10: De tal madre...

85 17 32
                                    

Drake

Me despierto en cuando un pequeño haz de luz que atravesaba por un diminuto agujero en el techo, por alguna extraña razón me sentía profundamente cansado a pesar de haberme dormido temprano. Dejo salir un bostezo que duró alrededor de tres segundos, tenía un sabor amargo en la boca, era el sabor de la media docena de barras de chocolate extra grandes que Chloe me había dado antes de que me quedará dormido; intento levantarme para poder estirarme afuera, cuando a mi lado siento que algo me aprieta con fuerza la pata derecha, era mamá quien no se había apartado de mi lado desde anoche, no quería despertarla, su compañía nocturna me hizo dormir mucho mejor que estando solo con el inútil oso de peluche que me regalo Chloe, pero aun así lo apreciaba, lo tenía guardado detrás de un fardo de heno, solo que no lo había sacado anoche para dormir.

Me quedé muy quieto para no despertar a mamá, una vez que lo hiciera ella tendría que hacer sus actividades diarias y estaría sin su compañía hasta que terminara, siempre me ponía triste esto, pero no tenía más remedio que esperar. Observé a mamá dormir cómo cuando aún dormía dentro de la casa, siempre que despertaba antes que ella lo hacía o me ponía a mordisquear algunos de sus peluches pero esto era cuando ni siquiera podía hablar, aunque no recuerdo mucho de mi vida antes de los cinco años, antes de tener la cicatriz de la herida que papá me provocó, desde entonces le he tenido miedo, incluso en ciertos momentos tengo pesadillas con ese recuerdo.

El estómago comenzó a gruñirme de una manera muy fuerte, provocando que mamá se despertara de inmediato, mi estómago me había arruinado uno de los pocos momentos del día que podía pasar a solas con mamá aunque en verdad tenía hambre, no había comido más que las barras de chocolate, el trozo de carne que me dio el tío Louis y los hot cakes.

—Drake... —dijo mamá estando algo somnolienta y con el cabello revuelto.

—Buenos días mami —saludé dándole unas lamidas en el rostro.

— ¿Cómo estas mi dragoncito? Espero que hayas podido dormir bien —preguntó al limpiarse la paja que se pegó a su ropa.

—Bien, gracias a que me hiciste compañía.

—Sabes que a mí me encanta estar contigo, Drake, es una lástima que no pueda hacer retroceder el tiempo y volver a él momento en que naciste, solo para cuidarte otra vez hasta tener que volver a retroceder, y créeme que lo haría infinitamente si pudiera.

—Pero tengo que crecer, no siempre iba a ser un bebe, todos tenemos que hacerlo alguna vez —comenté.

—Lástima que tenga que ser así mi pequeño.

Ella me beso en la mejilla antes de darme un fuerte abrazo alrededor del cuello, la ayudé a ponerse de pie mientras me abrazaba, alzando mi cuello y cargando todo su peso; ella sonrió un poco mientras seguía abrazándome.

— ¡Vaya que te has vuelto fuerte! Peso setenta kilos y aun así me puedes cargar con tal facilidad.

—No soy fuerte para nada, simplemente soy más grande y eso me facilita hacer cosas que requieren mucho esfuerzo. Como por ejemplo...

Bajé hasta que mi vientre tocaba el suelo, junté las alas y tomé a mamá con suavidad del cuello de su blusa azul con mis dientes, llevándola hasta mi espalda, esto hizo que ella se sobresaltara un poco, pero se tranquilizó al ver que podía soportar su peso completo sobre mí espalda.

— ¡Vaya, Drake! —exclamó mamá.

—Me cuidas mucho, me das tú cariño y quisiera devolvértelo dándote un paseo sobre mi espalda. Considérate la primera pasajera del Drake Express —comenté.

— ¡Eres muy gracioso! Pero...

Me desconcertó un poco aquel pero, no sabía por qué pero seguramente se debía a que tenía cosas importantes que hacer. Bajé las orejas y agaché la cabeza sintiéndome algo rechazado por mi propia madre, podía soportar que Chloe me ignorara a veces pero no que mamá lo hiciera.

Drake: El secreto de Carrie Washington (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora