Capítulo 23

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Me acerco al pasillo y me sirvo un poco de whiskey del bar mientras cuento mentalmente hasta treinta.

—Kim Woo Bin, ¿acaso deseas que vaya a sacar a esa mujer por el cabello?

—No hará falta —responde.

Sale de la habitación cubriéndola, como si realmente pensara que la golpearía o le haría algo. La muy idiota me mira mientras se burla al estar cubierta por Woo Bin. Lleva puesta una de las sudaderas que le compre en mi viaje de negocios a Italia. Ella lleva puesto algo que yo elegí para él, solo para él.

Respiro profundamente en un intento de calmarme, pero es casi inútil.

—¿Qué estás esperando? —Le pregunto señalando el reloj.

—¿Qué estás haciendo tú? ¿Tomando alcohol tan temprano en la mañana? —Huele el vaso que deje sobre la mesa.

—Lo que yo esté haciendo no es tu problema, Woo Bin. Ahora quiero que saques a esta tipa de mi casa.

Él ríe y ella también.

—¿Ves lo que te dije? —Se dirige hacia ella—. Ella simplemente pierde los modales cuando las cosas no se hacen como ella quiere.

Me siento muy ofendida por su comentario, pero no se lo demuestro.

—Hazlo mientras te lo pido amablemente —digo con un nudo en la garganta que espero ninguno de los dos haya notado.

—Espérame afuera, Yemain. Hay algunas cosas que debo hablar con ella.

La muy idiota afirma y lo besa. Se aleja de él burlándose de mí y mi sangre hierve.

—Eres un idiota —susurro.

—Si de sacar personas se trata, creo que deberías sacar al hombre que estaba durmiendo en el cuarto de huéspedes. Porque es ahí donde pensé invitar a dormir a Yemain.

—¿Hombre? Estás tan equivocado.

—No lo estoy, Christina. No sabes cómo me lleno de odio imaginarte sobre o bajo de cualquier tipejo cuando siempre te has jactado de que eres mujer de un solo hombre.

No sé de donde, ni cómo ha pasado pero mi mano lo golpea en el rostro. Está sorprendido, y yo también lo estoy. Mi mano tiembla y cuando su mirada se cruza con la mía, la ira está en sus ojos.

—Esto es lo que pasa cuando crees que el mundo solo gira a tu alrededor, Christina. Crees que nosotros solo debemos servirte, y estás muy equivocada. Quizás al igual que yo, Hyun Joong se cansó de tu egoísmo y por eso se buscó a otra mujer.

Abro mi boca con un poco de sorpresa. No sé si es porque estoy sorprendida, molesta, dolida o cómo es que me estoy sintiendo en realidad. Solo sé que algo muy dentro de mí se rompió cuando escuche sus palabras.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y mordí mi labio hasta que sentí la sangre salir, para evitar llorar frente a él.

—Nunca voy a perdonarte el que hayas dicho algo como eso. ¿Te crees con el derecho de opinar sobre mi pasada relación? No lo tienes, Woo Bin.

—Señorita Choi… —La voz de Akumi nos atrae a ambos.

—Ahí está tu hombre, Woo Bin.

Me acerco a la puerta y la abro para que salga. Sé que está arrepentido de lo que ha dicho porque intenta abrazarme, pero me salgo de su camino antes de que llegue.

Cierro la puerta cuando Woo Bin sale, y sollozo porque la presión en mi pecho no me deja respirar. Akumi se acerca y me abraza. Tardo poco en reponerme.

—Solo Christina, Akumi. Fuera de la oficina solo somos un par de amigas —le digo y ella sonríe—. Ven, te daré algo de ropa. Quiero ir a la costa, pero no tengo idea de a dónde ir exactamente. ¿Te gustaría acompañarme? Digo, no estoy obligándote, pero no me gustaría estar sola.

—Bien, Christina. Prepárate para pasar el mejor fin de semana de tu vida. Solo permíteme avisarles a mis padres.

Secó mis lágrimas, y me voy a la habitación por algo de ropa para Akumi. No llevare equipaje porque ir de compras cuando lleguemos allá me hará sentirme muchísimo mejor.

Ambas decidimos que ir en bus será más divertido, por lo que sin dudarlo emprendemos el viaje con decenas de desconocidos. Bueno, no tan desconocidos. Algunos de los amigos de Akumi han decido venir. De hecho, solo dos. El tímido Ángel y el chico que trae loca a Akumi, Mitzuko creo que es su nombre.

Durante el tiempo de viaje no paramos de hacer chistes y divertirnos. Ellos encontraban graciosas algunas de las cosas que yo hacía, pues fui criada de forma diferente y hasta cierto punto mucho más liberal. Quizás por esa razón Ángel aún se sentía incómodo cerca de mí.

El lugar que Akumi eligió, era bastante simplón. Solo camas, un refrigerador, un pequeño grill y el baño. Pero no debía negar que la vista era hermosísima. El ruido de las olas calmaba indescriptiblemente el dolor que había en mi corazón.

—¿Te gusta el lugar? No hay tanto lujos como en tu casa, pero es un lugar bonito.

—Me gusta, Akumi. En un pasado hubiese odiado estar aquí, pero hoy día soy una persona distinta. Supongo que será muy bueno experimentar un lugar como este. Siempre es bueno cambiar.

No la miro en ningún momento mientras hablo con ella. Simplemente estoy enamorada de la vista que tengo desde ahí.

—El chico de esta mañana… —deja de hablar en cuanto la miro.

—Pregunta. Somos solo amigas aquí.

—¿Él es tu novio?

Esa era una muy buena pregunta, y la respuesta era clara, no. Él no era mi novio y nunca lo sería.

—No. Él era solo mi amante.

—Verás, Christina… Yo creo que vi algo más que sexo entre ustedes esta mañana. La forma en la que se miraban, dejaba ver algo más bonito y profundo.

—Como sea, Akumi. Las cosas ya han quedado bastante claras entre él y yo. Ahora, mejor vayamos por algo de ropa, comida y alcohol, mucho alcohol.

Ella sonríe y le grita a Mitzuko para que nos acompañe. Las próximas dos horas nos la pasamos en el pequeño pueblo que es bastante colorido y bonito. Compramos algunos vestidos y zapatos, no trajimos nada de lo que fuésemos a usar. Después de caminar bastante encontramos un pequeño puesto de carnes y frutas. Por lo que compramos algo para los dos días que estaremos aquí.

Después de algunas copas, me encuentro llorando estúpidamente porque extraño a mi amante–mejor amigo. Akumi se burla y solo logra que me ría un poco de lo patética que soy en realidad.

|TERMINADO| Before & After YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora