligero vestido con caída sobre los hombros al descubierto en color turquesa, uno de mis favoritos ya que no era ni tan extravagante ni ostentoso. Tenía el tiempo corto, solo me meneaba de un lado a otro de la habitación alistando todo lo que hiciera falta, sin embargo Anakin, se encontraba recargado sobre el umbral de la puerta observándome cómo peinaba mi largo cabello trigueño, no decía nada, solo me contemplaba en el silencio, absorto admirando cada movimiento que realizaba.

-Eres tan... hermosa.

-Será porque estoy enamorada.- dije mirándolo a los ojos, regalándole mi más pura sonrisa.-

-No.- comentó entre risas.- Es porque yo estoy enamorado de ti.

-¿Entonces, el amor te ha cegado? –bromeé.-

-Bueno.- volvió a reírse expresando una gran brillo en su rostro.-No me refería a eso exactamente.

-Pero seguramente sea cierto.

Aún con su bella sonrisa en los labios, lentamente se fue acercando a mí tomándome del rostro, queriéndome examinar cada diminuto rasgo de mi cara con su mirada penetrante, pero esos ojos azul celeste que reflejaban ahora una luz tan pura, hacía que me perdiera en ellos sin querer salirme de ese transe hipnótico.

For You (Anakin Skywalker)Where stories live. Discover now