20: Michael Dante

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Cuando me fui del lugar del concurso, llegó a mí el antojo por una rebanada de pastel de manzana, uno de mis favoritos, más, si provenía de la pastelería del padre de Alice, el preparaba los mejores postres que uno pudiera imaginar, también los mejor adornados. Compre una rebanada cubierta de crema de limón, rematado con una cereza encima, e veía espectacular.

— ¡Señorita Washington! —Dijo una voz que me estremeció—, ¡Que sorpresa!

Estuve a punto de atragantarme con el pedazo de pastel, tanto, que lo deje caer. Quien me asustó, era la persona que más miedo me provocaba, otra vez, era Clayton Ford.

— ¡Por dios! —Contesté nerviosa—, pero si es usted. Casi me mata del susto.

—Perdóneme, pero hubiera sido una estupidez no saludarla.

Hice una pausa. Me mentalicé para seguirle el juego, así no parecería tan nerviosa.

—No, no debió de molestarse.

—Claro que sí, a una mujer bella como usted debe tratársele con respeto.

—Pensé que no lo volvería a ver, que gran coincidencia.

—Las coincidencias no existen —comentó—, todo está premeditado, para mí, para usted, para todo el mundo. Además, todavía no consigo lo que busco.

—Y ¿que busca? —pregunté tragando saliva.

—A una rara especie de animal, sé que se encuentra en esta zona.

— ¿Qué especie sería esa?

—Lo siento, pero esa es información que no puedo revelar. Además, él que sabe más sobre ella es mi empleador, también se encuentra aquí en Dark Lake, debería conocerlo, es muy interesante.

—Tal vez en otra ocasión. Ahora iba de camino a mí hogar.

— ¡Vamos! —Dijo—, seguramente le gustará conocerlo, y a él también le agradará conocerla.

—Está bien ¿En dónde se encuentra?

—Está en el café al otro lado de la calle, vamos.

No tenía más opción que seguirle, estaba segura de que él sabía algo de mí, sabía que él me había reconocido a pesar de que han pasado veinte años, lo mejor sería aparentar algo de ignorancia. Caminamos entre la multitud, había muchas personas, caminando de lado a lado, esa hubiese sido una gran oportunidad de escape, pero, si escapaba, estaría dando a conocer quién era ante él. Llegamos al café, que estaba algo concurrido, muchas personas estaban comiendo en las mesas, charlaban, o solamente veían la televisión; Clayton, me estaba llevando al fondo del lugar, donde se encontraba un hombre, vestido con ropa de color negro, un traje, usaba anteojos, un sombrero con una cinta de color rojo alrededor, además estaba leyendo el periódico.

—Profesor, quisiera presentarle a esta hermosa dama —dijo Clayton, presentándome ante él—, su nombre es Carrie Washington y creo que tiene algo de interés por nuestra búsqueda.

— ¿Una amante de la naturaleza supongo? —preguntó al bajar su periódico.

Se quitó el sombrero, levantándose al mismo tiempo de la silla.

—Es un gusto, soy el profesor Michael Dante —dijo al extenderme la mano—.

—Carrie Washington, y podría decirse que sí, soy una amante de la naturaleza —contesté—, aunque hace años que no entró al bosque.

— ¿Cuál sería el motivo?

—Embarazo. Dos veces, eso me impidió volver a hacer caminatas durante años.

Drake: El secreto de Carrie Washington (En edición)Where stories live. Discover now