9: interludio #3

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Carrie

—Buenos días mundo —dije al apagar el reloj despertador.

Había como nunca en la vida, mis sabanas estaban limpias, mi cabello como si hubiese ido al salón de belleza, y el aire estaba lleno de una hermosa frescura floral, estaba tan feliz que ni siquiera yo podía creerlo, solo me faltaba una cosa: mi bebe, mi dragoncito no se encontraba a mi lado, ya tenía un año de edad y era mucho más activo, más que un niño con hiperactividad.

— ¡Drake!

Debajo de la acama escuché un golpe, seguido de un leve quejido, al parecer Drake estaba durmiendo debajo de la cama y por mi culpa se había golpeado la cabeza, ya no entraba perfectamente debajo de esta, ahora le costaba algo de trabajo; después de un breve forcejeo Drake logró salir de y saltar a la cama, ya no estaba tan pequeño pero seguía conservando su ternura, acaricie su cabeza sintiendo sur cuernos de color negro, que median once centímetros de largo.

—Drake, eres un niño malo, abandonaste a mamá, pero aun así te quiero mi dragoncito —dije abrazándolo.

Sus cuernos me punzaron el brazo derecho pero no dejé de sujetarlo entre mis brazos; mi felicidad era tan grande en estos momentos que me puse mis gafas y bajé a la cocina para darle de comer a Drake y preparar mi desayuno. Hoy nos esperaba un emocionante día de caminata por el bosque, junto a Max y a Louis, ambos querían ir conmigo —aunque Max lo hacía más bajo amenaza que por voluntad propia— para pasársela bien hasta que llegase el momento de regresar a casa.

Preparé un par de sándwiches de jamón, y guarde unas cuantas manzanas en mi mochila, así como también unas botellas de agua; Drake me miraba con hambre mientras guardaba las cosas, entonces corte un trozo de sándwich, arrojándoselo a la boca, él la tomó en el aire tragándoselo en menos de un segundo, sacudió el cuerpo moviendo las alas, siguió con hambre entonces lo levanté para dejarlo sobre la barra, preparé su enorme biberón mientras mi pequeño observaba con suma paciencia.

— ¿Aun sigues dándole de comer con un biberón? —preguntó Max al entrar—. Sabes que ya tiene un año de edad, y como es un animal prácticamente tiene cómo dieciocho años.

— ¡Claro que no, no seas tonto! Drake sigue siendo un bebe, solo mira su tamaño, también es adorable, solo un bebe es adorable.

—Yo más bien creo que no.

—Cierra la boca Max, Drake es un bebe todavía, te digo porque... porque yo vi a su madre, y ella era más alta que la casa, también media mucho más.

—Sí, eso suena a algo que no quisiera ver, nunca. Y... ¿Tú crees que haya más como Drake en este bosque? —preguntó al tomar una manzana de la barra en medio de la cocina.

— ¿Por qué me preguntas?

—Porque tú eres la chica naturaleza y has hecho más excursiones y caminatas en el bosque en un año, que yo en toda mi vida.

La alarma del microondas me indicó que ya había terminado, saqué el biberón del microondas, la leche estaba tibia, tomé a Drake entre mis brazos poniéndolo de la misma forma que siempre: como si le diese de comer a un bebe y llevé el biberón hasta su boca.

—Eso es Drake, come rápido para que podamos ir a nuestro paseo.

—No lo apresures Carrie, tenemos tiempo. —dijo Louis al entrar desde la puerta corrediza que da al patio trasero.

—Llegas temprano —dijo Max mientras masticaba la manzana.

—No quería perderme esta caminata, además es una perfecta oportunidad para ver a ese pequeño cazando en medio del bosque.

Drake: El secreto de Carrie Washington (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora